Latente violencia paramilitar contra comunidades que simpatizan con el EZLN
Se recrudecen acciones de Paz y Justicia en el norte de Chiapas
Tumbala, Chis. 21 de julio. Por las noches llegan hombres de diferentes lugares y caminan rumbo al monte en los alrededores de Venustiano Carranza, Cuctiepá e Ignacio Allende. Visten uniformes azul oscuro con una insignia o logotipo que no se ha identificado. Crece en la población la sospecha de que realizan prácticas militares. Pertenecen a un grupo de campesinos directamente vinculados con el gobierno municipal priísta de Tumbalá y el grupo Paz y Justicia, cuyas acciones se han recrudecido en la zona norte.
Este grupo mantiene amenazadas a las comunidades, de manera particular a las familias pertenecientes al municipio autónomo La Paz. "La resistencia aquí es casi clandestina", dice a La Jornada un indígena que pide mantenerse en el anonimato.
"Estas personas amenazan a los compañeros que se resisten a pagar la luz o a recibir los programas del gobierno. Están favorecidas por los comisariados y jueces, los transportistas, ganaderos y comerciantes. Todos son de Paz y Justicia", añade.
En Tumbalá, en la región chol del norte de Chiapas, hubo paramilitares hacia 1996, pero se habían "desintegrado", al menos como tales. Como se sabe, la mayor criminalidad de éstos ocurrió en los vecinos municipios de Tila y Sabanilla, donde también han vuelto a operar en semanas y meses recientes. Ahora los indígenas en resistencia se sienten más amenazados que entonces (más que nunca, aunque no lo expresan así).
Este es uno de los testimonios que señalan la reactivación de los grupos paramilitares en una franja importante de los territorios indígenas donde se localizan los municipios autónomos de la selva y la zona norte, aunque también agreden a miembros de otras organizaciones.
La actividad de este grupo contrainsurgente en Tumbalá parece concentrarse en Ignacio Allende, Venustiano Carranza, Cuctiepá, Cacahuatal, Naranjivi y otras comunidades ubicadas entre la base de operaciones del Ejército federal en Xanil y la cabecera municipal oficial. Efectúan estrepitosas reuniones y bloquean los caminos a nombre de la "unión ganadera", la "unión de transportes" y otros nombres, pero "son los mismos siempre", dice un testigo presencial.
El líder visible es Pablo López Arcos, quien se presenta como pastor presbiteriano. "Siempre están con inventos y pretextos para asustar a la población. Llegan de repente a las comunidades en camionetas y se bajan como provocando, sin ninguna razón". Los príistas llaman "cortacabezas" a los presuntos paramilitares y divulgan versiones de que "van a acabar con todos los que no los apoyen. La gente tiene miedo".
Los priístas "obligan" a todos a participar en los programas Oportunidades, Procampo, Procede y los proyectos "ecoturísticos". A quien se opone lo "marcan" y amenazan con expulsarlo y quemar su casa. Los primeros tienen aliados que pertenecen a PAN y PVEM.
"No dejan a la gente trabajar tranquila. Se ve que mueven mucho dinero. Hay pueblos donde todas las familias de ellos tienen camioneta propia de doble caseta, mucho ganado, antenas". De hecho, se rumora que quieren enajenar las tierras de sus opositores para la cría de ganado, aunque oficialmente hablan de convertir en "reservas ecológicas a mando federal" las tierras de quienes se niegan a registrarse en el Procede.
El pasado 10 de julio realizaron una gran concentración en Cuctiepá, de la cual el reportero posee una fotografía tomada desde muy lejos, pero que revela un gran número de asistentes. Cabe mencionar que concentraciones similares, y aún más amenazantes, se registraron por las mismas fechas (durante la alerta roja general del EZLN) en la cañada de Avellanal, donde se localiza el municipio autónomo San Manuel.
A pesar de que muchos indígenas manifiestan su rechazo, ya están en marcha proyectos "ecoturísticos" en Venustiano Carranza y Cuctiepá. En esta región, estar en la resistencia, y más ser zapatista, es un delito y un peligro.
Clave en este proceso de cambio en la convivencia entre los indígenas es la base de Xanil, una de las pocas posiciones militares creadas por el gobierno foxista, que en general se ha limitado a mantener las posiciones establecidas en el sexenio de Ernesto Zedillo.
Ya se empezó a pavimentar el camino que va de la carretera Ocosingo-Palenque a Tumbalá, a partir del crucero Xanil (en el municipio de Chilón). Inicialmente un campamento más, la base castrense ya cuenta con importante infraestructura, instalaciones deportivas y edificios administrativos.
En tanto, la "prosperidad" traída por la poderosa inversión federal y estatal en la región rinde sus primeros frutos: ya crece exponencialmente la migración de los "beneficiados" a Mississippi, California y Florida, en Estados Unidos. Los familiares de los más afortunados cuentan con teléfonos en sus casas, antenas y camionetas estilo cowboy. Simultáneamente, el clima de amenaza y violencia larvada contra las familias en resistencia también crece.
La policía municipal y los judiciales estatales departen amigablemente en las concentraciones de Paz y Justicia en Tumbalá, y en conjunto reproducen un cuadro que no se veía en Chiapas desde hace varios años.