La apuesta por el dogmatismo
Cuando se afirma sin ofrecer un solo argumento científico que el levonorgestrel produce el aborto, se está evidenciando un tránsito de lo racional hacia dos territorios: el de lo dogmático y el de lo subjetivo. Esta es una de las características en el debate sobre la anticoncepción de emergencia (AE). Dos ejemplos ilustran lo anterior: por un lado, la decisión de un sector de la Iglesia católica de convertir un tema que es principalmente técnico y científico, digamos racional, en un asunto ideológico, que se apega preferentemente a los dogmas y rechaza el avance del conocimiento. Se afirma que la AE produce el aborto a partir de un dogma: "La defensa de la vida y la dignidad humana desde el momento de la concepción", aunque el conocimiento científico muestra otra cosa, que el fármaco incluido en el cuadro básico no produce el aborto, pues su acción se produce antes de la fecundación. Pero eso no importa. El otro caso queda ilustrado con la declaración del cardenal Norberto Rivera, quien contrasta la "estrechez" de los argumentos científicos frente a la amplitud de "los sentimientos de los mexicanos".
Las sociedades contemporáneas son muy diversas. Hay naciones en las que se combina el poder religioso con muy bajos niveles educativos y científicos; por lo regular, en ellos se encuentran los mayores índices de mortalidad. En las naciones más avanzadas en este terreno, como México, las decisiones que pueden afectar la salud de la población se toman sobre la base de argumentos técnicos y científicos. Por ejemplo, las características de las campañas de vacunación, no pueden darse el lujo de atender a los dogmas, sino al conocimiento. Por más críticos que seamos con el racionalismo de la ciencia, no disponemos hasta ahora de una mejor herramienta, pues para lograr la erradicación de la viruela o la poliomielitis, o para avanzar en la reducción de la mortalidad materna e infantil, no basta con ceñirse a los dogmas religiosos.
Una de las más importantes consecuencias de que México haya decidido constituirse en Estado laico es que la salud queda en manos de los expertos, no de los religiosos... ni siquiera de los políticos. En los últimos años, durante las más recientes administraciones priístas, al frente de la Secretaría de Salud se ha nombrado a personalidades con gran competencia científica. Inclusive, durante el gobierno del presidente Fox se mantuvo ese principio, pues la salud de los mexicanos es algo tan importante, que como país no es posible arriesgarse. Podemos mencionar como ejemplos a Guillermo Soberón, Jesús Kumate, Juan Ramón de la Fuente y Julio Frenk, entre otros. Una opción diferente sería que al frente de la Secretaría de Salud se nombrara a un obispo, algún dirigente de Pro-vida o a un líder sindical.
El tránsito de lo racional a lo dogmático respecto de la AE se ha manifestado no sólo en el terreno religioso, sino también en el político. Ante la pregunta de si el levonorgestrel produce el aborto o no, algunos funcionarios ya han tomado posición sin ofrecer algún argumento racional o científico, sino sus creencias. Se trata de algo realmente muy grave, en especial cuando un secretario de Gobernación utiliza exactamente los argumentos de un poder extranjero, el Vaticano, para referirse a la ciencia. Sólo hay que comparar lo dicho por el secretario Abascal con la postura vaticana en la Organización de Naciones Unidas sobre una ciencia controlada, desde la ignorancia: "Para la defensa de la vida". Como en Africa y muchos países de América Latina, donde mueren miles de seres humanos como moscas. No es posible que México haya caído tan bajo.
Se hace evidente que el pensamiento dogmático ha penetrado en los más altos niveles del poder político en nuestro país. Para colmo, un tema que es de carácter eminentemente científico ya pasó a ser parte de las campañas políticas. El Partido Acción Nacional ya dijo que el levonorgestrel produce el aborto. Esto obligó a los precandidatos a la Presidencia por ese partido a pronunciarse. Lo interesante es que dos ex ministros, uno de Energía y el otro de Gobernación, están en la línea de su partido, por la defensa de la vida a partir de la concepción, en contra de la AE, pero sin ningún argumento racional, sin demostración, sin una prueba, con nada. Son dos ex ministros, lo que muestra que el pensamiento dogmático ha estado enraizado en el gobierno "del cambio". Ahora ya forma parte de las campañas políticas para 2006. ¿Nos van a poner a un obispo o a un miembro de Provida en la Ssa? ¿Nos vamos a morir como moscas?
Ya en este terreno, resulta interesante la posición del cardenal Norberto Rivera. Frente a la racionalidad de la ciencia, lo subjetivo, el sentimiento de los mexicanos. Es decir, los hallazgos de la ciencia no importan, lo relevante es si los mexicanos sienten que la AE es abortiva. Y no es que ignoremos la importancia de lo subjetivo, que se expresa en otros terrenos, como cuando se decide entre tener un hijo o no, sino que en este caso se apela a la subjetividad de la población frente a la racionalidad de la ciencia. Algunos obispos han llamado a no votar por quienes se oponen al dogmatismo. El PAN ya se comprometió con la irracionalidad y la incorpora en su apuesta para las elecciones de 2006.
Creo que subestiman al pueblo de México y su historia.