FRIDA CONQUISTA LONDRES
Desatada fridomanía da cuenta del poder cultural de México
La exposición de Kahlo en ese recinto explora los aportes de la legendaria artista al autorretrato
Recorrido de La Jornada, en compañía de Raquel Tibol y Juan José Bremer, entre otros
Londres. Conmueve y asombra la magnitud y solemnidad de esta espléndida ciudad, donde la modernidad convive de la mano con la más solemne tradición. Verdadera capital cosmopolita del mundo, llena de novedades y sorprendentes espectáculos para todos los gustos y tendencias, siempre en constante renovación que ofrece a propios y extraños el rostro de un verdadero proceso civilizatorio.
Cuenta con la oferta cultural más rica del planeta, donde lo mismo conviven obras de teatro al por mayor que exposiciones de gran riqueza visual y contenido, con los museos más visitados del mundo, así como innumerables galerías de arte, espectáculos al aire libre, conciertos con las mejores orquestas y directores y el público más exigente y que más gasta en cultura, según reciente encuesta en la materia de The Economist.
Presencia monográfica
Londres, esta elegante señora, se estremece estos días con la presencia monográfica de Frida Kahlo, mediante su extraordinaria exhibición en el Tate Modern, la vieja fábrica eléctrica hoy convertida en exquisito escenario para lo mejor del arte contemporáneo, magnífica construcción remodelada por los legendarios arquitectos Herzog y Meuron, quienes presentan la esencia de su trabajo arquitectónico en la Sala de Turbinas del Tate Modern, junto con exhibiciones tan deslumbrantes como Open Systems-repensando el arte de los 70 y las exposiciones permanentes del museo con una colección de lo mejor del arte moderno, con temáticas como El paisaje, la materia y el ambiente; Objetos y la vida real; El desnudo, la acción y el cuerpo, e Historia, memoria y sociedad.
La exhibición más importante de los últimos 20 años, dedicada al trabajo y a la vida de la pintora Frida Kahlo (1907-1954), hoy por hoy la artista mexicana mejor conocida en el mundo, se presenta en la Tate Modern del 9 de junio al 9 de octubre. La inauguración privada se llevó a cabo el pasado 6 de junio; La Jornada pudo estar presente y recorrer la exposición en compañía de personalidades como Carlos Fuentes, Raquel Tibol, Juan José Bremer, Emma Dexter, curadora del Tate Modern; Cuauhtémoc Medina y Sari Bermúdez, entre otros invitados a esta apertura.
Frida es considerada una de las artistas más influyentes e importantes del siglo XX y uno de los productos de exportación cultural más demandados, lo que la han convertido en un verdadero icono de fama mundial, con películas, libros y obras de todo tipo sobre su vida y obra, donde la realidad roza ya el mito. Su vida transcurrió durante un periodo de gran conmoción social y política en México, en compañía de la elite política y artística de la época, y debido a su matrimonio con Diego Rivera, el célebre muralista, la vida de Frida estuvo llena de incidentes y anécdotas memorables. A través de su peculiar vestimenta y joyería, Kahlo, hija de madre mexicana y padre alemán, tuvo la habilidad de crearse una identidad muy específica, oscilando entre la masculinidad y el atuendo mexicano muy elaborado, rodeada de amigos como Sergei Eisenstein, Paulette Goddard, André Breton, Dolores del Río, Nelson Rockefeller.
Fue influenciada por tendencias que van del cubismo al simbolismo y el art nouveau, así como el surrealismo y arte naif popular.
Frida fue simpatizante del comunismo toda su vida, por lo que dio posada a León Trotsky durante su exilio en México; incluso llegó a ser su amante.
Insinuación del dolor
La exposición en la Tate Modern reúne obras de coleccionistas internacionales de renombre y muchas nunca han sido exhibidas en México; es la primera realizada en Inglaterra dedicada únicamente al trabajo de la artista. Asimismo, la muestra explora la contribución hecha por Kahlo al autorretrato e incluye obras como Frida Kahlo y Diego Rivera de 1931, retrato matrimonial que muestra la relación humana dominante en su vida y también su interés en la pintura popular.
También obras como Soy un venadito de 1946, que la representa como un ciervo herido en el campo, y el famoso Autorretrato con mono de 1938 y la pieza central de la exhibición, Las dos Fridas, de 1939, una de sus pinturas más ambiciosas y de gran tamaño, donde combina tendencias surrealistas con una detallada introspección anatómica y sicológica y describe su doble identidad, una europea y otra mexicana, una amada y otra sin amor. Todos estos trabajos exhibidos muestran una riqueza significativa de detalle y simbolismo e insinúan el dolor existente detrás de la máscara sin sonrisa de Kahlo.
Con sobria museografía, sobre paredes blancas bajo los altos techos de los cuartos del salón de exhibición del cuarto piso de la Tate Modern, con una hermosa vista exterior del Támesis, el puente Millenium y la imponente silueta de la recién renovada catedral de St. Paul, la muestra Frida Kahlo at Tate Modern impone al visitante un escenario verdaderamente espléndido del trabajo de la artista en 11 cuartos, divididos en igual número de temas, tales como: Mis abuelos, mis padres y yo; Trabajos tempranos; acuarelas y dibujos; Nacimiento y muerte; identidad nacional; dibujos, Vidas; Las dos Fridas, Autorretratos; Amigos y patrocinadores; Buscando el equilibrio, que contienen igualmente trabajos menos reconocidos, lo que brinda una perspectiva más completa de la obra de Frida y su visión del mundo.
Influenciada por las religiones orientales en la última sufrida fase de su vida, utilizó la naturaleza muerta para expresar la propia esencia de la creación.
Así Sol y vida, de 1947, es una meditación sobre la fecundidad y la energía sexual, mientras Moisés, de 1945, es una notable síntesis de imágenes y simbolismos de las religiones mundiales, la historia y la condición humana.
Obras más pequeñas, bocetos, trabajos a lápiz y apuntes hacen de esta exhibición un verdadero panorama del arte de la mujer, hoy leyenda a la altura de cualquiera de las figuras pop más célebres a escala global.
La muestra, como se pudo constatar a lo largo de dos semanas, ha desatado una verdadera fridomanía, con la imagen de Frida en todo tipo souvenirs: vasos, carteles, tarjetas postales, pins, reproducciones, libros, productos relacionados con artesanías, aparadores en las tiendas de lujo como Sielfrieds, donde aparece junto a las 100 más bellas de Harper's, presencia en las portadas de los magazines ingleses, la revista Time Out, comentarios en las noticias de la BBC, elogiosas reseñas e invitaciones en todos los periódicos y revistas inglesas, exposiciones con sus fotos en la National Portrait Gallery, cerca de la National Gallery. Fue una de las mujeres más fotografiadas de su época en México, y hay un mural con sus fotos en un costado de la Tate Modern: Frida en todas partes, cautivando a Londres, esta vieja señora.
Ceremonia iniciática
En la inauguración privada, el pasado 6 de junio, en una tarde luminosa, cruzando el Támesis, sobre el flamante puente Millenium, los invitados llegaron a una Tate Modern cerrada al público, con acceso sólo por una puerta trasera, y como a una ceremonia iniciática, con sólo un grupo de privilegiados, mexicanos e ingleses, asistentes a la apertura de la muestra, con la presencia de los responsables de la Tate, el director del museo, los curadores, y conocedores como el escritor Carlos Fuentes y la crítica de arte Raquel Tibol. Durante el recorrido Fuentes expresó su admiración por la magnificencia de la muestra y por obras que él mismo no conocía, y comentó que era una pena que no hubiera podido comprar un cuadro de éstos cuando Frida los vendía por 100 dólares o los obsequiaba a sus amigos en pago de algún favor y hoy valen cientos de miles de dólares, ''pero yo no los tenía en ese entonces''.
Raquel Tibol, con su sorprendente vitalidad, recorría la muestra y contaba cómo Frida nunca soñó tener la fama mundial que hoy goza e incluso decía que ella realmente ''no se creía la gran caca".
Acompaña a los presentes Emma Dexter, ataviada con su bello rebozo de Frida Kahlo, y Cuauhtémoc Medina, que hoy es el curador asociado para arte latinoamericano de la Tate Modern, y el embajador Juan José Bremer, quien me comenta que la muestra ha sido posible por el apoyo del grupo financiero HSBC, que también patrocina la exposición del escultor Henry Moore en el Museo Dolores Olmedo en la ciudad de México, y el apoyo del Consejo Mexicano de Turismo, cuyo director, Francisco Ortiz, llegó a Londres ese mismo día para asistir a la inauguración, muestra del poder cultural de México en el rico escenario cultural inglés.
Asimismo a la mexicana Patricia Cardona de Zietx, quien vive desde hace 25 años en Londres, también se debe la posibilidad de esta muestra de Kahlo en la Tate Modern.
Desde el miércoles 9 de junio la exhibición se ha visto abarrotada con grandes filas y verdaderas multitudes en los salones luchando por un espacio para ver de cerca a la gran Frida, mito y leyenda de nuestros días y, por lo que se ve, del porvenir.
Largas filas
En sábado resulta imposible entrar si no es con reservación previa para cada media hora. Filas pocas veces vistas en otras exposiciones en la Tate Modern, la cual se complementa con muchos actos como pláticas, talleres, mesas redondas, simposios y películas relacionadas con la pintora, así como la publicación de un espléndido catálogo, obra de las curadoras de la muestra, Emma Dexter y Tanya Barson, con la contribución de textos de críticos como Gannit Ankori, Oriana Baddeley y Raquel Tibol, con más de 120 ilustraciones a color.
La noche del sábado se armó el alboroto de la llegada de una de las admiradoras más fieles de Frida, la también célebre Madonna, quien en poco tiempo se perdió en la multitud que lucha por entrar.
Y al final, si hubiera posibilidad de enviar un mensaje al más allá, sólo diría: Querida Frida, Londres te ama y te admira.