Eileen Collins conducirá el viaje, con el que la NASA reanuda sus vuelos tripulados
Comienza cuenta regresiva para lanzar mañana el Discovery
La agencia espacial estadunidense informa que ha tomado las medidas de seguridad para evitar un accidente como el del Columbia en 2003
"No tengo miedo", dice Miss Universo del Espacio
Ampliar la imagen La tripulaci�el transbordador, comandada por Collins (a la derecha) y James Kelly (a la izquierda) FOTO Reuters Foto: Reuters
Washington, 11 de julio. En la base de Cabo Cañaveral, en Florida, comenzó la cuenta regresiva para el lanzamiento del transbordador espacial Discovery, que este miércoles partirá rumbo al espacio con siete astronautas a bordo, entre ellos la llamada Miss Universo del Espacio, Eileen Collins, pero no por desfilar en traje de baño, sino por ser la primera mujer que piloteó un transbordador espacial y que ahora estará al mando de la nave.
Con este vuelo, la NASA reanuda, dos años después del accidente de la nave Columbia, los vuelos espaciales tripulados. El lanzamiento está previsto para las 19:51 horas; la ventana de lanzamiento será de cinco minutos. Los meteorólogos estiman en 70 por ciento la posibilidad de que las condiciones climáticas no sean adversas. Si se aproximan tormentas habría que aplazar el despegue.
Eileen Collins condujo en 1995 el transbordador Discovery hacia un encuentro con la estación espacial rusa MIR y en 1999 fue comandante de una misión del Columbia, que colocó en órbita el telescopio espacial Chandra, en el penúltimo vuelo exitoso del transbordador, que se desintegró al retornar a la Tierra, el primero de febrero de 2003.
La astronauta estadunidense de la sonrisa amable y el cabello ondulado volverá a asumir ahora el mando de un transbordador en el reincio de sus vuelos tras la tragedia del Columbia, el 13 de julio.
Esta mujer de 48 años asegura no tener temor de volver al espacio, ahora nuevamente a bordo del Discovery, a pesar de que señala que no pasa un día sin que recuerde a la tripulación del Columbia, muerta en el accidente.
Confía plenamente en que se ha hecho todo lo humanamente posible para cuidar la seguridad de la misión. "No tengo miedo", dice Collins, "si no fuera así, no debería estar aquí".
Pero ella sabía desde muy joven que "debería estar aquí". Pasó su infancia en Elmira, en Nueva York, localidad de larga tradición aeronáutica. Allí se disputó en 1930 el primer campeonato estadunidense de vuelo a vela. De niña, Eileen seguía el desplazamiento de las aeronaves sin motor en los cielos de su pueblo. Pocos años más tarde seguía con la misma fascinación a las naves espaciales que surcaban la pantalla del televisor en la serie Viaje a las estrellas.
"Apenas llegaba de la escuela, dejaba sus cosas y se sentaba ante el televisor", rememora su madre. La lectura de libros sobre los hermanos Wright, pioneros de la aviación, incrementó su entusiasmo. A partir de los 16 años de edad comenzó a ahorrar lo que ganaba con trabajos eventuales, como llevar la contabilidad de las donaciones a la iglesia local y de mesera en una pizzería. Después de tres años había reunido lo suficiente para cumplir su sueño: aprender vuelo a vela.
En 1978 empezó entrenamiento
Collins recuerda que enfrentó el oficio de aviadora con timidez e inclusive algo de temor. Pero la vocación por despegar era mayor: al abrir la Fuerza Aérea sus puertas a las mujeres se postuló de inmediato. En 1978 comenzó su entrenamiento como piloto de combate. Más tarde fue entrenadora de pilotos, a la vez que realizaba estudios universitarios en matemáticas, economía y administración espacial. Con semejante formación no tuvo dificultades en ser aceptada por la NASA como candidata a astronausta en 1990.
Collins, quien está casada con un piloto y tiene una hija, suma 6 mil 280 horas de vuelo -540 en el espacio exterior- en 30 tipos diferentes de aeronaves.
La tripulación que la acompañará en el vuelo del Discovery a partir del miércoles la califica de persona modesta a pesar de todos sus éxitos. Sus padres comparten esta opinión: "En el fondo es una persona muy sencilla, con los pies en la tierra. Es muy reflexiva. Nadie le ha regalado nada. Todo lo que es hoy se lo ha ganado por sí misma".
Por otra parte, el accidente del Columbia, ocurrido el primero de febrero de 2003, fue el resultado de una combinación de mala suerte y defectos de organización que la NASA cree haber solucionado, razón por la cual este miércoles reanuda los vuelos con su Discovery.
La causa técnica del accidente del Columbia fue una brecha en su escudo térmico generada por un trozo de aislante. Esta espuma, proveniente del tanque de combustible externo del transbordador, se había desprendido 81.7 segundos después del despegue, golpeando el borde delantero de ala izquierda, a la altura del panel de carbono reforzado número ocho, según el informe de la Comisión de Investigación del Accidente del Columbia (CAIB, por sus siglas en inglés).
"Durante el reingreso (a la atmósfera), está brecha en el sistema de protección térmica permitió al aire de muy alta temperatura penetrar a través del aislante del borde delantero y hacer fundir progresivamente la estructura de aluminio del ala izquierda", señaló el informe.
Ello "se tradujo en el debilitamiento de la estructura hasta que las fuerzas aerodinámicas en aumento causaron pérdida de control, rotura del ala y la destrucción del transbordador", agregó.
Para la reanudación de los vuelos, el aislante utilizado para cubrir el depósito de combustible externo y prevenir la formación de hielo en el despegue fue modificado para que no se produzcan trozos de un tamaño que puedan generar daños, estiman los ingenieros de la NASA.
El nuevo tanque de combustible externo también está equipado con un sistema de calefacción de los conductos externos para evitar la formación de hielo provocada por el comburente, mezcla de hidrógeno y oxígeno líquido a muy baja temperatura.
La comisión de investigación también encontró "causas organizativas de este accidente, ancladas en la historia y la cultura del programa del transbordador espacial".
Citaron "los recursos limitados, las prioridades fluctuantes, las presiones por las fechas de lanzamiento, la falsa percepción del transbordador como (nave) operacional y no en fase experimental, y la falta de una visión nacional en favor de los vuelos espaciales tripulados".
Reforma estructura
La NASA afirma que reformó sus estructuras para tomar más en cuenta las opiniones divergentes de ingenieros y técnicos, que antes no tenían voz frente a los responsables del programa del transbordador.
En el centro de control de la misión, situado en el centro espacial Johnson de Houston (Texas), la agencia espacial renovó en especial la sala de reuniones usada para todas las decisiones importantes durante los vuelos del transbordador, ahora dotada de una gran mesa donde cada miembro del equipo es invitado a dar su opinión.
La NASA se beneficia también de un respaldo renovado de la administración estadunidense al programa espacial, tras el anuncio a comienzos de 2004 del presidente George W. Bush de su programa de exploración, que incluye el retorno a la Luna y el objetivo más lejano de enviar misiones habitadas hacia planetas del sistema solar.