La palma
Cada vez que una palma
se yergue en un poema,
ya sabemos que el alma
es lo que nos espera...
Y cada vez que el alma
entra a jugar el juego,
sabemos que la calma
es lo que viene luego.
¿Y después de la calma
qué cabría esperar?
Tal vez que el alma vuelva
con calma hasta el palmar...
¿Y después de la palma
cómo seguir el juego?
Borrando toda huella
para empezar de nuevo.