Laberinto en la guitarra, disco del Ensamble Continuo, que dirige Eloy Cruz
Documentan los puntos de contacto entre piezas barrocas y el son mexicano
''Los sones jarocho, istmeño, abajeño y de mariachi son variantes del mismo tronco proveniente de España''
Arpa y guitarra, instrumental básico de ambas vertientes
Ampliar la imagen Isabel Coronel (jarana primera), Leopoldo Novoa (marimbol), Eloy Cruz (guitarra barroca) y Enrique Barona (jarana jarocha) integran el Ensamble Continuo FOTO Mar�Mel�rez Parada Foto: Mar�Mel�rez Parada
El son mexicano, en sus variantes, representa un caso singular y extraordinario en el mundo. Es, por decirlo de alguna manera, un fósil proveniente del barroco que no sólo ha logrado sortear el paso de los siglos, sino que se mantiene vigente y con gran vitalidad como parte de la cultura tradicional.
El musicólogo Eloy Cruz, director del Ensamble Continuo, destaca en particular el caso del son jarocho, en el cual puede advertirse la presencia casi intacta de la música española de los siglos XVI y XVII.
''Preserva las prácticas instrumentales y musicales propias de la música barroca española, entre ellas el repertorio, instrumentos, ejecución de los mismos, textos de las formas poéticas que se cantan y algunas formas de baile. Es muy significativo que la estructura básica del son barroco español sea la misma del son jarocho", explica.
Si bien existían especulaciones e indicios que apuntaban esa continuidad histórica en el son mexicano, nadie se había preocupado por precisarla y documentarla hasta que Eloy Cruz y Antonio Corona emprendieron en 1995 una investigación que arrojó esas conclusiones.
El proyecto toma cuerpo sonoro en el disco Laberinto en la guitarra. El espíritu barroco del son jarocho (Urtex), integrado por un repertorio en el que se contrastan piezas barrocas españolas con sones tradicionales de Veracruz para confirmar esa pervivencia musical. El álbum fue presentado hace unos días en el Museo Nacional de Culturas Populares.
Factor de identidad
En entrevista, Cruz comenta que esas pesquisas musicológicas permitieron establecer el origen del son en la España del siglo XVI y XVII, así como seguir su desarrollo en nuestro país hasta verlo convertido en la columna vertebral de la música tradicional mexicana y elemento esencial de nuestra identidad colectiva.
''Fue muy importante durante la España del siglo XVII, pero decayó a principios del siglo XVIII para prácticamente desaparecer en 1750, dejando sólo unas cuantas huellas en el folclor", señala.
''En la Nueva España presentó un florecimiento desde muy temprano, debido al intercambio entre colonia y metrópoli. Por eso debe considerársele más un fenómeno hispánica que español.
"Aquí se esparció desde lo que hoy abarca Texas hasta Centroamérica. Como es un fenómeno tan antiguo se regionalizó, por ello tendemos a creer que los sones jarocho, itsmeño, abajeño, huasteco y de mariachi son de origen diferente, cuando en realidad son variantes del mismo tronco proveniente de España, llamado también son."
Las piezas de música barroca española fueron tomadas del Códice Saldívar cuatro y en ellas pudo corroborarse que las similitudes con el son jarocho se encuentran, entre otros aspectos, en que ambas poseen el mismo sistema de composición o de generación musical, están basadas en elementos musicales idénticos y poseen el mismo instrumental básico: arpa y guitarra.
''La concordancia entre la música de jarana y la de guitarra barroca puede señalarse en otros terrenos, como las técnicas de rasgueado, los textos cantados o algunas formas de baile; pero la mayor concordancia está en el repertorio. En efecto, algunos sones veracruzanos conservan el nombre y la música de piezas barrocas bien conocidas", apunta el músico en el cuadernillo del mencionado disco.
''Nuestro criterio ha consistido en manipular lo menos posible la música barroca; la leemos tal como aparece en las tabladuras y la interpretamos como interpretaríamos cualquier otra obra de guitarra o de tiorba. La música jarocha ha sido igualmente respetada."
Rubrica Cruz: ''Queremos mostrar cómo lo barroco y lo veracruzano son dos caras de la misma moneda, lejanas en el tiempo y cercanas en la esencia".