Usted está aquí: sábado 30 de julio de 2005 Mundo LOS DE ABAJO

LOS DE ABAJO

Gloria Muñoz Ramírez

UNO DE LOS GRANDES desafíos que enfrenta el gobierno uruguayo de Tabaré Vázquez es el provocado por cientos de organizaciones sociales y ecologistas y miles de personas que se oponen a la instalación de dos fábricas de celulosa en la ciudad de Fray Bentos, que producirán efectos nocivos para el medio ambiente, la salud, el trabajo agropecuario y el turismo.

Una serie de marchas, debates, abrazos simbólicos en el puente del río Uruguay, cartas públicas de intelectuales, escritores y académicos, y un sinfín de protestas se ha encontrado el aún reciente gobierno uruguayo, considerado el primero de izquierda en ese país sudamericano.

La marcha más reciente contra la fábrica de celulosa recorrió en estos días de julio las ciudades de Mercedes, Palmitas, Rodó, Santa Catalina, Cardona, Helvecia y Libertad, teniendo como destino final el palacio legislativo de Montevideo.

Es importante señalar que el proyecto de monocultivos forestales a gran escala que se impuso en Uruguay fue impulsado por el gobierno anterior, y ha profundizado la exclusión social, la concentración de la tierra en manos extranjeras y la degradación del ambiente. Como complemento de este proyecto se promovió la instalación de dos gigantescas plantas de celulosa en las inmediaciones de la ciudad de Fray Bentos, sobre el río Uruguay.

Fray Bentos es una ciudad del litoral del país, ubicada en el departamento de Río Negro, al norte de Soriano, al sur de Paysandú y frente a Entre Ríos (Argentina). Estudios ambientalistas de diversas organizaciones internacionales han constatado que, además de la contaminación ambiental en esta región, las plantas de celulosa desplazarán fuentes de trabajo locales en los sectores agropecuario, turístico y pesquero, y tendrán un impacto negativo sobre la salud de la población local uruguaya y argentina.

En medio del festejo que aún perdura en amplios sectores de la población que votaron por otra política en Uruguay, diversas organizaciones, colectivos y personas exigen a Tabaré Vázquez rechazar el modelo de desarrollo forestal y la consiguiente instalación de fábricas de celulosa.

¿Qué hacer cuando se volcaron las expectativas de cambio en la designación de un presidente que no ha respondido a este reclamo y ha permitido que la empresa finlandesa Botnia inicie la construcción de la planta de celulosa en Fray Bentos? En Uruguay y Argentina se trabaja desde hace meses en la organización de un frente común contra los efectos que las fábricas provocarán en el turismo, la pesca artesanal, la apicultura y la agricultura en ambos márgenes del río Uruguay.

El proyecto fue del gobierno anterior, pero el que lo está ejecutando es Tabaré Vázquez, quien no está escuchando los reclamos de los de abajo, de los que habitan en los márgenes del río Uruguay y padecerán día con día la contaminación del aire, el agua y el suelo. Esta gente no está callada ni inmovilizada y junto a diversas organizaciones uruguayas y argentinas, como el Grupo Guayubira, el Foro Ecologista de Paraná y la red sociambiental, entre muchas otras, continúan resistiendo.

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