Grupos españoles ligados a Azcárraga Jean y Vázquez Raña, líderes en el ramo
Prevén auge de apuestas por Internet con los permisos otorgados por Creel
Ampliar la imagen Las apuestas electr�as desde M�co ser� una realidad en breve, una vez que empresarios espa�s y mexicanos concreten las alianzas, surgidas a partir de los permisos otorgados por el ex secretario de Gobernaci�En la imagen, la Serie Mundial de P�r, en Las Vegas FOTO Ap Foto: Ap
La moda en el negocio del juego de azar es el uso de tecnología para sacar el dinero del bolsillo de los adictos a las apuestas. Un reporte de la industria señala que PartyGaming, la empresa propietaria de la principal página electrónica de póquer en el mundo, logra reunir a 70 mil personas conectadas en línea al mismo tiempo, más de lo que podría gestionar en cualquier casino tradicional.
La nueva tendencia comenzará a proliferar en México una vez que los permisos otorgados por el gobierno federal en los meses recientes logren superar el escándalo que rodeó su asignación. Los dos grupos empresariales españoles que están a punto de concretar alianzas en México son líderes en la generación de tecnología para llevar los juegos de azar a un ámbito diferente a los casinos tradicionales.
Es en ese contexto que cobra mayor sentido el tipo de empresas, relacionadas con los medios de comunicación, con las que se están aliando en México para ampliar la oferta de juegos y apuestas.
Cirsa es una empresa española con presencia en 60 países con juegos de apuestas. Es el socio buscado por Grupo Televisa para sacar jugo a los permisos que la compañía mexicana obtuvo de la Secretaría de Gobernación unos días antes de que Santiago Creel dejara la dependencia para buscar la candidatura presidencial del Partido Acción Nacional.
La firma europea afirma que su negocio es "el ocio del futuro", y para ello ha constituido una "división interactiva" que desarrolla sistemas de control on line, aplicaciones telemáticas, interconexiones por red para comunicar salas de bingo, así como terminales de lotería electrónica, llamadas sports books, y apuestas por Internet Tv, según información de la propia empresa.
La otra compañía es Grupo Comar, que está detrás del empresario mexicano Olegario Vázquez Raña -propietario de los grupos Angeles y Real Turismo, así como del Grupo Imagen y accionista del diario Milenio-, otro de los beneficiarios de los permisos para establecimientos de juego autorizados por Creel Miranda.
Grupo Comar también está especializado en la promoción de opciones de juego y apuestas con tecnología avanzada, especialmente bingos.
Por su propia naturaleza, el volumen del negocio es difícil de cuantificar, pues los pagos son por lo general en efectivo y los responsables de recibirlos no hacen demasiadas preguntas sobre el origen del dinero que está sobre las mesas.
Inversión potencial por casinos
Según la Comisión de Turismo de la Cámara de Diputados, la autorización de casinos en México puede generar inversiones de hasta 3 mil millones de dólares e ingresos al fisco federal por unos 8 mil millones de pesos al año.
Pero como está demostrado en otros países, el beneficio puede ser poco comparado con el costo.
La creación de puestos de trabajo es, precisamente, uno de los argumentos que presentó la Secretaría de Gobernación, durante la gestión de Creel Miranda, para conceder los permisos y abrir establecimientos de apuestas.
Un estudio realizado por dos profesores de la Universidad de Nebraska, divulgado en abril pasado, reveló que la llegada de un casino a una ciudad puede aumentar los ingresos locales debido a los puestos de trabajo que crea, llevando a una disminución de las bancarrotas personales derivadas de la falta de trabajo.
El estudio, citado por The Christian Science Monitor, indica sin embargo que después de los primeros años de operación de casinos en una comunidad, las bancarrotas personales aumentan 2 por ciento al año, en comparación con las ciudades que no cuentan con estos centros de apuesta. El reporte examina datos de 1990 a 2002 y documenta que cuando los establecimientos acumulan cierto tiempo de operación y otras ciudades abren instalaciones competidoras, el número de turistas cae y, al mismo tiempo, el de los jugadores problemáticos aumenta.
Casinos y altruísmo
El año pasado se publicó un análisis del impacto económico del juego en Estados Unidos en el libro Gambling in America: costs and benefits (El juego en Estados Unidos: costos y beneficios), editado por Cambridge University Press. El autor, Earl Grinols, es profesor de economía en la Universidad de Illinois y ha seguido de cerca la industria por varios años.
Según el experto, el proceso de aprobación de casas de juego por comisiones gubernamentales o comités legislativos suele tener defectos, pues carecen de análisis detallados sobre la proyección de costos y beneficios de las nuevas instalaciones. En tanto, quienes tienen mucho dinero en juego tienen interés, a la hora de hacer propuestas, de presentar una visión parcial de los beneficios de la industria.
El proceso de aprobación puede también torcerse debido a las masivas presiones de la industria del juego. Grinols cuenta -entre otros ejemplos- cómo 74 inversionistas de Texas se dedicaron a presionar a los legisladores para que aprobaran una propuesta para extender las casas de juego. Entre 1991 y 1996, esta industria "pagó" más de 100 millones de dólares en donaciones a legisladores y gastos de grupos de presión.
Respecto de los beneficios económicos creados por los casinos, Grinols observa que no es suficiente contar únicamente el número de empleos que se crean. Los puestos de trabajo son sólo un factor en el desarrollo económico, afirma. De hecho, las plazas de un casino suelen compensarse con las pérdidas de los negocios cercanos afectados, como los restaurantes.
Grinols sostiene que es necesario que sean considerados los costos sociales del juego, que incluyen crímenes como fraudes y malversación; bancarrotas; suicidios, y costos familiares como descuidar a los hijos. Con frecuencia, las comunidades donde se abren casinos se ven obligadas a aumentar los impuestos para pagar los costos asociados, mientras el gobierno del estado es quien recibe los ingresos.
El autor del libro concluye que los juegos de casino "no superan el examen de costo-beneficio por amplio margen".
Buenas relaciones con el gobierno y un negocio con capacidad para incrementar las ganancias a una tasa mayor que cualquier actividad productiva son dos ofertas atractivas para cualquier empresario con experiencia en obtener dinero del bolsillo de los demás. Eso ven los inversionistas españoles que tejen alianzas para entrar al negocio de apuestas en México.
Con información de Víctor Zendejas