Usted está aquí: viernes 22 de julio de 2005 Opinión MEXICO SA

MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Gobierno, Azcárraga y Salinas Pliego gritan: ''vienen los rusos''

Maniobra Tv Azteca para conseguir Canal 40

DADA LA COMPLACIENTE relación que mantienen y el inagotable intercambio de favores que registran, de siempre habría resultado más práctico para todos que el abonero número uno de este país pidiera al inquilino de Los Pinos una nueva concesión televisiva para el Valle de México, sin correr riesgo de recibir un "y yo por qué" como respuesta. Sin embargo, a Ricardo Salinas Pliego le gusta enseñar el músculo, y si para su exhibición media el escándalo, qué mejor.

CON ESA SOLTURA que le caracteriza cuando de atender a sus amigos se trata, especialmente si son concesionarios de los medios electrónicos, el presidente Fox podría haber facilitado las cosas y atender el capricho de uno de sus "hombres de negocios" favorito. Pero no. A él también le gusta el escándalo, aunque para ello sea necesario enseñar el músculo, y ambos personajes, de la mano de Emilio Azcárraga Jean, han unido fuerzas y jilgueros para enterrar un proyecto alternativo de televisión y "combatir" la posible injerencia del capital extranjero en el lucrativo negocio de la caja idiota.

ES RARISIMO ESCUCHAR en los espacios informativos de la llamada pantalla chica a escandalizados locutores advirtiendo sobre el eventual desembarco de hordas capitalistas extranjeras que llegan con la oscura intención de apoderase de los medios electrónicos, que a estas alturas y para efectos prácticos se limitan a una empresa y su canal de televisión, con una señal de limitado alcance.

SI SE LES OTORGA CREDIBILIDAD, no cabe duda que a esos histéricos poseedores del micrófono les pasó de noche lo que en este país ha sucedido a lo largo de los últimos 25 años: prácticamente todo se ha extranjerizado; las hordas capitalistas de otras latitudes dominan todos los sectores estratégicos, y si no lo han hecho en los medios de comunicación electrónica no ha sido precisamente por falta de intentos.

EL PROPIO RICARDO Salinas Pliego, poco después de obtener en 1993 lo que hoy es Tv Azteca, gritó a los cuatro vientos su feliz "asociación estratégica" con la trasnacional NBC, la misma que hoy es señalada por la emisora del Ajusco y su propietario como el mismísimo invasor que intenta quedarse con lo que a los mexicanos pertenece, entendidos éstos como sus intereses en TVM-Canal 40.

EN MAYO DE 1994, Tv Azteca y National Broadcasting Corporation (NBC) hicieron pública su "asociación estratégica", mediante la cual la segunda otorgaría a la primera, entre otras, asesoría tecnológica y exclusividad en programación televisiva. Por su parte, la primera garantizaba a la segunda la opción de compra de un mínimo de 10 y un máximo de 21 por ciento de las acciones de Televisión Azteca.

ALREDEDOR DE TRES AÑOS duró la miel, porque en abril de 1997 la feliz "asociación estratégica" entre Tv Azteca y NBC, nunca impugnada por la autoridad que hoy pone el grito en el cielo por la intentona de Canal 40 de volver a salir al aire, mediante un préstamo de General Electric, propietaria mayoritaria de NBC. En aquel año, Salinas Pliego decidió cancelar el acuerdo por supuesto incumplimiento de la contraparte (la cual habría notificado que su intención de compra accionaria se limitaba a uno por ciento, versión que después NBC negó), y ambas empresas llevaron el caso a la Corte Internacional de Arbitraje de París.

LA TELEVISORA ESTADUNIDENSE reclamó entonces una indemnización por 300 millones de dólares, para que finalmente, en mayo de 2000, recibiera 46 millones de Tv Azteca y se quedara con poco más del uno por ciento de las acciones.

TODO TIPO DE ACCIONES ha emprendido Tv Azteca para quedarse con TVM-Canal 40, de manera destacada el Chiquihuitazo, con la complaciente autorización -inacción, en el mejor de los casos- del gobierno del "cambio" que hoy grita, de la mano con Salinas Pliego y Azcárraga Jean, "allí vienen los rusos".

ESTE ULTIMO TAMBIÉN tiene su historia. En octubre de 2001 Televisa y Grupo Prisa -entre otras muchas cosas propietario de la cadena radiofónica SER, Unión Radio, Editorial Santillana y periódico El País- acordaron la compra-venta de 50 por ciento de Radiópolis, mediante el cuestionado mecanismo de inversión neutra, es decir, con derechos accionarios, pero sin voto, para la parte española.

LA LEY DE RADIO Y Televisión impide la inversión foránea en esos medios de comunicación, pero la de Inversiones Extranjeras felizmente sí, bajo el mecanismo descrito. La primera señala que si es aceptado capital de esa naturaleza, procederá la revocación de la concesión; la segunda, que la inversión neutra es permitida y que no se utilizará para especificar el porcentaje de inversión extranjera en el capital social de sociedades mexicanas.

NO, PERO SI, Y EL HECHO es que el Grupo Prisa despacha muy contento en Radiópolis, con la enorme sonrisa de Azcárraga Jean, la complacencia de las celosas autoridades de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y el beneplácito del inquilino de Los Pinos, quien fue testigo de honor a la hora de firmar el convenio en plena de gira de trabajo por España, realizada en aquel año, cuando en las cenas reales presumía sus botas de charol y le decía "mi rey" al ídem de aquellas latitudes.

EMILIO AZCARRAGA JEAN no es precisamente un masiosare que se envuelva en el lábaro patrio para combatir las hordas capitalistas provenientes del extranjero. En el pasado reciente, más que dispuesto estuvo para renunciar a la nacionalidad mexicana y adoptar la de las barras y las estrellas, con tal de que la autoridad estadunidense le permitiera ser el dueño de una cadena televisiva de aquel país, en donde las leyes impiden que extranjeros perniciosos sean accionistas mayoritarios en ese sector.

SIRVA ESTA PINCELADA para saber qué tipo de empresarios de la televisión, y sus asociados en el gobierno, tiene México

Las rebanadas del pastel:

MAS ALLA DE LOS EXCESOS de Javier Moreno Valle y su muy peculiar estilo de hacer "negocios" (no muy lejano al de Salinas Pliego y Azcárraga Jean), el problema trasciende el marco legal en la materia. Lo único claro y preocupante es la voracidad del llamado duopolio televisivo en México, su amafiada alianza -esa sí real- para impedir que otros ingresen al sector y la tenebrosa parcialidad con la que actúa la llamada autoridad. Del otro lado, millones de telespectadores lamentan el vil espectáculo, a costillas de concesiones públicas.

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