Usted está aquí: sábado 13 de agosto de 2005 Disquero La voz del cielo

La voz del cielo

El final sublime del disco central de este Disquero permite recomendar una joya discográfica asequible en México: Music for Glass Harmonica (discos Vox Unique), que contiene las dos partituras que escribió Mozart antes de morir, es decir, antes de acceder a la luz eterna, para la virtuosa ciega Marianne Kirchgessner, quien maravillaba a los circunstantes con sus conciertos sentada frente a un artefacto maravilloso cuyo principio obedece a una práctica milenaria que consiste en frotar con los dedos húmedos los bordes de una copa de cristal con agua adentro (o mejor: con vino) y cuyos efectos, según la descripción de los científicos de la época, eran "sicológicamente profundos y espiritualmente elevados". De hecho, el doctor Próspero Mesmer (el de las Ondas Mesméricas) amigo de Volfi Mozart, curaba a sus pacientes con esta música etérea.

El origen de lo que se conoció como ''armónica de cristal" se remonta 3 mil años antes de la era cristiana, cuando un cronista describió un artefacto sonoro que en manos de una princesa china era como ''una voz celestial".

Una de las ilustraciones de este Disquero describe lo que el teórico italiano Gaffunius (o bien: Gafori) presenció como un antecedente de la armónica de cristal: una serie de campanas y de vasos percutidos con un palo de madera. Antes de Mozart, hicieron música para copas de cristal uno de los hijos de Bach y el maestrísimo Gluck (a quien se atribuye la frase: ''el mar se me hace chico para echarme un buche de agua: gluck"). Después de Mozart cayó en desuso, aunque Beethoven y Richard Strauss compusieron alguna poca música para este instrumento que fue prohibido por ''diabólico" y porque los ignorantes lo consideraban ''objeto de brujería".

Igualito que ahora algunos despistados ''biempensantes" descalifican la acupuntura o la cura con plantas o luz o música y le siguen llamando ''brujería".

La objetividad de los efectos maravillosos que produce la música de Mozart para copas de cristal se puede constatar en esta grabación -aunque se consiguen otras, con otros intérpretes- a cargo de Bruno Hoffmann, quien se dedicó a recuperar estos tesoros y, además de las obras de Mozart, están las de otros autores, como Reichardt, Rollig, Schulz y Naumann.

 
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