La Guardia Civil, en la mira
Indicios de abuso de la policía, en muerte de agricultor español
Madrid, 11 de agosto. El ministro del Interior español, el socialista José Antonio Alonso, reconoció que existen indicios de abuso de fuerza por los agentes de la Guardia Civil procesados por la muerte del agricultor español Juan Martínez Galdeano, quien falleció de un paro cardiaco presuntamente provocado por las torturas y malos tratos de que fue víctima en el cuartel policial.
Grupos parlamentarios exigieron al gobierno que se acabe definitivamente con la práctica de la tortura en las comisarías.
El pasado 24 de julio, Martínez Galdeano, de 39 años, casado y con un hijo, acudió a la comisaría de la Guardia Civil de la localidad almeriense de Roquetas de Mar para denunciar un percance automovilístico.
Por supuesto estado de embriaguez del agricultor, los agentes españoles decidieron detenerlo para someterlo a una prueba de alcoholemia, pero al resistirse fue golpeado e inmovilizado mediante métodos y objetos ilegales, como porras eléctricas.
Según la autopsia, el origen del paro cardiaco podría ser un golpe en el esternón, que fue propinado por uno de los agentes.
La gravedad de los hechos motivó la comparecencia extraordinaria del titular del Interior, quien interrumpió sus vacaciones para informar hoy ante el Congreso de los pormenores de la investigación.
Alonso reconoció al menos tres irregularidades en la muerte de Martínez Galdeano: uso excesivo de la fuerza por los agentes, intentos de éstos de ocultar algunas pruebas gráficas que demostraban las presuntas torturas y malos tratos, y utilización de armas prohibidas por los agentes.
El ministro informó que Martínez Galdeano sufrió diversos golpes a manos del teniente a cargo de la comisaría, quien además habría descargado en siete ocasionas cada una de las porras eléctricas.
La comparecencia sirvió para que tres grupos parlamentarios, Ezquerra Republicana de Cataluña, Partido Nacionalista Vasco y Eusko Alkartasuna, exigieran que el caso de Martínez Galdeano sirva para eliminar definitivamente la práctica de la tortura en los cuarteles españoles.