Venezuela, un premio sospechoso
El 8 de julio de este año, en la página 9 de La Jornada, apareció una convocatoria internacional a plana entera para el Premio Libertador al Pensamiento Crítico. Esta convocatoria establecía que podrían concursar los libros publicados en 2004, cuyos autores se hubieran comprometido "con la defensa de la humanidad y desde la perspectiva de que otro mundo mejor es posible" y en los que se "analice críticamente la realidad del mundo contemporáneo en forma global o sectorial en cualquiera de los campos de la actividad social". Los temas contemplados en la convocatoria fueron la guerra, la economía, la política, la democracia (que por lo visto está fuera de la política), la relación con la naturaleza, los derechos humanos, los derechos de los pueblos, la integración de los países, el imperialismo (que por lo visto no tiene que ver con la economía ya mencionada), "entre otros" temas propios del pensamiento crítico.
El plazo para entregar los ejemplares para concursar vencía el 15 de agosto y un mes antes se daría a conocer la composición del jurado, es decir, el 15 de julio (no se dice que los miembros del jurado quedan imposibilitados de concursar). En la convocatoria publicada en la página web del Ministerio de la Cultura de Venezuela se pedían siete ejemplares; en la publicada en este diario se pedían seis. Primera imprecisión. En los días 15, 16, 17 y 18 de julio no aparecieron los nombres de los miembros del jurado, y el último día mencionado se publicó en Rebelion.org una nueva convocatoria que dice que el plazo para entregar los siete ejemplares (no seis) se amplía al 15 de noviembre de este año, por lo que el jurado será conocido, siguiendo el mismo criterio de la convocatoria original, el 15 de octubre. El jurado estará constituido por cinco personas (dos venezolanos).
En la nueva convocatoria en Rebelion.org se cambiaron las condiciones y se dice que por esta única vez los libros presentados a concurso podrán ser los publicados desde el 1º de enero de 2002. ¿Cuál es el argumento que se presentó en Rebelión.org? Que "numerosos autores de prestigio" lo solicitaron. ¡Bravo!
Esto es único en todas las convocatorias para premiar determinadas obras. Si algunos autores de prestigio no tuvieron la suerte de publicar en 2004 una obra que consideraran adecuada para concursar por 150 mil dólares estadunidenses (monto del premio), pues que se cambie la convocatoria. Esto es equivalente a que un autor de prestigio (cualquier cosa que esto signifique) dijera algo así como "si no participa mi libro, que publiqué en 2002 o en 2003, entonces el premio no sirve, pues los demás autores, los que sí publicaron en 2004, no son merecedores de tan alta distinción." Si un autor dijo o siquiera pensó lo anterior está en su derecho y lo más que podemos decir es que peca de soberbia. Pero que el Ministerio de la Cultura de un país soberano cambie su convocatoria para que X, Y o Z autores de "prestigio" participen, se interpreta como que uno de ellos se llevará el premio y que el concurso está sesgado. Los demás, los autores que sí publicaron en 2004 obras de repercusión internacional y con la orientación requerida en la convocatoria, han sido menospreciados a priori por los encargados de la cultura en el gobierno de Hugo Chávez, o son muy ignorantes, pues hay libros publicados en 2004 de enorme valor y que son verdaderas aportaciones al mundo cambiante que vivimos.
El tal ministerio no intentó siquiera respetar las formas. Si al 14 de agosto, digamos, es decir, un día antes del vencimiento del plazo para recibir los libros publicados en 2004 (de acuerdo con la convocatoria original), hubiera recibido sólo tres o cuatro títulos se habría entendido que ese mismo día ampliara los plazos de entrega, pero no los años de publicación de los libros a concursar, que no son pocos según los criterios de la convocatoria. Sólo en Amazon.com, los libros sobre política (sólo política) publicados en español, cuya lista contiene decenas de omisiones notables, hay a la venta más de 800 títulos publicados en 2002, 2003 y 2004. Si todos los autores enviaran sus libros al concurso el jurado no podría leer más allá de las portadas y, con un verdadero esfuerzo, las contraportadas y los índices.
El tema de concurso es tan amplio, que si el jurado tuviera que leer sólo los libros publicados en 2004, como rezaba la convocatoria original, difícilmente habría tenido tiempo suficiente. Con la nueva convocatoria será imposible. Ni siquiera con lectura dinámica, si acaso todavía se practica en los medios intelectuales. Pero no, los encargados de la cultura venezolana no cuidaron las formas, y no las cuidaron porque en realidad lo que quieren no es premiar a la mejor obra publicada en 2004, sino a un autor X que, para su desgracia (de acuerdo con la primera convocatoria), no publicó en 2004, sino en 2002 o en 2003. De otra manera no se explica esta ampliación que, por lo menos en teoría, supone mayor número de obras a leer por el jurado que si hubieran sido sólo las publicadas en un año, en 2004. Los cambios en la convocatoria convierten el premio en algo sospechoso, y como éste es el primero en su tipo, bien se puede decir que nació mal: desprestigiado.