Usted está aquí: viernes 22 de julio de 2005 Política La mafia

Luis Javier Garrido

La mafia

¿México está gobernado por el hampa?

1. La campaña presidencial adelantada, que a un año de las elecciones de julio de 2006 está mostrando una lucha sin principios por el poder presidencial de parte de prominentes miembros de "la clase política", en particular del PRI y del PAN, está causando, al contrario de lo que piensan las dirigencias de esos dos partidos, enorme preocupación en la ciudadanía, no sólo, como podría suponerse, por la carencia de propuestas serias para sacar a México de la gravísima crisis en la que se halla o por el continuismo que enuncian los que hoy son sólo "suspirantes" por la silla presidencial, sino por algo que podría parecer inimaginable en el marco de la supuesta democratización que se pregona ha tenido el régimen mexicano, y que es el perfil delincuencial de la casi totalidad de los aspirantes priístas y panistas.

2. Una transición supondría romper con las mafias de intereses económicos y políticos que de manera ilegal han prevalecido durante décadas sobre los derechos de los mexicanos, y nada de esto aconteció en estos años. El sexenio foxista, como ya resulta claro, no fue más que del más absoluto continuismo con los tres anteriores en lo que se refiere al fondo de las políticas y a la forma de ejercer el poder, tanto por la obsesión de Fox por seguir desmantelando el Estado nacional como por las prácticas políticas que siguió utilizando, así que no sorprende que haya contribuido a fortalecer a la mayor parte de las redes de intereses creados y de tráfico de influencias del pasado inmediato.

3. La prioridad de Vicente Fox en Los Pinos fue durante estos años gobernar tanto para las multinacionales como para los empresarios nacionales que lo financiaron en 1999-2000 a fin de que pudiera encaramarse en la silla presidencial, y por ello sus principales preocupaciones las constituyeron privatizar por completo los sectores estratégicos del país para entregárselos a esos intereses del exterior y al mismo tiempo proteger los poderosos intereses financieros y económicos de Carlos Salinas de Gortari, su protector y guía, incluyendo los vinculados al narcopoder. Y que, en consecuencia, su "estilo personal de gobernar" haya estado marcado por un incesante tráfico de influencias.

4. ¿Cómo podría hablarse, por lo mismo, de "respeto a la legalidad" y de "combate al crimen organizado y al narcotráfico" si aquel al que los medios han considerado desde hace tres sexenios "el enemigo público número uno de México", que es Carlos Salinas de Gortari, a pesar de todo lo señalado no se le ha investigado, se halla libre bajo la protección gubernamental e incluso tomando decisiones de Estado? ¿O quién es el que ha decidido que el gobierno mexicano postule al corrupto político salinista José Angel Gurría como secretario general de la OCDE?

5. ¿Cómo podría hablarse de "transición" si piezas claves de Salinas como Roberto Madrazo, Elba Ester Gordillo, Santiago Creel, Diego Fernández de Cevallos, Natividad González Parás, Jorge G. Castañeda, Patricia Mercado, Ricardo Salinas Pliego o Emilio El Tigrito Azcárraga están teniendo una participación decisiva en la sucesión presidencial? ¿Si él es aún el "gran elector" del PRI y pretende ser el gran manipulador del proceso electoral?

6. La cuestión que nadie se plantea es, sin duda, la fundamental para entender lo que acontece: ¿dónde están los intereses de los principales cárteles de narcotráfico en vistas a la elección presidencial? Ante el derroche de gastos de propaganda que están haciendo los aspirantes priístas a ser el precandidato presidencial del Tucom que se enfrente a Madrazo, columnistas y locutores no han sugerido, sino señalado abiertamente, que es el narcotráfico el que está financiando a estos políticos y, sin embargo, nadie actúa: ni el IFE ni la PGR.

7. La campaña presidencial de 2006 se presenta ya desde ahora como la más sucia y la de mayor derroche de la historia mexicana, y las autoridades competentes se solazan de lo que está sucediendo. De la misma manera que nadie pudo explicar cómo se financiaron las campañas de Roberto Madrazo para gobernador de Tabasco en 1994, donde gastó, según La Revista de El Universal (18/7/05), 70 millones de dólares (el doble casi de lo que Bill Clinton en su campaña presidencial de 1996 y 60 veces lo autorizado por la ley), o para ser candidato presidencial del PRI en 1999 (en la que gastó al menos 150 millones de pesos) y para ser presidente priísta en 2002, nadie puede ahora informar de dónde viene el dinero para la desenfrenada propaganda en radio y televisión de la Fundación Carlos Madrazo o del panista Santiago Creel.

8. El caso de Creel, protegido de Diego Fernández de Cevallos (y de Salinas), quien es ya uno de los precandidatos presidenciales del PAN, confirma, por otro lado, que los panistas de hoy, a la manera de Fox, son traficantes de influencias y agentes de intereses de las multinacionales antes que políticos. La biografía de Creel que aparece en el libro de Jorge Zepeda Los suspirantes (Planeta, 2005) no deja lugar a dudas. Desde que en los noventas era a la vez "consultor de Hacienda" y abogado de trasnacionales, se forjó una trayectoria delincuencial de altos vuelos, pues a ese título participó en una serie de privatizaciones que en ese entonces fueron señaladas fraudulentas subrayándose específicamente su papel: la de Imevisión (hoy Tv Azteca), en la que fue reconocido como socio de Salinas Pliego; la de Altos Hornos, la de la minera Real del Monte y la de Astilleros Unidos de Veracruz, en la que fue activo representante de un grupo de empresarios noruegos que transfirieron ilegalmente sus acciones a la trasnacional McDermott, que se adueñó de esa empresa nacional.

9. La decisión de Creel de entregar de manera precipitada e ilegal a Televisa una serie de concesiones para casas de juegos y así contar con su respaldo en el caso de ser el candidato presidencial del PAN no sorprendió por lo mismo a nadie.

10. La "clase política" de México aparece ya vinculada a las ambiciones de las trasnacionales, al narcotráfico y a prominentes traficantes nacionales de influencias: a todo tipo de intereses oscuros y no al único interés legítimo al que debería estar vinculada, que es el de los mexicanos. Es claro que lo que se requiere con urgencia, a partir de 2006, una regeneración de la burocracia gobernante.

 
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