ASTILLERO
Barrios y vecindades
Panchos varios en el panismo
Desaforadas gracias, señor presidente
-Rubencito, ¡vuelve, por favor!
SIN HABERSE REUNIDO antes a comer con el Niño Verde, ni haber anunciado planes para constituir una invernal cuarta estación (es decir, opción), Francisco Barrio exhibió ayer las pescas gordas que el charal santiaguito ha levantado a favor de su candidatura oficialista a la sucesión del trono vicentino. Cuidadoso, cual si fuera secretario de la contraloría interna del PAN, el chihuahuense solamente planteó que desde oficinas públicas y partidistas se han creado condiciones de inequidad a favor del licenciado Bookreel (contribución heráldica de esta columna, no del siempre prudente contador Barrio). El descontón barriobajero no fue bien visto en la alta sociedad foxista (integrada sustancialmente por los amantísimos esposos go-bernantes y su parentela de nueva pero bien manejada riqueza), pues afecta el de por sí menguante capital político del buen Chago que por más comerciales de decencia extrema y buenos modales que pone al aire nomás no levanta lo suficiente e incluso hace temer a más de uno (e ilusionarse a más de una) respecto a una crisis en el sistema electoral del panismo que haga buscar alternativas (y alternativos, diría el gramático igualitario) ante la previsible debacle del señorito Creel, el retiro del falsamente bravío Barrio, la intrascendencia del ecocida Bebeto Cárdenas y la inaceptabilidad en Los Pinos de la grisácea carta calderona. ¡Uf, qué panchos en el barrio blanquiazul (y si alguien viera cómo están las terrazas)!
FOXILANDIA, SIN embargo, está de fiesta y no debe preocuparse por minucias de la aldea panista. Luego de la decepción sabatina que se llevó en el (des)Angel, desde el flanco perredista el estadista Chente ha estado recibiendo reconocimientos sínceros (el certificado de autenticidad de esa condición sincera está en la acentuación esdrújula). Primero fue la gobernadora zacatecana, Amalia García, quien colocó al guanajuatense en la misma fila de estatuas históricas de la izquierda: demócrata pleno, indudable, el hombre que ya no calza botas pero que sí puede acompletar el gasto para construir una carretera. Y ayer el homenaje derivó de quien de manera provisional lo ama desaforadamente, ni más ni menos que el agradecido Andrés Manuel que anda de manita sudada con los Fox hasta que próximos desencuentros coloquen a Vic y Mar en el polo opuesto de los festejos de hoy: oratoria pendular que convierte a los malos en buenos conforme a los arreglos que se hubiesen logrado. El verbo desaforar se convirtió en pactar e incluso en agradecer: conjugaciones extrañas de los tiempos sin memoria ("arreglo mata marcha, negociación cupular supera movilización popular", escribió un astillero despistado el pasado lunes 25 de abril). Gracias al señor presidente por el apoyo a las labores del Centro Histórico que desde su bolsillo también agradecido aplaudió ayer mismo el hombre cuya riqueza es proporcional a la miseria de los mexicanos, míster Telmex que se asomó ayer a un acto pejelagartino para que no se diga que no apoya las posibilidades electorales del tabasqueño perredista. Gracias señor presidente por no haber apoyado la guerra en Irak (tarea en la cual fue pieza fundamental Adolfo Aguilar Zinser, sin cuya resistencia hubiese tenido más fuerza el entreguismo hacia los gringos de Jorge Castañeda y del propio Fox). Y gracias por favor recibido en cuanto a magnánima decisión de no pasar a desaforar a virtual candidato siempre dispuesto a reconocer que las buenas noticias también son noticia.
LAS VACACIONES DEL vocero presidencial permiten, sin embargo, augurar turbulencias en el reino de Los Pinos. Las diarias resbaladas de Rubén Aguilar mantienen más o menos a salvo al jefe que a través de ese funcionario mártir puede hacer y decir lo que de otra manera ni Martita ni otros factorcillos de poder le permitirían. Los enojos de Santiago porque lo descobijaron temprano, o de Mendoza Ayala porque descalificaron sus presunciones gastronómico-políticas, o de Olamendi porque no la dejaron imponer su agenda personal al Presidente, o de Hacienda porque le recuerdan que Chente decide en asuntos como el BID aunque Paco vote, no son más que lujos de independencia sesgada que el electo (quien sigue preparando su toma de posesión) se ha dado sin chocar directamente con sus presuntos subordinados que lo tienen rodeado y con la medida bien tomada. Pero ahora, ¡oh, no!, Rubencito se toma sus días de descanso y deja nuevamente a su jefe expuesto a los peligros de sí mismo, obligado a regarla personalmente por falta de jardinero que está en periodo de asueto. ¡Rubencito, regresa pronto! (bueno, hay quienes creen que no retornará ni pronto ni tarde, aunque el heroico Aguilar ha asegurado que volverá ¡oh mañanero en peligro!)
POR LO PRONTO , la PGR ya ha aceptado que no es cierto que fuera gran capo el arquitecto acusado del grave delito de parecido físico (infracción que no acepta fianza para recuperar la libertad, pues las autoridades no sabrían a quién adjudicar el beneficio, si al delincuente original o al sospechoso asemejado). Ya todo México sabía que era falso el supuesto (entre otras cosas porque ni siquiera hubo movilizaciones policiales de escándalo, con seguimiento televisivo y toda la cosa, cual habría correspondido a la talla de un gran jefe del narcotráfico o de alguno de sus hijos), pero los burócratas mexicanos (jijos de su cabeza de vaca) no podían anunciar decisión exculpatoria alguna en tanto los jefes de la DEA no quedaran plenamente convencidos de que el hermano del Señor de los cielos no les estuviera haciendo alguna jugarreta estética conforme a usos y costumbres familiares. El arquitecto apresado por razones faciales seguirá en arraigada observación mientras los policías encuentran algo con lo cual disimular la escandalosa pifia (no le vayan a echar a perder sus vacaciones al vocero declarativamente ligero de cascos). ¡Ah, para cerrar la entrega de este día, sepan los mexicanos que su gobierno ha puesto en marcha un Plan Centinela (no cantilena, que es la repetición molesta e importuna de algo)! ¡Feliz fin de semana!
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