Nuevos dueños prometen seguir el concepto original
Honrarán el desnudo como un arte en la nueva época del Crazy Horse
Ampliar la imagen Alain Bernardin, fundador del Crazy Horse, junto a una estrella de ese cabaret, en 1962 FOTO Frank Horvat Foto: Frank Horvat
Paris, 25 de julio. Dos inversionistas belgas adquirieron el mítico cabaret parisino Crazy Horse y han prometido que seguirán ''honrando con refinamiento el desnudo femenino", elevado al rango de arte por su fundador, Alain Bernardin.
Tres hijos del fundador anunciaron este lunes que han vendido el legendario cabaret a los empresarios belgas Philipe Lhomme y Yannick Kalantarian.
El Crazy Horse, situado en la avenida George V, al lado de los Campos Elíseos, fue creado en 1951 por Alain Bernardin, quien hizo de ese cabaret uno de los lugares obligados de la noche parisina, reputado por la belleza de sus bailarinas desnudas y sus cuidadosos espectáculos.
Generaciones de bailarinas, seleccionadas en el mundo entero según criterios draconianos, se han sucedido en el pequeño escenario del Crazy Horse, dejando atrás el strip-tease original.
Bernardin, quien se suicidó en 1994, inventó ''el arte del desnudo elegante y refinado": los cuerpos de las bailarinas estaban decorados con lunares, estrellas o rayas ''en un homenaje artístico y poético a la belleza femenina".
Inscrito en el movimiento de los ''nuevos realistas", Bernardin creía que el cuerpo de la mujer "era el soporte ideal para llevar a escena el teatro del mundo".
Los hijos de Bernardin se han comprometido a ''seguir de cerca", durante algunos meses, a los nuevos propietarios ''para asegurar una transición tranquila.
''No habrá ningún cambio. Seremos los guardianes del templo, respetando al pie de la letra el espíritu de Alain Bernardin", aseguró Kalantarian.
''El Crazy Horse es sobre todo un concepto. Estaremos vigilantes. De hecho, sigue el mismo equipo. Después de 50 años de éxito, sería un grave error hacer algún cambio", agregó.
Didier Bernardin, ex presidente de la sociedad de gestión, explicó que su hermana, su hermano y él mismo ''han pensado que era hora de confiar los riendas a hombres de desarrollo para el esplendor del nombre y el concepto del Crazy Horse''.
En 2004, en ese cabaret, el jefe siux Alfred Red Cloud se apersonó y, en la puerta, ofreció un inusitado espectáculo vestido a la usanza tradicional, con todo y penacho de plumas. Allí entregó una carta a un empleado en la que manifestaba la falta de respeto a su pueblo por poner el nombre Crazy Horse (Caballo Loco) a ese lugar, pero no pidió el cierre del cabaret, únicamente el cambio de nombre.