Presenta el artista en Cuernavaca la exposición Escombros del paraíso
Jorge Santana, por devolver ''la parte humana a la vida antes de la vida''
Exhibe más de 70 piezas, entre pintura, dibujo, serigrafía y gráfica digital
Parece contradictorio hablar de Escombros del paraíso, título que Jorge Santana (DF, 1971) atribuyó a la exposición que presenta hasta el domingo 17 de julio en el Jardín Borda de Cuernavaca, Morelos.
Para este artista multidisciplinario el nombre tiene que ver con ''volver su parte humana a esa idea idílica de la vida tras la vida, o, vida antes de la vida, que es el paraíso. Más que una ironía, ahora es una crudeza''.
En referencia a las más de 70 piezas, entre pintura, dibujo, serigrafía y gráfica digital, así como literatura y multimedia en exhibición, Santana manifiesta: ''Todos en realidad son como pequeños infiernos sentimentales, que en ocasiones se salvan por la forma en cómo los expreso''. Por ejemplo, un colorido folclórico quita la sordidez a un tema oscuro. La dicotomía entre los significados y las fiestas es antagónico muchas veces, apunta.
Su obra, entonces, rinde homenaje al peso del ser vivo: ''Uno carga con sus muertos, sus anhelos, sus frustraciones y dentro de eso hay muchas cosas que uno no culmina, que serían como estos escombros del paraíso. Siempre hay paraísos, pero también abandonos y contradicciones en nosotros''.
En el texto de sala de Escombros del paraíso, Oscar Charnichart escribe:
''Santana es un pintor que nos embiste, nombra nuestras pesadillas de más angustia en el momento de quietud. Su obra no celebra la vida. Es más bien un reclamo, un grito, un ahogarse silenciosamente en la copa que se desborda, en que los colores dictan versos. Para Jorge la poesía es un color que habita la pintura.''
Literatura como complemento
-Como escribe ensayo y poesía, ¿siempre hay una base literaria para su obra?
-Antes sí, ahora es como un complemento. Son cosas a las que me entrego por periodos. Antes era casi meter el texto como si fuera un retablo dentro del cuadro. Pero pasaba el tiempo y decía: qué hice, cómo pude poner esto. Ya no me satisfacía. Eso era porque los lenguajes estaban en competencia. Unas cosas que escribía me gustaban. Otras no las quería volver a ver. El lenguaje plástico tiene otro tipo de reacción en el tiempo.
''En la actualidad preparo un libro de ensayos, género bastante preciso. Hay una cosa de expresión muy contundente que la pintura luego no tiene. La pintura es a veces especulación, mientras la literatura, y más el ensayo, es dirección. Pintar es más instintivo, aunque también hay poemas pequeños que uno hace con el instinto todo el tiempo.
''Pero deja de haber un pensamiento más evidente para escribir una direccionalidad y en la pintura a veces me gusta soltarme las líneas. Tiendo a fugarme por este lado, hacer cosas adrede a medio terminar, un poco como pequeños homenajes a la vida, que siempre está a la mitad. En la literatura uno es más soñador, siempre quiere hacer pequeños universos.''
La exposición está estructurada a partir del poema Mosca, de Santana. La disposición de sus estrofas divide el recorrido de los cuadros en varias partes, pero sin fundir los lenguajes literario y plástico.
El poema, explica el entrevistado, responde a ese universo de escombros del paraíso, ''pues trata de una mosca que vivirá un solo día, lo que nos pone a pensar en nuestra propia vida''.