Usted está aquí: lunes 4 de julio de 2005 Sociedad y Justicia Las sex shops, de lugares ''sucios" y ocultos a negocios en expansión

Los establecimientos, públicos y visibles, cuentan ahora con clientela desprejuiciada

Las sex shops, de lugares ''sucios" y ocultos a negocios en expansión

Queremos que la gente sienta que comprar un vibrador es como adquirir unos zapatos, explica una dependiente

Opciones para la exploración y los estímulos eróticos, la oferta

LINDSAY HERNANDEZ /NOTIESE ESPECIAL PARA LA JORNADA

Ampliar la imagen Las �cabinas�, una de las posibilidades que ofrecen las sex shops FOTO Marco Pel� Foto: Marco Pel�

Por mucho tiempo fueron lugares ocultos, oscuros, envueltos en un halo de morbosidad. Ahora las sex shops son negocios en expansión, espacios abiertos que buscan con éxito concentrarse en un mercado que aprecia el erotismo, lejos de tabúes, pudores y prejuicios. En la ciudad de México existe una gran variedad de opciones, dirigidas a públicos igualmente diversos.

Beate Ushe, conocida como ''la dama de la industria porno alemana'', fue la pionera de la venta de artículos eróticos, en 1948, cuando editó un folleto donde explicaba el método del ritmo para impedir embarazos. En 1951, Ushe creó una empresa de venta y distribución de "literatura sexual y artículos de higiene", y más tarde empezó a comercializar condones por correo. Finalmente, en 1962 inaugura la primera sex shops del mundo, en Flensburgo, Alemania, con el nombre de Instituto Sexual para la Higiene Marital. En la actualidad, la empresa Beate Ushe AG es líder en el mercado erótico a escala mundial, con más de 226 tiendas en 13 países europeos, un museo y un canal de televisión.

En México, la comercializadora de artículos para el sexo más antigua de la ciudad no es un establecimiento, sino varios: los puestos de tianguis en las calles de Tepito, donde los aficionados pueden encontrar, entre la fayuca y la piratería, una amplia oferta de videos pornográficos para todos los gustos y preferencias, así como juguetes, artículos sexuales, aceites afrodisíacos y sustancias ilegales, como medicamentos piratas o de contrabando contra la disfunción eréctil, y estimulantes como yoimbina y poper. Sin embargo, pese a la variedad de los productos, el bajo costo y el público heterogéneo que acude, el mercado de las sex shops está pasando a establecimientos con públicos más específicos.

En un principio el negocio era manejado por hombres y para hombres. ''El concepto era callejero; las opciones estaban entre Tepito y las cabinas sucias del Eje Central, y las pocas sex shops que había eran lugares escondidos, oscuros, con mantas negras, sin ventilación, con la mercancía expuesta de forma grotesca, donde las mujeres no iban porque se pensaba que era entrar en algo escabroso y malo'', comenta Rinna Riesenfeld, terapeuta sexual y propietaria de la librería El Armario Abierto.

Si bien las tiendas de artículos de sexo y el comercio informal de pornografía han tenido una demanda altamente masculina, hoy en día la presencia de mujeres es cada vez más frecuente. En Estados Unidos, la primera tienda sexual exclusiva para mujeres se abrió a finales de los 40, y en la ciudad de México a principios de los 90, cuando se instala Erótika, en la Zona Rosa.

Para Riesenfeld, la tienda de la Zona Rosa le da un giro al concepto, ya que se pasa del lugar oculto, sucio, callejero y decadente, a un establecimiento limpio, accesible al público y, sobre todo, transitable y familiar, donde las mujeres ya pueden entrar a comprar solas y sin sentirse incómodas, a pesar de que sigue predominando el ambiente varonil. Después se inaugura El Armario Abierto, la primera librería especializada en sexualidad, con un espacio dedicado a juguetes sexuales, vistos como una forma de tener erotismo positivo y sexo seguro.

En los últimos dos años se ha promovido un concepto distinto, donde las sex shops son vistas como tiendas de juguetería erótica dirigidas a un público específicamente femenino, sin dejar de lado los artículos para varones. ''Buscamos que las mujeres tengan un espacio donde encuentren artículos que las ayuden y las hagan partícipes del juego sexual; les explicamos todo lo que quieren saber, les recomendamos algún producto, pero sobre todo queremos que vengan con confianza y sientan que comprar un vibrador es como adquirir unos zapatos", comenta Cecilia Hernández, una de las dueñas de la tienda Joy, ubicada en la colonia Condesa y creada exclusivamente por mujeres y para mujeres.

Entre lo novedoso que ofrece Joy está una galería donde se expone arte erótico. A diferencia de otras sex shops, no tiene cabinas, porque las dueñas consideran que generan morbo y su objetivo "no es vender exclusivamente pornografía".

Pero los más actual, lejos de los tapujos y mitos que rodean a las sex shops, es Sex Emporium, denominada "boutique de juguetería erótica", e instalada en un local de la colonia Roma, bien iluminado a través de las paredes de cristales transparentes que permiten ver desde la calle el ir y venir de la gente por los pasillos, muestra de la transformación del significado clásico de estas tiendas. ''Nuestro concepto es abierto; no queremos que se vea escondido y prohibido, que el público se sienta a gusto y sin problemas a la hora de comprar sus artículos'', comentan a NotieSe Arturo García y Javier Rodríguez, empleados del lugar. Además hay un espacio para libros y revistas dedicados al tema de la sexualidad, y una cafetería abierta a todo el público.

Siente, experimenta y aprende

Rinna Riesenfeld considera que las sex shops son necesarias, ya que cumplen una función social importante en materia de salud sexual, además de ser una opción para conocer más sobre sexualidad. ''Vivimos en una sociedad donde la gente quiere explorar, sentir y tener bienestar sexual, y esto nos lleva a buscar estímulos y sensaciones diferentes. La venta de juguetes sexuales ayuda a eso, y a experimentar el sexo de forma sana, sin infecciones, sin VIH y sin embarazos no deseados. Si bien las tiendas de sexo no son lugares educativos ni consultorías, su sola presencia educa y enseña en cuanto a la diversidad de productos que venden".

Por ejemplo, aunque las encargadas de la tienda Joy no son especialistas en sexualidad, impulsan el uso del condón femenino: "nosotras mostramos el producto, porque no es muy conocido, y creo que las chicas no estamos todavía preparadas para traer nuestro condón y utilizarlo. Es una apertura que se está dando poco a poco'', comenta Cecilia.

Rinna asegura que las personas quieren jugar, explorar y hacer de su sexualidad algo divertido. Los artículos sexuales ayudan a incrementar el placer y, en el caso de las mujeres, ofrecen la posibilidad de experimentar orgasmos, ya sea solas o en pareja. También a los hombres les da la oportunidad de descubrir cosas nuevas, lejos de las infecciones: ''es una opción para que los varones empiecen a explotar partes de su cuerpo que no conocías", sugiere la terapeuta.

Para la dueña de El Armario Abierto uno de los principales retos que deben afrontar las sex shops, condonerías, librerías especializadas y todos aquellos establecimientos que se dedican a vender artículos sexuales es cambiar la mentalidad de las personas hacia estos espacios, pues aunque cada vez son más y mayor su clientela, aún existen quienes las ven con prejuicio. ''Tenemos que hacer que la gente entre a los lugares, que vea que se puede hablar de sexualidad, que se vale comprar juguetes, y que no eres menos persona por adquirirlos o usarlos y, sobre todo, que son sanos".

Eso en cuanto a los usuarios y al público en general, pero en materia legal aún hay lagunas, ya que los servidores públicos no han podido reglamentar lo referente al establecimiento y apertura de estos negocios.

En el limbo legal

En 2001 se discutió en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal la Ley para el Funcionamiento de Establecimientos Mercantiles, en la que se planteaba la posibilidad de regularizar los lugares con licencia tipo C, para negocios como table dance y sex shops, considerados "de alto impacto social" por estar relacionados con el sexo. Acuerdos en el órgano legislativo eliminaron las licencias tipo C. Los table dance pasaron a la clasificación de cabarets, los cuales ya están reconocidos en la ley dentro de las licencias tipo B, pero las tiendas de sexo quedaron sin figura legal específica. Esto no quiere decir que todas las sex shops son ilegales y que esté prohibido instalarlas. Su existencia se ampara en la doble moral, que impide su reconocimiento legal.

NotieSe se dio a la tarea de averiguar qué requisitos se necesitan para abrir una tienda erótica. Al no haber un tipo específico para esta clase de negocios, en algunas delegaciones nos indicaron que tendríamos que buscar un giro que se acerque al tipo de comercio que se quiere poner, por ejemplo: ''venta de artículos manufacturados'' o ''venta de artículos para masaje". Después viene el trámite de uso de suelo, que acredite que la actividad comercial se puede ejercer en el lugar y la zona especificados. En caso de que sea una zona habitacional se debe pedir un permiso al representante del comité vecinal o al subdelegado territorial para que permita su colocación. Finalmente, se necesita un aviso de declaración de apertura, para que el negocio empiece a funcionar, y otros requisitos menores.

Pero más allá de trámites burocráticos y leyes que ignoran su existencia, la realidad es que el mercado erótico se expande dejando atrás tabúes y estigmas que lo rodeaban. Esta tendencia favorece la apertura de espacios que ayudan a ejercer una sexualidad libre de culpas, responsable, informada y segura.

 
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