Además de Guadalajara, habrá eventos en 12 sitios más

Distribuirán por todo Jalisco el Encuentro Internacional del Mariachi

CARLOS GARCIA CORRESPONSAL

Guadalajara, Jal., 17 de julio. En la tierra del tequila y el mariachi ya se preparan con ambos ingredientes típicos de la cultura y el folclor mexicano para recibir a miles de visitantes de todo el mundo en septiembre próximo, cuando se realice la duodécima edición del Encuentro Internacional del Mariachi y la Charrería.

Desde hace meses están dentro de barricas de roble blanco, en proceso de añejamiento, las bebidas del agave tequilana weber, planta de color azulado que llega a veces hasta los 80 kilos y crece en el valle de Amatitán, única que brinda al tequila el honor de llamarse así, en espera de ser embotelladas para recibir a quienes año con año vienen con sus guitarras, violines y vihuelas -incluso desde Japón- para mostrar en la Meca del mariachi que la música más típica de México se interpreta en los rincones menos imaginados del planeta.

Y es que el encuentro es eso, una cita anual para que mariachis de todo el mundo y de todo el país, vengan a Guadalajara a retomar la denominación de origen musical, a empaparse del virtuosismo de músicos cuya escuela ha sido la transmisión directa de generación a generación, músicos que están en agrupaciones de prestigio como el Vargas de Tecalitlán, Los Camperos o el América.

Bajo el lema "¡Qué lindo es Jalisco, palabra que sí!", el Encuentro Internacional del Mariachi y la Charrería fue anunciado por la sección Guadalajara de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) y en esta ocasión desperdigará sus más de 200 actos programados por todo Jalisco, ya que se han previsto eventos en Lagos de Moreno, Puerto Vallarta, en la Costa Alegre, Arandas, Mazamitla, Chapala, Tequila, Cocula, Tepatitlán, Etzatlán, Yahualica, Tlajomulco de Zúñiga y Tizapán el Alto.

La programación incluye varias galas de mariachi en escenarios, como el recién remodelado Teatro Degollado, o al aire libre, misas cantadas en la catedral de Guadalajara o en la basílica de Zapopan, un desfile inaugural el 3 de septiembre por el centro tapatío, homenajes y lunadas, además de los seminarios musicales que son para los mariachis que vienen de otros países o entidades, el atractivo principal.

En años anteriores, el encuentro ha atraído por ejemplo a mariachis japoneses, coreanos, australianos, estadunidenses, franceses, españoles, alemanes, italianos, holandeses, peruanos, venezolanos, argentinos y hasta brasileños. A nivel nacional acuden sobre todo agrupaciones de la capital del país o de ciudades fronterizas norteñas, donde el folclor típico mexicano es muy solicitado.

Viaje al centro del tequila

Además de la visita a Guadalajara y a sus municipios conurbados como Zapopan, Tlaquepaque o Tonalá, donde se pueden encontrar obras de artesanos que han recibido premios internacionales o sencillas creaciones de alfarería, los visitantes tienen entre el cúmulo de ofertas la posibilidad de hacer un viaje de un día a la zona de denominación de origen del tequila, en el valle de Amatitán, a bordo del ferrocarril turístico Tequila Express.

Se trata de un periplo a una zona mágica, donde los agaves se pierden en el horizonte con sus grandes puntas hacia el sol en su lento proceso de maduración que dilata hasta ocho años. Un viaje que inicia temprano y transcurre en un ámbito propio con el tiempo detenido entre los guitarrones de Los Toritos o las voces bravías de Paloma del Río, todo aderezado con caballitos derechos de tequila, comelitonas de pozole, sopes y enchiladas, o las suertes charras de la familia Franco, donde padre, hijos y caballo se unen para mostrar una más de las extensiones que tiene la tradición de México.

Parte central del viaje es la visita a la hacienda San José del Refugio, donde se elabora el tequila Herradura desde hace 135 años y que a estas alturas de su historia es fuente de trabajo para más de mil 800 familias de Amatitán y Tequila, quienes producen bebidas envasadas de origen, elaboradas 100 por ciento con agave tequilana weber y distribuidas por todo el país, Estados Unidos, Canadá, Asia, Europa y América Latina.

Campesinos, jimadores, obreros, ingenieros, todos respetuosos de la tradición para elaborar el tequila desde los procesos de siembra de hijuelos del agave, jima, cocción de las piñas hasta su destilación y embotellamiento, que en algunos casos es manual cuando se trata de reservas especiales, quedan a la vista de quien accede a la enorme y bella hacienda que ha sido escenario de guerras cristeras, set de filmación para películas o videoclips, o lugar de consulta en su biblioteca privada que alberga más de 35 mil títulos diversos.

La visita es guiada y en ella se explica todo el proceso de elaboración del tequila. Se calcula que cada año unos 40 mil turistas pasan por sus instalaciones adoquinadas y jardinadas o sus edificios rústicos, donde incluso existe un museo del tequila en la "zona vieja" donde alambiques de cobre y hornos alimentados con leña traen hasta el visitante la sensación de vivir entre las paredes añosas tiempos ya idos.

El regreso, al atardecer, es todavía más alegre, luego que el cuerpo y la curiosidad han sido satisfechos y el efecto tequila inunda las venas de los viajeros. La nostalgia de volver de esa zona se patenta con la música de Los Toritos, quienes van de un vagón a otro con su música en andas y, quienes por la mañana veían los campos erizados de agaves, ahora se abrazan para cantar a coro: "México, lindo y querido..."