El cine documental de Ulrich Seidl
Si algo consigue el trabajo documental de Ulrich Seidl es borrar casi por completo la línea divisoria entre realidad y ficción, presentando en cada trabajo, y con pretextos muy diversos, un cuadro perturbador de las manías y debilidades de la sociedad austriaca, concentrándose no tanto en la captura de hechos y temas muy concretos, como en la exploración de mitos y creencias colectivas, de la modernidad, la religión del consumo y la creciente intromisión de lo público en la esfera de lo privado.
En México se conoce su cinta más controvertida, Días perros (Hundtage, 2001), éxito inmediato en los festivales de Venecia y Toronto hace cuatro años, y el documental Jesús, tú que todo lo sabes (Jesús, du weiss, 2003), presentado recientemente en la Cineteca Nacional. En esta ocasión, ese recinto ofrece una pequeña retrospectiva del realizador austriaco, y a lo conocido añade otros tres documentales, Buenas noticias: de vendedores ambulantes, perros muertos y otros vieneses (Good news: von Kolporteuren, toten Hunden, und anderen Wienern, 1990), Pérdidas seguras (Mit Verlust ist zu rechnen, 1992), y Amor animal (Tierische Liebe, 1995).
La originalidad del cine documental de Seidl radica en su visión desencantada de la sociedad austriaca, ya sea en ese contraste entre prosperidad económica y vacío existencial que muestra de modo desgarrador Amor animal, su crónica de amores perros, o en la soledad y amargura que acompañan a las confidencias que varios personajes le hacen a Cristo en Jesús, tú que todo lo sabes.
Hace 10 años Amor animal provocó una fuerte controversia en Austria por sus promocionales en los que un hombre besa larga y cariñosamente a un perro. El propósito del cineasta no era evidentemente el escándalo fácil, fuera cual fuese su posible sugerencia de amor bestial, sino algo más recurrente en su obra, el retrato de una soledad urbana que conduce a formas extremas de solicitud afectiva. Esa soledad está presente en cada una de las historias que integran su cinta de ficción Días perros, con sus planos muy abiertos, siempre desoladores, de suburbios calcinados por la canícula y el hastío, y sus diálogos irritantes, estridentes, a punto de desencadenar una tragedia o un suceso de nota roja.
Jesús, tú que todo lo sabes explora también, en largas sesiones de exhibicionismo moral, las fobias y aprehensiones de personajes que negocian ante una cruz su propia adhesión espiritual a cambio de la ilusión de un consuelo. En relación directa con Jesús, y prescindiendo por completo del intermediario sacerdotal, los derrotados en el amor, los jubilados prematuros, los pornógrafos irredentos, los incontinentes de toda ralea, exponen sus miserias en un cuadro desolador, privado de esperanza.
A estas historias de ficción, capturadas en forma documental y con distanciamiento aparente, sucede un relato emotivo, Pérdidas seguras, historia de amor sexagenario en la que un hombre viudo busca, de Austria a la República Checa, una nueva ilusión sentimental, apoyo físico y moral para su vejez, y sustituto ideal (o complemento) de una religión o de una mascota.
En el mundo de Ulrich Seidl se confunden adicción sexual y dependencia afectiva, y la búsqueda de la gratificación sentimental es incesante, como también es imperiosa la presión social sobre los seres desfavorecidos, los marginales de todo, los viejos y los enfermos, los esquizofrénicos y los maniáticos, los viudos y los frenéticos sexuales, las solteras sexagenarias, personajes todos que transitan bajo ropajes distintos de un documental a otro, confundiendo también su suerte con la de los inmigrantes en el documental Buenas noticias..., que venden diarios en la periferia vienesa en condiciones deplorables y en contraste con la conciencia satisfecha de una población media instalada en sus certidumbres y sus prejuicios, lectores ávidos de los diarios amarillistas que tiñen de catástrofe todo lo que no participa del confort establecido. Una ausencia notable en esta retrospectiva es el documental Modelos, de 1998, con tres retratos de jóvenes rubias en busca del éxito profesional; una reflexión sobre la sexualidad como fetiche y compulsión, y como barricada ineficaz frente a la soledad.
Del martes 9 al domingo 14 de agosto, en la Cineteca Nacional, una ocasión tal vez irrepetible de apreciar el trabajo anticonvencional de Ulrich Seidl.