La guerra antidrogas de EU no logra detener el tráfico
A pesar de los 5 mil 400 mdd que se han gastado desde 2000, el cultivo de coca en los Andes no ha decrecido y los precios en Estados Unidos se mantienen bajos. Hay más dinero sobre la mesa
WASHINGTON. El gobierno del presidente George Bush y sus aliados en el Congreso se disponen a renovar un plan para la erradicación de droga en Latinoamérica a pesar de algunas noticias tristes: el gasto de 5 mil 400 mdd que se ha venido realizando desde 2000 no ha hecho mella en la venta callejera de cocaína en Estados Unidos, ni en los precios, siempre bajos.
Las cifras publicadas por Naciones Unidas en junio muestran que el cultivo de coca en la región andina se incrementó 2% en 2004, ya que los decrementos en Colombia se empantanaron por el incremento masivo en Perú y Bolivia. El Servicio de Investigación del Congreso dijo la semana pasada que los esfuerzos antidrogas no han tenido ''ningún efecto'' en el precio o pureza de las drogas en Estados Unidos.
Los datos han impulsado el escepticismo del Congreso, donde los grupos conservadores han unido esfuerzos para cabildear contra la continuación del financiamiento. El Sindicato Nacional de Contribuyentes calificó de ''trabajo inútil'' el programa antidroga.
Sin embargo, un comité de la Cámara de Representantes aprobó la semana pasada los 735 mil 500 mdd que pidió el gobierno para 2006, como parte de un programa de ayuda a otros países. El debate sobre esta iniciativa empezó hace unos días. Con la visita este año del presidente Alvaro Uribe de Colombia, aliado fiel de Estados Unidos, el presidente Bush podría dar a conocer un nuevo compromiso de larga duración hacia los esfuerzos antidrogas de Sudamérica.
''Vamos en la dirección correcta y estamos ganando'', dijo el zar federal antidrogas, John P. Walters, al Congreso el mes pasado.
El Plan Colombia, un esfuerzo de seis años de Washington y Bogotá para eliminar el tráfico de drogas, los más de 40 años de conflicto armado contra los rebeldes, así como la promoción de reformas económicas y legales en dicho país, expira este año. La administración de Bush desea continuarlo, afirmó un funcionario del Departamento de Estado.
''Es cosa de ajustar tácticas y recursos'', afirmó el funcionario. ''De nuestra parte no hay ninguna inclinación a rendirse sólo porque es una tarea difícil." Las negociaciones con Bogotá sobre los detalles de un programa heredero del Plan Colombia empezarán el próximo mes, declaró.
El gobierno y algunos funcionarios del Congreso afirman que el Plan Colombia ha tenido éxito notable. Los asesinatos, las masacres y otros ataques relacionados con el tráfico de drogas han bajado de manera importante desde 2002, y los secuestros se han reducido a la mitad, según cifras del Ministerio de Defensa de Colombia, aun cuando este año se ha visto el resurgimiento de la violencia.
La erradicación de los sembradíos y las prohibiciones de las drogas limitan las ganancias de los paramilitares derechistas y de los rebeldes izquierdistas, informó Walters al Congreso el mes pasado. Añadió que ''la producción de cocaína en los Andes ha bajado 29% desde 2001, y la cosecha de opio de Colombia bajó a la mitad de 2003 a 2004''. Sostuvo que la razón de que el precio y la disponibilidad no se hayan afectado es el retraso de seis meses a un año desde que se cosecha la coca y el tiempo hasta que la cocaína se encuentra disponible en las calles de Estados Unidos.
Los reportes ponen en duda la evaluación del gobierno. Si bien la producción de cocaína cayó 11% en Colombia en 2004, se elevó 23% en Perú y 35% en Bolivia, según el informe de la Oficina de Drogas y Delitos de Naciones Unidas. En total, el cultivo de coca en la región se incrementó 2%, afirma el estudio de la ONU.
''Los números (de Naciones Unidas) son devastadores'', dice Adam Isacson, del Centro de Políticas Internacionales, el cual ha planteado que las campañas de erradicación deben acompañarse de esfuerzos de desarrollo en gran escala, que ofrezcan a los campesinos modos de subsistencia alternativos. ''Rociar las cosechas, cuando no se acompaña de ningún desarrollo alternativo, no parece desanimar (a los que cultivan la coca) de intentarlo de nuevo, porque no hay muchas buenas alternativas allá afuera'', dijo Isacson.
La respuesta de los campesinos ha sido plantar más coca, la cual esconden bajo los árboles y entre otras cosechas. También se han vuelto hacia variedades que producen mayor ganancia, afirma el reporte de las Naciones Unidas.
Sea que los esfuerzos antidroga prosperen o no, el presupuesto de ayuda estadunidense a otros países está bajo nuevo escrutinio, en particular porque la guerra de Irak cuesta más de 4 mil mdd al mes y se perfila ya un défict de 379 mil mdd para 2006. Colombia, quinto receptor de ayuda estadunidense después de Irak, Israel, Egipto y Afganistán, podría convertirse en blanco de recortes.
El Servicio de Investigación del Congreso estima que el Departamento de Estado y el de la Defensa han gastado en la Iniciativa Andina Contra las Drogas 5 mil 400 mdd desde 2000. A pesar de que el programa apoya los esfuerzos de Perú, Bolivia, Ecuador, Brasil, Panamá y Venezuela, Colombia ha recibido la mayor parte del dinero, cerca de 4 mil 500 mdd. ''Si bien ha habido progresos perceptibles en la seguridad interna de Colombia, como indica el decremento de la violencia, y en la erradicación de cosechas, no se ha visto ningún efecto en el precio, la pureza y la disponibilidad de cocaína y heroína en Estados Unidos'', afirma el reporte de la agencia. Agrega que Colombia no está cerca de poner punto final a las décadas de conflictos armados.
La semana pasada, el conservador Sindicato Nacional de Contribuyentes exigió que el programa se reduzca o se anule. ''De acuerdo con los resultados comprobables, la efectividad del Plan Colombia es dudosa'', expresó Paul Gessing, director de asuntos gubernamentales de este grupo antimpositivo. ''Es un desperdicio para los contribuyentes."
También los liberales argumentan que el programa es un desperdicio. James P.McGovern, representante demócrata de Massachussetts, planea sugerir una reforma al programa de ayuda a otros países que recortaría 100 millones al apoyo militar y de seguridad que Estados Unidos brinda a Colombia.
Un antiguo consejero de políticas del gobierno estadunidense, el cual habló a condición de conservar el anonimato por miedo a que lo excluyeran de las discusiones sobre políticas, estuvo de acuerdo con muchos de los críticos. ''Es una completa pérdida de dinero'', consideró. ''Nos tendríamos que preguntar, ¿por qué estamos en Colombia?" Y añadió: ''El punto no es cuánto producen ellos o cuánto erradicamos nosotros, el punto es: ¿hay suficiente oferta para satisfacer la demanda? (en Estados Unidos), y siempre hay... Los traficantes siempre están un paso adelante de nosotros."
FUENTE: EIU