El país se acerca a una crisis social por el envejecimiento de la población: Marcos Chávez
Un millón de desempleados más al año la próxima década, prevé investigador
Migración e informalidad se agotarán como paliativos a la falta de ocupación
El número de mexicanos sin empleo aumentará en por lo menos un millón al año durante la próxima década, pronosticó Marcos Chávez, investigador de El Colegio de México.
En entrevista, el catedrático sostiene que el país se dirige a una crisis social debido al envejecimiento de la población y a la incapacidad estructural de la economía para crecer y generar suficientes empleos.
Según Chávez, la migración y la economía informal han sido los principales paliativos a la desocupación, pero no tardarán en llegar a un límite y ello agravará la delincuencia, tanto la común como la ligada al crimen organizado, lo que creará las condiciones para el surgimiento de grupos radicales y conflictos políticos.
De acuerdo con sus cálculos, durante todo el sexenio de Vicente Fox el número de empleos formales apenas llegará a 908 mil (el mandatario prometió en su campaña un millón al año); en tanto, la cifra de desocupados aumentará entre 6.3 y 6.9 millones.
Chávez sostiene que la reforma laboral propuesta por el gobierno foxista sólo hará más precario el trabajo en el sector formal al eliminar prestaciones y derechos. "Cincuenta por ciento de la población ocupada no tiene prestaciones sociales. En los hechos ya se aplica la llamada flexibilidad laboral. Si la economía crece y se ofrecen estos empleos precarios no se resuelve el problema".
Además, de 1982 a la fecha los salarios mínimos han perdido 72 por ciento de su poder de compra y actualmente están en el nivel que tenían a finales de los años 40.
Chávez Maguey afirma que el llamado "bono demográfico" (el aumento de la población en edad de trabajar) es en realidad "una tragedia". En los años 80, explicó, se incorporaban al mercado laboral alrededor de 800 mil personas al año; en los 90 la cifra llegó a un millón y en la primera década de este siglo ascenderá a cerca de 1.3 millones de personas al año.
"El drama es que la economía mexicana no tiene capacidad de absorberlos y difícilmente lo hará en el próximo sexenio por dos razones básicas: la economía no crece y, aun cuando lo hiciera a tasas de 7 por ciento -otra promesa incumplida de Vicente Fox- no podría satisfacer la demanda" y mucho menos abatir el rezago laboral acumulado desde el gobierno de Miguel de la Madrid, que suma alrededor de 15 millones de plazas.
En el último año del gobierno de Ernesto Zedillo, cuando el PIB creció casi 7 por ciento, sólo se crearon alrededor de 700 mil empleos.
Para absorber la nueva mano de obra, anota Chávez, el PIB tendría que crecer al menos 10 por ciento anual, lo que resulta imposible dada la estructura productiva de la economía mexicana, orientada a las exportaciones y con un sector maquilador que ha empezado a declinar frente a países donde la mano de obra es aún más barata.
Además, las cadenas productivas están fracturadas y el sector manufacturero de exportación sigue siendo dependiente de las importaciones: las maquiladoras realizan 40 por ciento de las exportaciones, pero importan 97 por ciento de sus insumos.
Chávez explica que los paliativos al desempleo en México han sido la migración del campo a las ciudades y hacia Estados Unidos (el Consejo Nacional de Población calcula que cada año se van del país cerca de 400 mil mexicanos), la economía informal, de la cual subsisten alrededor de 12 millones de personas; el "parasitismo social" (aquellos que no tienen empleo y viven a expensas de su familia), la mendicidad y la delincuencia.
A partir de 2010 se agravarán el envejecimiento de la población, la crisis del sistema de pensiones y el aumento del número de ancianos sin seguridad social.
El investigador sostiene que para enfrentar esta situación es indispensable un cambio de política económica cuyo objetivo sea el crecimiento con empleo. Para ello, afirma, se requiere modificar el mandato legal del Banco de México a fin de que estimule la economía en lugar de limitarse a controlar la inflación; aplicar una política "deliberada" para recuperar el poder adquisitivo, aumentar la inversión pública en infraestructura y emprender un programa de reindustrialización, aunque ello implique elevar el déficit a dos o 3 por ciento del PIB.
Según Chávez, México puede crecer "sin problemas graves" a tasas cercanas a 8 por ciento con una inflación "socialmente tolerable" de entre 6 y 10 por ciento.
-¿Es viable hacer estos cambios cuando el Banco de México es autónomo y hay tantos tratados comerciales firmados?
-Siempre nos han dicho que los mercados nos van a castigar si hacemos cualquier cambio. Es un problema de voluntad política. Hay al menos dos países que, sin abandonar el neoliberalismo, han hecho cambios que les han permitido crecer. Uno es Chile, que hizo ajustes y creció 7 por ciento en los 90 con una tasa de inflación similar.
El otro caso es Argentina, que después de la crisis de 2001 ha estado creciendo a tasas de 8 por ciento, renegoció su deuda externa al margen del FMI y del Banco Mundial, obtuvo beneficios y acaba de aplicar regulaciones a los capitales especulativos.
"Hacer ajustes en las políticas fiscal y monetaria no es una herejía contra la ortodoxia. Aquí no se hace porque están convencidos de que el mercado ajusta todo y el sector privado debe ocupar el lugar del Estado en el crecimiento y el desarrollo. Esa es una utopía que sólo existe en los libros de texto. Es un mito".
-Pero ninguno de los principales aspirantes a la República ha planteado modificar las políticas fiscal y monetaria.
-Eso indica que los problemas van a continuar y provocarán un estallido social. Bolivia y Ecuador son espejos de lo que puede traer el empecinamiento en estas políticas. La nueva política económica debe estar planteada en función de los intereses nacionales por un gobierno legítimo con el consenso y el respaldo de la sociedad.