Ante lluvias, expertos piden a la población asentada cerca de barrancas evacuar la zona
Amenaza avalancha de material lanzado por el volcán de Colima en mayo y junio
Ampliar la imagen Exhalaci�el volc�de Colima en junio pasado. Imagen de archivo FOTO Arturo Campos Cedillo Foto: Arturo Campos Cedillo
Colima, Col., 5 de julio. Las grandes cantidades de lava, rocas y ceniza que se acumula-ron durante mayo y junio en las barrancas aledañas al volcán de Colima -cuando el coloso tuvo las emisiones más importantes de los últimos 20 años-, se han convertido en un peligro en esta temporada de lluvias, las cuales podrían provocar lahares (avalanchas de lodo, piedra y agua que descienden hasta 50 kilómetros por las laderas o por los cursos de los ríos).
El Comité Científico del Volcán de Colima -integrado por expertos de ese estado y de Jalisco- emitió hoy una alerta en toda la zona de Monte Grande, donde los pobladores han presenciado cómo sus arroyos se han convertido en vías por donde escurre este material. La zona de exclusión, de 8.5 kilómetros contados en línea directa del cráter, fue ampliada a 11.5 y abarca las barrancas La Lumbre, San Antonio y La Arena.
Desde el 10 de mayo hasta el 9 de junio, la vida de las comunidades de Colima y Jalisco cercanas al llamado Volcán de Fuego transcurrió entre fuertes expulsiones de ceniza, fumarolas que superaron 5 kilómetros de altura y estruendos que se escucharon hasta la capital de Colima.
Aunque la actividad ha descendido, los vulcanólogos no descartan que ocurran explosiones iguales o mayores a la de 1913, la más grande del siglo pasado. Según los geólogos, el volcán que nunca duerme entró desde 1998 en un periodo de intensa actividad que concluirá con una erupción violenta, aunque nadie sabe cuándo será.
Desde entonces el volcán ha tenido fases efusivas (de expulsión de lava) y explosivas (de lanzamiento de rocas calientes y ceniza), que se alternan con eventos eruptivos como los que precedieron a la gran explosión de 1913, la cual produjo un cráter de 500 metros que, al paso de los años, se ha llenado de lava y formado un domo o tapón que impide la salida de material incandescente.
Los pronósticos más catastróficos comenzaron a ser retomados después de que la madrugada del pasado 30 de mayo ocurrió la explosión más fuerte de los últimos 20 años, según los registros del sistema de monitoreo de la Universidad de Colima. Las imágenes de satélite mostraron que provocó una fumarola de 8.5 kilómetros y una nube de ceniza de casi 5 kilómetros, que se desplazó hacia el sureste del volcán y afectó las comunidades de Juan Barragán, Tonila, San Marcos y Tuxpan, todas en Jalisco.
En 500 años el Volcán de Fuego ha tenido más de 30 erupciones, entre las que destacan las de 1585, 1606, 1622, 1690, 1818, 1869, 1890, 1903 y 1913, y otras de menor magnitud.
Según la agencia espacial estadunidense (NASA, por sus siglas en inglés), el Volcán de Fuego es uno de los más activos del mundo y potencialmente más mortales debido a que se encuentra enclavado en una zona densamente poblada (aproximadamente 400 mil personas). Por su intensa actividad, es monitoreado por el Centro Goddard de Ciencias Terrestres de la NASA por medio del satélite Terra.
Jesús Muñiz Murguía, vocero del Comité Científico del Volcán de Colima, explicó que la NASA monitorea éste y otros colosos del mundo, porque las cenizas que lanzan a la atmósfera representan un riesgo para la navegación aérea, ya que penetra en las turbinas de los aviones y las avería al fundirse con el calor.
En la última década, el comité científico elaboró un atlas de peligros para las poblaciones asentadas en las cercanías de las montañas. Entre las amenazas se encuentran los flujos piroclásticos (rocas, ceniza y gases que bajan a velocidades mayores a 100 kilómetros por hora por las laderas del volcán, con temperaturas cercanas a 600 grados centígrados); las lluvias de cenizas (en realidad grava con varios compuestos minerales); lahares (avalanchas de lodo, rocas y agua); los flujos de lava que descienden lentamente por el volcán, y los desplomes de escombros.
El alud de escombros es el escenario más catastrófico y consiste en un derrumbe total o parcial del volcán. Se han reconocido al menos tres depósitos de residuos de este tipo, que cubren el valle norte de Colima con espesores mayores a 50 metros y recurrencia de miles de años; el más recientese fechó con el método de carbono 14 (C14) y se supo que ocurrió hace 2 mil 500 años.
Pero por el momento el peligro más inmediato es que la lava, las rocas y la ceniza acumulada durante mayo y junio podrían provocar lahares. El comité científico ha alertado a las poblaciones cercanas al volcán y a los sistemas de Protección Civil de los estados de Colima y Jalisco para que extremen precauciones en esta época de lluvias, principalmente en el poblado La Becerrera.
Los vulcanólogos recomiendan a la población que ante la presencia de lluvias eviten permanecer en las barrancas La Lumbre, San Antonio y Monte Grande, por el lado de Colima, y La Cañada y La Arena del lado de Jalisco, ante la posibilidad de que se presenten lahares.