LOS ALUXES
Han sido tema de propuestas artísticas, como las del escultor Federico Silva, y están presentes en las expresiones populares. El Diccionario Maya Cordemex registra ''alux: geniecillo del bosque''.
UN BUEN NUMERO de culturas del mundo tienen sus propios protectores de la naturaleza. Estos seres poseen nombres y funciones específicas. En México, en las áreas en que las culturas originarias han creado una relación de reciprocidad con la naturaleza, hay seres que resguardan el orden en bosques, selvas y desiertos. Los encargados de las selvas y milpas de Yucatán y Quintana Roo son los aluxes. Aunque en las selvas y los campos en la región del Mayab hay otros seres similares, los aluxes son los más difundidos. Miden cerca de medio metro y viven en cuevas y túneles del suelo calizo (shashcab) de la península. Se sabe que a veces comen maíz tierno y que les gusta el jade.
AGILES, JUGUETONES Y VELOCES
LOS ALUXES son pequeños, fuertes y bondadosos, pero cuando alguien se olvida de pedir permiso y de atender a los Yuntziles y Balames (dioses del viento y de la selva), ellos se encargan de llamar la atención a quien comete la falta. Raramente se dejan ver, pero por sus acciones se puede saber de su presencia. Por ejemplo, si uno no ha pedido permiso para acampar en la selva, es posible que cuando se regrese al campamento se encuentren las pertenencias cambiadas de lugar o las provisiones fuera de sus contenedores sin que nada haya desaparecido.
EN LA MILPA cuando un campesino no alimenta a la tierra y descuida su relación con la naturaleza, puede ocurrir que a la hora de comer ''busque y no busque" (no encuentre) su sabucan (morral) y que lo halle colgando de la rama de un árbol en el camino a casa con la comida completa. En poblaciones como Maní y Oxcutzcab, los milperos de mayor edad hacen pequeñas reproducciones de los aluxes con una mezcla de barro y miel para invocar su protección, y les ofrendan saka (bebida ceremonial elaborada con maíz y miel de abeja). Se sabe que han protegido también los sitios arqueológicos.
LOS CAMPESINOS mayas que los han visto los describen sin ropa, casi siempre hombres solos o en grupos de dos o tres, raramente se han visto en pareja, los describen como inquietos, ágiles, juguetones y veloces; según algunos, usualmente se dejan ver de noche o en la penumbra, también se les ha visto de día. Se sabe de su existencia desde tiempos muy remotos. Hay testimonios de campesinos, chicleros, ingenieros, arqueólogos, niños y excursionistas que narran haber tenido fugaces encuentros o que registraron su presencia.
Gracias a la familia
Tek por sus datos.
Fotografía de Marco Buenrostro
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