LA VIDA (BREVE) EN SAN LAZARO
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UNA CASI SUBLIME tranquilidad se respira en la Cámara de Diputados. No corresponde a las ardientes inquietudes de algunos de sus miembros, pero es propicia para la desagradable tarea del examen de conciencia. Ya es hora de aceptarlo: estamos fallando, la democracia no ha dado los resultados esperados.
LA ALTERNANCIA EN México se dio casi 20 años después que los regímenes autoritarios empezaran a dar paso a los democráticos en América Latina (AL). Estamos rezagados. Nuestra transición no parece un amanecer sino un larguísimo crepúsculo. No hemos sido capaces de crear un nuevo orden jurídico que permita a la democracia imponerse. Es terrible: el Congreso ni siquiera pudo completar la reforma electoral y reducir a términos manejables el dispendio de energía y recursos que implica la lucha por la Presidencia de la República, para no hablar de los comicios locales.
¿Y LOS FRUTOS? La reducción de la pobreza extrema sólo existe en las estadísticas. Si el Presidente recorriera los barrios pobres del Distrito Federal y de las principales capitales del país, se daría cuenta de que vivimos en una desigualdad monstruosa. Vería escenas parecidas a las de Los olvidados, de Buñuel.
ASOMBRA QUE EL gobierno federal insista en las famosas reformas estructurales; más privatizaciones y aperturas no van a generar crecimiento económico. Entre los asesores del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, defensores del Consenso de Washington, se está abriendo paso la idea de que el Estado debe retomar su función como orientador de la vida económica de la sociedad.
CREO QUE EL problema está en que nuestra democracia no ha sido acompañada por un conjunto de políticas destinadas a extender los beneficios económicos a la mayoría de la población. La sociedad de México es piramidal y los beneficios del escaso crecimiento se concentran en la punta. Contra lo que pensaban los liberales de hace 200 años y lo que piensan los conservadores de hoy, estos beneficios no llegan a resbalar hacia la base de la pirámide, no se transforman en empleo, más ingresos ni servicios.
DECIA ALFONSO REYES: "mal de muchos, consuelo de humanos". Los problemas de la democracia en México son increíblemente parecidos a los de toda AL. En el excelente informe sobre la democracia en el continente, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, se establece una serie de "hechos duros" que nos permiten pensar que la democracia está fallando.
LA MAYORIA DE los países latinoamericanos que tenían gobiernos autoritarios hace 25 años cumple con los criterios básicos de una democracia electoral. Las condiciones de salud, de educación, siguen igual, porque la pobreza no ha logrado revertirlos y la desigualdad es mayor. El desempleo y el trabajo informal han aumentado. Las reformas económicas neoliberales, orientadas al mercado, no han producido efectos positivos en una generación.
ES INDISPENSABLE QUE en México y AL aceptemos que hemos fallado y que, de no hacer una rectificación profunda, la causa de la democracia será abandonada por la mayoría de la población en los próximos 10 años.