Usted está aquí: lunes 4 de julio de 2005 Opinión Doris Dörrie en la Cineteca

Carlos Bonfil

Doris Dörrie en la Cineteca

Ampliar la imagen Escena de En alg�gar de Africa, de Caroline Link

En el marco de la segunda Muestra Internacional de Mujeres en el Cine y la Televisión, del 5 al 9 de julio en la Cineteca Nacional, figura una sección de cine alemán con los trabajos de cinco realizadoras: Sandra Nettelbeck (Bella Martha, 2002), Caroline Link (En un lugar de Africa, 2001), Helga Reidemeister (Iluminación de fondo, 1998), Sylke Enders (Kroko, 2003), y Doris Dörrie (Desnudos, 2002). Algunas de estas cintas han sido exhibidas en años anteriores por el Instituto Goethe y promovidas en retrospectivas de cine alemán en la Cineteca.

Una novedad es el estreno de una obra reciente de la muy popular Doris Dörrie, Desnudos, y la revisión de otros tres títulos suyos de fuerte impacto comercial, Hombres (Manner, cinta emblemática que consolidó su fama en Europa y Estados Unidos), Nadie me quiere (Keiner liebt mich, emotivo retrato de una amistad interracial), e Iluminación garantizada (Erleuchtung garantiert), divertida exploración zen de dos hermanos deseosos de encontrar en Japón una solución a su hastío existencial.

Cinta emblemática, Nadie me quiere ilustra la variedad de puntos de vista de la comedia de Dörrie. La realizadora más popular y prolífica en Alemania es al mismo tiempo una notable cronista de las costumbres sexuales y sus transfiguraciones en la clase media y en el medio laboral. Amplía y da mayor sustancia a esa revisión que de los mitos y manías de la masculinidad europea hiciera desde los años 70 la francesa Coline Serreau (¿Por qué no?, exploración del deseo bisexual; La crisis, experiencia de un hombre que pierde simultáneamente su mujer y su empleo, y aquel éxito rotundo, Tres hombres y una cuna).

Dorrie articula con mayor vigor su crítica de la modernidad y de la sociedad de consumo en una Alemania en vísperas de la Reunificación. Y un tema que explora con buen tino es el ascenso incontenible del racismo y el desempleo, la vinculación de esos dos fenómenos, y los estilos de vida de segmentos marginales muy alejados del espejismo de la prosperidad decretada.

Fanny Fink (María Schrader), la protagonista de Nadie me quiere, vive en la ciudad de Colonia, tiene un empleo como supervisora de seguridad en un aeropuerto, y muy poca suerte para procurarse un amante. Una amistad le sentencia: "A los 30 años, es más fácil que te caiga una bomba a que encuentres al hombre deseado". Ella está a punto de cumplir esa edad y se encuentra consternada por su infortunio amoroso, al punto de vivir lejos de la vida y concentrada en cursos de tanatología que concluyen en su propio entierro simulado. Viene luego el encuentro con un vecino gay, vidente africano, gravemente enfermo, que mediante estrategias mágicas y fetiches numéricos, orienta a Fanny hacia su felicidad definitiva.

Sorprende la agilidad narrativa de esta comedia, centrada menos en la insatisfacción sentimental de la protagonista, que en la construcción de una amistad fuera de serie con su extravagante vecino negro. Una reflexión sobre el sufrimiento y la inminencia de la muerte como materias básicas en la educación sentimental de la joven. La carga emotiva del filme es superior a lo que proponía Hombres en su radiografía de la infidelidad masculina, pero la amistad es todavía un punto clave en la mirada de la directora, pues los dos rivales masculinos se descubren mayores afinidades que desencuentros.

En Iluminación garantizada el choque cultural con el extremo oriente también reubica sorprendentemente los intereses y la sensibilidad de dos hermanos en todo opuestos. En Desnudos la realizadora presenta tres parejas y sus lúdicas posibilidades combinatorias, cuando experimentan reconocer, en una reunión de desnudos progresivos, el cuerpo de la persona amada con ayuda sólo del tacto. Entre la gravedad y la ligereza, Dörrie confiere vitalidad a un cine alemán característicamente hermético, abriendo para la comedia posibilidades siempre novedosas.

Las directoras Doris Dörrie y Sylke Enders estarán presentes en esta muestra que también incluye 40 producciones nacionales hechas por mujeres, desde la ficción (estreno de Las Buenrostro, de Busi Cortés), hasta los documentales Muxes: auténticas, intrépidas y buscadoras de peligro, de Alejandra Islas, o Relatos desde el encierro, de Guadalupe Miranda, o el estupendo filme estadunidense Farmingville, de Catherine Tambini y Carlos Sandoval. Nadie me quiere se exhibe sólo mañana martes en la inauguración del evento a las 20 horas en la Cineteca Nacional.

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