Con cada nueva infección el riesgo aumenta, según centro de investigaciones de la UAY

Posible contraer varias veces el mal del dengue, revelan estudios

Hay dos: el clásico y el hemorrágico; el agente patógeno genera disminución de plaquetas

CAROLINA GOMEZ MENA ENVIADA

Mérida, Yucatán, 7 de julio. Hasta el momento la teoría indica que puesto que son cuatro los tipos (serotipos) de virus del dengue, son sólo esas mismas las posibilidades de contraer la enfermedad. No obstante, los expertos del Centro de Investigaciones Regionales Hideyo Noguchi de la Universidad Autónoma de Yucatán (UAY) no coinciden con este dogma, pues han demostrado que existe "variabilidad" en los virus de cada uno de los serotipos conocidos, por lo cual las posibilidades de enfermar son muchas más de cuatro, planteó Arturo Farfán, responsable del laboratorio de arbovirología del mencionado centro.

De acuerdo con el experto, la importancia de lo anterior radica en que además de que estudios epidemiológicos han demostrado que "las infecciones secuenciadas conllevan mayor riesgo de una enfermedad más grave", es decir, que cada vez que hay una nueva infección en una misma persona, es más probable que ésta sea más agresiva; también se sabe que, por lo general, "quienes desarrollan fiebre hemorrágica por dengue son pacientes que han tenido contacto previo con algún serotipo".

En entrevista con La Jornada, Farfán detalló que existen dos tipos de dengue, el clásico y el hemorrágico, y que son cuatro los virus que los producen, por lo cual hay desde dengue tipo uno al cuatro, y la estimación es que de todos los serotipos existentes la posibilidad de desarrollar la enfermedad en su faceta hemorrágica oscila de "0.5 a 5 por ciento de los casos". El virus es transmitido por un vector: el mosquito Aedes aegypti.

México ocupa el quinto lugar en cuanto a número de casos en América Latina, zona en la que desde 1989 a la fecha se ha incrementado 50 veces la incidencia de esta enfermedad, y en el mundo 2 mil 500 millones de personas viven en áreas donde existen los mosquitos transmisores. Debido a esto, cada año se detectan más de 100 millones de casos, en su modalidad clásica y más de 250 mil, en la hemorrágica. El año pasado, en el país hubo, según datos de la Secretaría de Salud (Ssa) "8 mil 200 casos de dengue clásico y mil 959 del hemorrágico".

El agente patógeno del dengue pertenece a la familia de los flavivirus y al grupo de los arbovirus, por ser transmitido por un artrópodo (el mosquito), y los principales síntomas clínicos del mal en su faceta clásica son fiebre (por cinco o seis días), dolor de cabeza y en las articulaciones, enrojecimiento de los ojos y fotofobia, y en algunas personas se presenta eritema en la región del pecho y las extremidades.

Pero cuando evoluciona a hemorrágico, explicó Farfán, una vez que el cuadro clínico empieza a ceder, nuevamente sobreviene la sintomatología, pero más aguda y a ella se suma la afección plaquetaria.

El dengue es una enfermedad que "tiene origen inmunológico, por lo que es este sistema el que se descontrola, porque la acción del agente infeccioso genera una disminución en la producción de plaquetas y acorta la vida media de éstas, es decir, se producen menos plaquetas y se destruyen más rápido".

Por lo anterior, un dato prácticamente inequívoco para diagnosticar dengue hemorrágico es tener una plaquetopenia pronunciada; contar con "menos de 100 mil plaquetas" (lo normal es de 200 a 300 mil o un poco más).

Afecta distintas funciones

Al descontrolarse el sistema inmunológico la permeabilidad de los capilares aumenta y se pierden proteínas y agua, además de que hay menos plaquetas, por lo cual el volumen sanguíneo decrece y sobreviene la muerte por choques debido a insuficiencia en la aportación de oxígeno a los tejidos, lo que deriva en sufrimiento renal, hepático y del sistema nervioso. También en algunos casos -y de ahí viene su nombre- ocurren hemorragias debido a la baja de las plaquetas.

La UAY también estudia la evolución del virus del dengue y la posibilidad de que ocurran infecciones múltiples, es decir, "que es posible que una persona se infecte por dos tipos de virus a la vez", y lo que resta por identificar es que si un mismo mosquito puede inocular los dos serotipos de virus o si necesariamente la víctima debe ser picada por dos Aedes agypti; todos estos trabajos de investigación están siendo publicados en la prestigiosa revista científica American Journal of Tropical Medicine and Hygiene editada por la Sociedad Americana de Enfermedades Tropicales, puntualizó.

Justamente en su tesis de doctorado en la Universidad de Colorado, Estados Unidos, el tema abordado por Farfán fue la demostración de la variabilidad genética de los virus del dengue, la cual comprobó utilizando un sistema de muy bajo costo, el denominado PCR, que se basa en la reacción en cadena de la enzima polimerasa. Consiste en replicar cadenas de ácido desoxirribonucléico (DNA), hacer una secuencia de sus nucleótidos y comparar el material genético de mosquitos del mismo serotipo, el cual, según la literatura, debería ser igual, pero no lo fue.

Desde hace más de 200 años se ha notificado en el continente americano la existencia de enfermedades como el dengue, pero fue a principios de la década de los 60 cuando fue documentada por laboratorios la circulación del dengue 3, el cual afectó a la cuenca del Caribe y a Venezuela entre 1963-1964, en una situación no epidémica. En 1968-69 una epidemia afectó las islas del Caribe y en esa ocasión pudieron ser aislados los serotipos 2 y 3.

En 1977 se introdujo a la región el serotipo 1 y hubo brotes graves en las islas caribeñas, pero también se extendió a Sudamérica septentrional, América Central y México. Al grado de que los países afectados notificaron cerca de 702 mil casos de dengue entre 1977 y 1980, y en Cuba 42 por ciento de sus entonces 10 millones de habitantes se infectaron con el dengue 1.

En la década de los años 80 y ya abarcando otras naciones del continente, como Perú, se aisló el serotipo 4, y también hubo presencia de dengue hemorrágico y síndrome de choque por el dengue. Según Farfán, hasta antes de la década de los años 50 no había notificación en el mundo de la presencia de dengue hemorrágico, por lo cual otra línea de investigación es la mutación del virus, aunque se sabe que en el desarrollo de esta modalidad e interviene la fortaleza del sistema inmunológico de la persona, pues hay dengue asintomático.

Otro aspecto que preocupa es que las mujeres son más propensas a desarrollar la modalidad hemorrágica, y más aún si son caucásicas, así como que mientras hace algunas décadas la mayoría de los casos hemorrágicos se presentaban en adultos, ahora, tal como ocurre en Asia (Tailandia, Vietnam, Indonesia) y en otras zonas, la fiebre hemorrágica empieza a afectar con mayor frecuencia a los menores de 15 años.

En ciertas áreas de Asia el dengue hemorrágico es "una de las principales causas de mortalidad infantil". En México este panorama aún no ocurre, pero sí hay evidencia de que el "patrón de comportamiento epidemiológico tiende hacia ello".

Tras destacar que casi todo el territorio nacional es un ambiente propicio para la reproducción del vector del dengue, pues tiene clima subtropical con abundancia de humedad en la época de lluvias, Farfán explicó que el mosquito es activo principalmente durante las primeras horas de la tarde y muy temprano en la mañana, y que éste introduce el virus en el ser humano mediante su saliva, pues al picar lo primero que hace es "introducir saliva, porque en ella se encuentran los factores anticoagulantes y analgésicos que le permiten alimentarse de la sangre", antes de que su víctima se percate de la picadura.