La política de mano dura no resolverá demanda de jóvenes por una vida mejor, dicen
Crea el poder falsas imágenes de los mara salvatrucha, señalan expertos
La criminalización de las identidades juveniles y la represión policiaca ejercida contra quienes transgreden las pautas establecidas "no resuelve la marginación y pobreza en las que vive la mayor parte de los jóvenes en América Latina ni atiende las causas sociales y económicas que las generan", afirmaron especialistas, quienes advirtieron que ejercer una política "unilateral de mano dura no solucionará la creciente demanda de los jóvenes por una vida mejor".
Tras participar en el coloquio Las Maras. Identidades juveniles al límite, convocado por la Universidad Autónoma Metropolitana, el Colegio de la Frontera Norte y el Instituto Mexicano de la Juventud, Ernesto Rodríguez, director del Centro de Estudios Migratorios del Instituto Nacional de Migración (INM), afirmó que pese a los indicios de que los maras participan en diversas actividades ilícitas como el tráfico de personas en la frontera norte, "debemos seguir estudiando este fenómeno tan complejo y aplicar una política integral".
Si bien reconoció que la presencia de los maras salvatruchas, jóvenes integrados a bandas delictivas, es un problema de "seguridad nacional, también lo es en materia social, por lo que no podemos establecer una política de mano dura sin atender el resto de las causas que generan la creación de estos grupos juveniles".
Al respecto, José Manuel Valenzuela, investigador del Colegio de la Frontera Norte, agregó que el surgimiento de las llamadas maras o bandas juveniles no es un fenómeno espontáneo vinculado exclusivamente a la delincuencia organizada, sino resultado de un prolongado proceso de adaptación de las identidades juveniles a una sociedad cada vez más violenta, donde la apariencia y la condición social pueden ser factores suficientes para "criminalizar" a un sector importante de la población.
Destacó que menos de 5 por ciento de quienes integran las maras están vinculados con el crimen organizado. Consideró "vergonzoso" que desde los espacios de poder se creen "falsas imágenes de vínculos con el terrorismo, el narcotráfico y el pandillerismo, cuando es conocido que no se puede generalizar como un fenómeno delincuencial a las identidades juveniles emergentes que se oponen a la opresión y la marginación".
En entrevista por separado, Alfredo Nateras Domínguez, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa y coordinador del coloquio, señaló que si bien un sector de los jóvenes que integran las maras participa en acciones violentas, "es generalizada la represión que el Estado ejercer para tratar de controlar cualquier expresión de disidencia en los espacios urbanos, y criminalizar a los jóvenes por su apariencia es parte de una política autoritaria y unilateral".
Agregó que el fenómeno de las maras refleja las tensiones sociales existentes al convertirse en un espacio de identidad para miles de jóvenes marginados, a los que el Estado nacional "no garantiza oportunidades, pero si su represión y criminalización".