Usted está aquí: martes 26 de julio de 2005 Economist Intelligence Unit Se reorganiza el ejército más poderoso de la región

Se reorganiza el ejército más poderoso de la región

Las fuerzas armadas de Chile, por mucho tiempo las más poderosas de la región, se encuentran a punto de restructurarse. La nueva legislación se enfocará a fomentar una mayor integración de las ramas actualizando armamento, simplificando la estructura del Ministerio de Defensa y asegurando mayor transparencia en la toma de decisiones

Economist Intelligence Unit /The Economist

Ampliar la imagen Un soldado chileno observa la destrucci�e minas, durante la inauguraci�e la fuerza encargada de remover minas terrestres de la regi�ronteriza con Bolivia, en Pampa Minatawa, a unos 300 kil�ros de La Paz FOTO Reuters Foto: Reuters

Cambios institucionales

Tras años de debates, el gobierno de Chile pone los últimos toques a una ley que logre la integración de las fuerzas armadas mediante la centralización de la planeación militar estratégica para todas las ramas en un nuevo estado mayor conjunto. Esto limitará el papel de los comandantes en jefe de cada rama al de gerentes administrativos y asesores del ministro de Defensa. Además, si el país llegara a enfrentar un conflicto militar inminente, el presidente de la república tendrá el poder de nombrar un conductor estratégico para todas las fuerzas armadas. La reforma compactará el Ministerio de Defensa al remplazar las subsecretarías actuales del ejército, la armada y la fuerza aérea por un solo subsecretario para las fuerzas armadas.

La nueva estructura también convertirá el Consejo Superior de la Defensa Nacional (Consudena) -formado por ministros y comandantes en jefe de las fuerzas armadas que se reúnen para autorizar la compra de equipo militar importante, autorizado previamente por los ministros de Defensa y Hacienda- en un cuerpo en verdad capaz de ofrecer segundas opiniones sobre estos asuntos. Tendrá su propio cuerpo de expertos en armamento tanto militar como civil. Este esquema institucional está pensado para ofrecer mayor transparencia y un debate más profundo en retos estratégicos, así como para realizar las compras más apropiadas de equipo tecnológco militar.

Gestiones castrenses

De hecho, el debate sobre la modernización de equipo que se ha llevado a cabo en años recientes ha sido el más abierto y transparente de todos, y se ha visto apoyado por las políticas gubernamentales que buscan construir una nueva confianza con los países vecinos. Esto incluye mantenerlos bien informados sobre las gestiones y los ejercicios militares de Chile. El ejército ha reportado en forma reciente que ha examinado ofertas para la adquisición de cerca de 20 aviones de combate F-16 de segunda mano para completar los 12 nuevos F-16 que remplazarán a los viejos Mirages, cuya fecha de entrega será 2006. Sin embargo, la armada es la que lleva a cabo la modernización más ambiciosa, pues para 2008 remplazará por completo su flota obsoleta. Las compras de equipo -fragatas y submarinos adquiridos en Europa, así como botes de patrullaje que se construirán en el país- deberán completar una flota relativamente moderna, la cual está calculada para durar cerca de dos décadas.

Financiamiento de las compras

Los fondos para el proceso actual de modernización de equipo militar no deberán ser problema, gracias a la Ley Reservada del Cobre. Los orígenes de esta ley, alguna vez secreta, se remontan a 1938, cuando la armada aseguró su Ley de Cruceros, la cual le garantizaba un porcentaje de los impuestos de las compañías mineras para renovar su flota. Al final esta ley sufrió reformas para permitir al ejército y a la fuerza aérea beneficiarse de esos impuestos. Con la nacionalización de la producción minera de cobre llevada a cabo por el presidente Salvador Allende en 1970, y la creación de Codelco, la compañía productora de cobre estatal, el arreglo fue remplazado por la Ley Reservada del Cobre, la cual establecía un impuesto de 10% a las ventas de Codelco para financiar adquisiciones de equipo militar.

Los ingresos de este impuesto se comparten a partes iguales entre el ejército, la armada y la fuerza aérea. Este régimen les ha permitido planear mayores adquisiciones a largo plazo y contar con un flujo de fondos que no dependa de los devaneos políticos o del presupuesto anual gubernamental. Gracias al firme crecimiento de la producción de Codelco y los precios extraordinariamente altos del cobre en 2004-2005, las fuerzas armadas han sido capaces de pagar anticipadamente más de 500 mdd de viejas deudas en los últimos 18 meses, lo cual les ha permitido pedir préstamos a largo plazo para equipo nuevo con tasas de interés más bajas.

La arbitrariedad de esta fórmula para asignar gastos de defensa se corregirá mediante su integración a la planeación estratégica realizada por el estado mayor conjunto. Sin embargo, la Ley Reservada del Cobre ha agotado su utilidad y es probable que la elimine el próximo gobierno. Ahora existe consenso entre las fuerzas políticas en el Congreso sobre la necesidad de ofrecer fondos seguros a largo plazo para compras militares importantes a través de procedimientos presupuestales normales, y sobre la necesidad de terminar este régimen especial que elude los controles del Congreso y limita la transparencia. Todos los candidatos presidenciales actuales han señalado su intención de corregir esta anomalía si resultan ganadores en las elecciones de diciembre de 2005.

Racionalizar el ejército

Mientras tanto, el ejército ha venido llevando a cabo desde mediados de la década de 1990 su más dramática restructuración desde 1885, cuando los militares adoptaron una estructura prusiana ayudada por una misión militar alemana. El Plan Alcázar, esquema de modernización lanzado por el antiguo presidente militar Augusto Pinochet, para crear una fuerza de guerra más avanzada tecnológicamente, fue trazado bajo el supuesto de que el presupuesto de defensa no se elevaría en términos reales en el gobierno de concertación elegido democráticamente. Los fondos requeridos tendrían que asegurarse eliminando gastos no relevantes para los objetivos del ejército, más la venta de bienes innecesarios.

Esto ha conducido a una drástica reorganización, sobre todo con los sucesores de Pinochet como comandantes en jefe. La reorganización comprende eliminar dos divisiones armadas, cinco unidades especializadas, 12 regimientos y departamentos enteros del estado mayor. Otros 19 regimientos y 20 unidades especializadas se fusionaron. Esta racionalización ha implicado difíciles decisiones institucionales, que incluyen la clausura de regimientos históricos y la liquidación de una cuarta parte de los empleados del ejército. En el periodo 2000-03 el número de generales cayó de 38 a 31, el número de otros oficiales bajó de 4 mil 443 a 3 mil 568, y el de altos suboficiales se redujo de 330 a 264. El resto del personal permanente del ejército disminuyó de 18 mil 855 a 14 mil 591.

Enfoque en capital humano

El énfasis en la calidad más que en la cantidad también ha reducido la admisión de conscriptos que hacen su servicio militar en el ejército cada año, de 28 mil en 1990 a 18 mil en 2005. Esto elevó a 86% la proporción de los que hacen su servicio militar en el ejército como voluntarios en 2005 (proporción que alcanzó virtualmente 100% en la marina y en la fuerza aérea, donde presumiblemente se enseñan habilidades técnicas más valiosas).

La venta de bienes raíces, aunada a un fuerte recorte de gastos personales, ha financiado la acelerada construcción de una moderna infraestructura, la adquisición de nueva tecnología y un mayor incremento de las inversiones en capacitación y capital humano. El número de oficiales del ejército y suboficiales que estudian en el extranjero ha crecido en forma dinámica, y el ejército también incrementó su propia formación de soldados calificados ofreciendo contratos de cinco años a conscriptos de sobresaliente desempeño. El número de soldados con contratos por tiempo determinado ascendió a 500 en 2004, mil en 2005 y se espera que llegue a 2 mil en 2007.

Un aspecto de este énfasis en el mejoramiento del capital humano es el creciente esfuerzo por mejorar el aprendizaje de idiomas. Cuando en 2002, el general Juan Emilio Cheyre tomó posesión como comandante en jefe de ejército, fijó como meta formar un ejército bilingüe, y ahora afirma que cerca de 10 mil soldados dominan el inglés básico. El centro de idiomas de la Academia Militar ofrece cursos en varios idiomas además del inglés, incluso el chino. El interés en los idiomas se intensificó como resultado de la creciente participación de las fuerzas armadas chilenas en las misiones de paz de la ONU en el extranjero. A la fecha participan en 11 misiones en diversos países, entre ellos Haití y Afganistán.

FUENTE: EIU

 
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