Brasil: el abrazo de oso de Fernando Enrique Cardoso
Fernando Enrique Cardoso aconseja a Lula no presentarse a la relección. Podría pensarse que saca experiencia de su propio -y aún más desastroso que el primero- segundo mandato. Pero no. La única autocrítica fue haber dado poca importancia al tema de la seguridad. (Su correligionario, el gobernador de São Paulo, parece dar más importancia al sistema de castigo juvenil Febem, a las matanzas y a la situación de la seguridad pública en el Estado.)
Cardoso ofrece un trago envenenado a Lula: un acuerdo político en el que renunciaría a presentarse como candidato a un segundo mandato; los tucanes1 harían el "sacrificio" de participar de un gobierno de "salvación nacional", la máquina de denuncias amainaría y el campo estaría libre para el retorno de la coalición PSDB-PFL al gobierno, para mantener la política económica que entregaron al gobierno de Lula -varios nombres continuarían en sus puestos actuales- y retomar el proceso de privatización que dejaron inconcluso. Además prestarían el gran servicio a Estados Unidos -del que Cardoso, Malan, Celso Lafer, entre otros, son fervorosos devotos- de acabar con la política externa independiente de Brasil, que articula las más amplias alianzas de resistencia a la hegemonía imperial estadunidense.
Cardoso tiene hoy un papel similar al que tuvieron personajes como Carlos Lacerda en las tentativas de golpe de 1954 y de 1964. Hoy ya no se golpean las puertas de los cuarteles, pues los sujetos de los golpes contemporáneos son los agentes de la especulación financiera Ese es el papel del cuervo de hoy: Cardoso, vivandero de las bolsas de valores.
Ya consiguieron limar aún más las uñas de Lula con la salida de José Dirceu del ministerio. El distanciamiento y el señalamiento de culpas que Lula hace al PT salvan su imagen a corto plazo -habría sido traicionado por la confianza depositada en compañeros-, pero a medio y largo plazos esto lo debilita, más aún si piensa en la relección, en la que el PT puede ser el diferencial que necesita. Quieren frenar más aún a Lula, llevándolo a formar un nuevo gabinete que lo amarre más con el equipo económico que ya cumple bien ese papel.
Ningún personaje de la política brasileña consigue moverse tanto con los grandes empresarios, con Severino y agentes del gobierno estadunidense que Cardoso, ya que cuenta con la confianza del gran empresariado y de Washington, con gente experimentada en golpes -a fin de cuentas Olavo Setúbal está entre los empresarios que articularon el golpe militar de 1964 en el famoso Instituto Brasileño de Acción Democrática, donde participaba el entonces joven economista Pedro S. Malan, brazo derecho del gobierno de Cardoso, que en aquella época hacía análisis económicos para los golpistas, como relata René Dreyffus en su libro sobre el golpe militar: 1964-La conquista del Estado (Editorial Voces).
Si Lula acepta estará decretando no sólo su muerte política, sino la de su gobierno y la del PT como partido. Los tucanes aún tienen miedo de la simpatía popular de que sigue gozando Lula y de su capacidad para movilizar a esos sectores. Si acepta ese presente de griego, será rehén de los tucanes en una cuenta regresiva para devolverles el gobierno y habrá tenido un paso efímero por la Presidencia, simplemente para dejar consignado que las elites dominantes aceptan la alternancia en el gobierno, permitiendo aun que un ex obrero y ex líder sindical pueda llegar al puesto político máximo del país. Y que nada cambia, quienquiera que sea el presidente del país, ni en el contenido de las políticas ni en el manejo nada ético del gobierno y de las alianzas.
Para la operación-retorno, Cardoso y los tucanes cuentan con miembros del equipo económico del gobierno de Lula que podrían estar en un gobierno o en otro. Cuentan con los grandes medios y con la incapacidad de reacción del gobierno frente a las acusaciones que recibe. En el mismo paquete de la "gobernabilidad" estaría el déficit nominal cero: nueva forma asumida por el superávit primario. Aécio Neves hace de mensajero de ese abrazo de oso con que los tucanes pretenden ahogar a Lula y a su gobierno.
En una crisis nadie se queda en el mismo lugar. Si quiere romper el cerco de que es víctima, el gobierno necesita moverse, retomar la iniciativa, superar la situación. Puede hacerlo girando en el mismo lugar, con la alianza del PMDB, lo que le daría supervivencia inmediata, pero corre el riesgo de que no cese la ofensiva de denuncias. A la oposición no le interesa un impeachment, que podría dar a Lula la condición privilegiada de víctima y posibilitaría que movilizara a los sectores populares que siguen demostrando simpatías por él. A la oposición le interesa sangrar a Lula hasta abatirlo en las elecciones del año que viene.
O puede desplazarse a la derecha, aceptando el trago envenenado de Cardoso. Sería su suicidio. O podrá decir: "aparta de mí ese cáliz": rechazar el veneno y restablecerse por la única vía por la que puede superar el escenario político, muy negativo, en que su gobierno se metió: apoyarse en la movilización de los movimientos sociales, de la ciudadanía, de los que aún creen que se puede cambiar Brasil priorizando lo social.
Pero no se hace tortilla sin quebrar huevos. Será preciso cambiar la política económica para conquistar los indispensables espacios para el desarrollo, apoyado en el mercado interno de consumo popular, con distribución de renta, en la dirección del documento que los movimientos sociales llevaron a Lula.
Un gran dirigente se muestra en momentos de crisis y su capacidad se revela distinguiendo a los adversarios de los aliados. Y salir por la derecha o por la izquierda, si no quiere quedar pisando el terreno movedizo en que está su gobierno, que lo hundirá cada vez más, y preparar el escenario para su derrota en 2006.
1 Miembros del partido (NdT)
Traducción: Agencia Latinoamericana de Información (Alai)