CON TODO EN CONTRA | 1° de agosto de 2005 |
El
modelo de cooperativas ha logrado sobrevivir en un entorno legal y
reglamentario adverso y sin políticas públicas para
promover un sistema
de producción o consumo que ha mostrado ser una alternativa para
generar empleo, especialmente en entornos comunitarios.
José González Méndez Quienes han vivido en el entorno de lo que se define como "economía solidaria", aquélla en que "la gente es más importante que el capital", aseguran que las sociedades cooperativas empresas basadas en la participación de los trabajadores en su propio capital son una alternativa viable a la promoción del crecimiento de la economía y del empleo y para el abatimiento de la pobreza. Arturo Sánchez Robles ha pertenecido durante décadas a ese movimiento como socio de la Cooperativa La Cruz Azul. Ahora es también presidente del consejo de administración de la Confederación Nacional Cooperativa de Actividades Diversas de la República Mexicana. Plantea el caso: "Tal vez se nos olvida la relevancia de las cooperativas por los efectos de la globalización; pero en todos los países el sector social necesita una opción para generar riqueza en las comunidades. En América Latina se están buscando opciones de desarrollo y nuestra labor es recordarles que la economía solidaria es una de ellas". El argumento tiene sentido, pero la realidad indica que, al menos por el momento, el fomento de las cooperativas enfrenta un clima adverso en materia jurídica, fiscal y legislativa.Hasta 1989, por ejemplo, las cooperativas tributaron en el IMSS bajo el régimen bipartita (gobierno-empresa), dejando al trabajador exento. A partir de 1994, la Ley de Fomento de las Sociedades Cooperativas ha obligado a estas células productivas a tributar como cualquier sociedad anónima, lo que generó una doble contribución de los cooperativistas ante el IMSS: como patrones y como trabajadores. Asimismo, las reformas de 1997 a esta ley permitieron que se derogara definitivamente una prerrogativa fundamental para el funcionamiento de las cooperativas: la exención del impuesto sobre la renta.
DOS CASOS DOS
"Pascual da para vivir bien" "¿Gana bien un trabajador de Pascual? ¿El modelo de cooperativa permite una vida digna?", se le pregunta al presidente del consejo de administración, Salvador Torres. La historia de Pascual incluye tres años de huelga, boteo, golpes y muertes, antes de su consolidación como sociedad cooperativa en 1985. El año pasado registró ventas por 2 mil millones de pesos, un incremento sostenido de 8 por ciento anual y su plantilla laboral creció de 4 mil 600 a 5 mil 300 trabajadores. Participa con 5 por ciento del mercado de gaseosas, pero disputa una tercera parte en el de jugos a Del Valle y Jumex. Este año cumplirá 20 años bajo este régimen y lo celebrará con números negros y su expansión por Estados Unidos y Europa. "No tenemos los grandes sueldos, pero vivimos bien. Durante estos años hemos tomado las decisiones correctas y nos vemos en el futuro como una empresa fuerte", dice el directivo §
De los fracasos en la historia del cooperativismo moderno en México, el del diario Excélsior es paradigmático. Surgido como cooperativa en 1932, la crisis de Excélsior comenzó en 2000, luego de que su entonces director, Regino Díaz Redondo, intentó negociar la venta del diario con el Grupo Angeles, de Olegario Vázquez Raña, al margen de los 800 cooperativistas, lo que ocasionó su caída. A la salida de Díaz Redondo, en octubre de ese año, el diario acumulaba deudas con el IMSS e Infonavit por cinco años. De entonces a la fecha ha tenido tres directivas y varios conflictos que han terminado de forma violenta. En 2003, Miguel Aldana Ibarra, ex director de la Interpol México, ofreció 150 millones de dólares por los activos de Excélsior, pero la operación fracasó. En estos días o semanas, un despacho privado anunciará el remate del edificio del periódico en el Paseo de la Reforma. Algunos trabajadores de la cooperativa apresuran aclaraciones: "falló la dirección, no el modelo" §Salvador Torres, presidente del consejo de administración de Pascual, asegura que las nuevas disposiciones fiscales propiciaron que el costo de operación de las sociedades cooperativas aumentara entre 20 y 25 por ciento. En el plano legislativo, la norma que podría corregir esta situación se debate desde hace cuatro años. Más: las políticas públicas de la presente administración para generar empleo dieron prioridad al fomento de pequeños negocios o changarros sin un equivalente en la promoción de cooperativas. Sin padrón En México no existe un censo del número de cooperativas que desarrollan actividades productivas, su contribución al empleo y su crecimiento. La Confederación Nacional Cooperativa tiene registradas 5 mil, la Comisión de Fomento Cooperativo y Economía Social de la Cámara de Diputados asegura que podrían ser 13 mil. La Secretaría de Desarrollo Social, encargada legalmente de recibir la documentación de las nuevas cooperativas, tampoco tiene información precisa. En el plano internacional, Walter Preuss, del Centro de Estudios Cooperativos y Laborales de Israel, estima que en el mundo hay entre 800 mil y un millón de cooperativas, que aglutinan a 210 millones de socios (66 millones en Europa, 56 en Asia y Africa, 23 en América Latina, Australia y Nueva Zelanda y el resto en la zona de influencia comunista). Sánchez Robles afirma que el Congreso Nacional Cooperativo, celebrado el mes pasado en la ciudad de México, sentó las bases para iniciar el censo de estas células económicas, lo que permitirá determinar su peso en el empleo y en la economía nacional. Changarros y ética La comisión legislativa reconoce que las cooperativas enfrentan hoy condiciones adversas para su florecimiento y expansión. "Son una alternativa viable para el empleo, especialmente en comunidades marginadas", señala, y lamenta que no exista una instancia única de gobierno que las atienda, que carezcan de representación nacional, que el marco fiscal en el IMSS, Infonavit y el SAT les sea adverso, y que no haya alguna división de la banca comercial o de desarrollo que se ocupe de ellas. El movimiento cooperativo marca su distancia del impulso a los micro negocios o changarros por el gobierno federal. "El programa de changarrización es bueno", concede en una primera instancia Arturo Sánchez. "Los changarros promueven el bienestar de las personas físicas, lo cual no es negativo, pero el espíritu de la cooperativa responde a algo distinto: promueve el bienestar de un grupo de personas y su comunidad. Esta es quizá la diferencia moral, ética e ideológica entre un modelo y otro." Para Rafael Martínez Ponce, presidente de la Alianza Cooperativista Nacional, la economía solidaria no es un tema pasado de moda, que se desempolve sólo ante congresos nacionales o mundiales de especialistas. "El cooperativismo nunca ha pasado de moda, menos ahora que la economía de mercado ha mostrado su incapacidad para generar empleo y desarrollo. Quizá es exagerado, pero en este momento no hay otro modelo que sea un contrapeso al neoliberalismo ni que sea capaz de redistribuir mejor la riqueza" § |