Sostiene que presenta un trastorno agudo porque lo presionó el subprocurador
Concluye la CNDH: Nahúm Acosta, con secuelas siquiátricas por su detención
Las conclusiones del dictamen médico-sicológico especializado que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) practicó a Nahúm Acosta Lugo destacan que éste "presenta secuelas siquiátricas derivadas del intenso estrés que le causaron su detención, arraigo y reclusión en un centro penitenciario de alta seguridad".
Asimismo determina que Acosta Lugo, al momento de ser examinado, presentaba trastorno agudo por estrés postraumático, de poco tiempo de evolución, así como uno depresivo mayor".
Esto, subraya la CNDH, particularmente por los hechos suscitados en la oficina del servidor público de la Procuraduría General de la República (PGR) -el subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos-, quien según el agraviado lo presionó para que se declarara culpable de supuestos delitos de delincuencia organizada o para que fuera testigo protegido. Además, dijo que lo amenazó con mantenerlo preso 45 años en La Palma.
La comisión resalta además que "la vigilancia permanente durante el arraigo dejó intensa huella en la memoria del agraviado y forma parte del contenido de sus pensamientos recurrentes, de las ideas de daño y persecución, así como de las alucinaciones auditivas y visuales que presenta, toda vez que responsabiliza a dicho funcionario -Santiago Vasconcelos- de todo lo que le ocurrió".
La conclusión del órgano nacional de defensa de los derechos humanos, entregada a Nahúm Acosta Lugo, indica de igual forma que el daño que éste presenta se debe también a que la PGR "lo expuso ante los medios de comunicación como delincuente consumado, sin tener pruebas contundentes de ello, lo cual dañó su imagen pública y repercutió en sus relaciones interpersonales".
En los hechos que Nahúm Acosta narró a la CNDH, señala que el 3 de febrero pasado recibió una llamada a su teléfono celular del general Urióstegui, jefe de seguridad de Los Pinos, quien le informó que el jefe del Estado Mayor Presidencial quería verlo, el general José Armando Tamayo.
"En la oficina del general Tamayo estaba el procurador general de la República, Rafael Macedo de la Concha, y se acababan de ir el subprocurador Santiago Vasconcelos y el coordinador de la Agencia Federal de Investigación, Genaro García Luna. Saludé, y el general Tamayo me dijo que le diera mi teléfono y acompañara a García Luna. ¿Adónde lo voy a acompañar? ¿De qué se trata general? Me contestó: 'usted nomás acompañe a Genaro'.
"Nos subimos a una camioneta negra tipo Suburban. Llegamos a la oficina del subprocurador Santiago Vasconcelos, quien estaba detrás de su escritorio y lo acompañaba una persona con corte de cabello tipo militar. Después me enteré en los medios que era el vocero de la subprocuraduría. Desde el momento en que entré a la oficina empezó mi martirio, mi tortura sicológica, porque me dijo: 'Nahúm, estás en un gran lío, acabo de hablar con el Presidente y me pidió que hablara contigo para que cooperaras con nosotros, porque tenemos información de que estuviste pasando datos confidenciales a narcotraficantes'.
"'Te voy a dar la oportunidad de que te conviertas en testigo protegido. Queremos que cooperes con nosotros y nos des información de los narcotraficantes. Así de sencillo'. A ello contesté: me está ofendiendo. Están equivocados. Rechazo esa aseveración y la propuesta de convertirme en testigo protegido. Sentí mucho coraje contra el subprocurador, miedo no. Le dije: estás equivocado subprocurador, te equivocaste conmigo."
Ante esa negativa, abundó Nahúm Acosta ante la CNDH, el subprocurador señaló: "¿No vas a cooperar?" "Claro que no, le dije. ¿De qué voy a cooperar? 'Vas a estar 45 años en La Palma -me dijo-, así que tú sabes'. No voy a hacerlo, no tengo nada en qué cooperar. 'Bueno, tu esposa también se va a ir a la cárcel', señaló."
Nahúm Acosta aseveró ante la CNDH que "ante mi negativa, Santiago Vasconcelos golpeó otra vez el escritorio y me dijo: 'mira cabrón, te vuelvo a reiterar, esta es tu última oportunidad, y si no cooperas te voy a romper la madre, te voy a mandar a La Palma y te voy a dar 45 años de cárcel'. En ese momento percibí a Vasconcelos como gangsteril, se comportó como hampón, delincuente. Se me figuró un funcionario degradado, torpe, imbécil".
La conclusión del dictamen médico-sicológico señala que Nahúm Acosta Lugo "no presenta secuelas de sufrimiento físico-sicológico grave, producto de un acto de tortura, pero presenta secuelas siquiátricas derivadas del intenso estrés que le causaron su detención, arraigo y reclusión".
Nahúm Acosta, en su declaración ante la CNDH, aseguró que "Genaro García Luna -coordinador de la AFI- "me golpeó en la espalda y me dijo: 'vas a hablar cabrón, o qué. No te vamos a dar toda la pinche tarde, baboso'. Genaro, le dije, no me vuelvas a golpear. 'Te golpeo cuando me dé mi chingada gana', me dijo. Intervino Santiago Vasconcelos, y me preguntó: '¿es tu última palabra?' Es mi última palabra, respondí."
Luego "me sacaron de esa oficina -la del subprocurador- y me subieron esposado a una camioneta. Una vez en ésta, los elementos que iban en ella me decían: 'acá si vas a hablar, cabrón. Acá si vas a cantar'. Me trasladaron a la oficina del fiscal Julio Patessi Guedea. Estuve cuatro días ahí, nunca me bajaron a las celdas.
"Después me mantuvieron arraigado 54 días. Me miraban cuando me desnudaba, cuando hacía del baño y cuando me bañaba. Esa vigilancia me causaba incertidumbre, desesperación. Está bien que lo tengan a uno vigilado en los pasillos, en el patio, en el cuarto, pero en los baños ya no."
Después de haber estado en el penal de La Palma, "de conocerlo y de ver cómo tratan a las personas, ya no le tengo miedo a nada. En La Palma estuve seis días. Al llegar me pidieron que me desnudara. 'Agáchese y abrase los glúteos y vea hacia la cámara'. Me pusieron a hacer dos o tres sentadillas. Luego me dieron trusa, calcetines, pantalones, camisa, camiseta y chamarra".