Usted está aquí: viernes 19 de agosto de 2005 Mundo Inician los ejércitos de China y Rusia las primeras maniobras militares conjuntas

Combatir el terrorismo internacional, la excusa; no invitaron a observadores de EU

Inician los ejércitos de China y Rusia las primeras maniobras militares conjuntas

Poner fin a la guerra civil en un país ficticio, el objetivo de la operación Misión de Paz 2005

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscú, 18 de agosto. Con el noble propósito de combatir el terrorismo internacional como excusa, los ejércitos de Rusia y China iniciaron este jueves las primeras maniobras conjuntas de su historia, sin participación de terceros países, que por la cantidad de equipo militar y el número de efectivos involucrados pretende ser una exhibición de musculatura bélica frente a la política de Estados Unidos de imponer decisiones unilaterales a la comunidad internacional.

Durante una semana entera, aunque la fase culminante de los cañonazos y el desembarco aéreo de las tropas en la península de Jiadong, en la nororiental provincia china de Shandong, comenzará propiamente hasta el próximo martes, ambos países movilizarán 10 mil soldados, de ellos mil 800 rusos y el resto chinos.

El objetivo proclamado de Misión de Paz 2005 es poner fin a la guerra civil en un país ficticio, ubicado en Jiadong, cuyo gobierno pide ayuda a los estados vecinos (Rusia y China) y a la Organización de Naciones Unidas.

Para cumplir esa tarea, Rusia y China usarán sus ejércitos de tierra, mar y aire, excepto misiles y otros componentes de los respectivos arsenales nucleares.

En estos ejercicios -a los cuales, en otro gesto significativo, no fueron invitados observadores de Estados Unidos ni de otros países de su bloque militar, la Organización del Tratado del Atlántico Norte- se prevé emplear seis decenas de buques de guerra, incluidos varios submarinos, una treintena de cazabombarderos SU-27, por la parte rusa, y SU-30 MKK, del lado chino, sin faltar modernos bombarderos estratégicos TU-95 MC y aviones de largo alcance TU-22 M, y más de un centenar de tanques y carros blindados.

Ante semejante despliegue armamentístico, sobredimensionado para un conflicto provocado por tensiones étnicas dentro del país imaginario, según la versión oficial, algunos analistas militares sugieren inscribir estas maniobras en un complejo juego de mensajes implícitos, acorde con las realidades geopolíticas de la región.

Aunque Rusia y China lo desmienten de modo categórico, el ejercicio militar parece un simulacro de ocupación de Taiwán, considerada por Pekín una "provincia rebelde" desde su escisión en 1949.

En ese sentido, se puede interpretar de desafío directo a Estados Unidos, que reconoce la soberanía china, pero mantiene un acuerdo con Taipei para defender la isla en caso de ser atacada.

Asimismo, las maniobras tienen rasgos de intervención para salvar, en aras de la estabilidad en la zona, a cualquiera de los regímenes despóticos de Asia central, de repetirse una situación como la que derrocó en Kirguistán a su hasta entonces invariable presidente, Askar Akayev.

Las revueltas en países vecinos -a juzgar por la efusiva felicitación que expresaron al presidente uzbeko, Islam Karimov, por ahogar en sangre el más reciente levantamiento popular- son motivo de especial preocupación para Moscú y Pekín, en el contexto de sus respectivos conflictos domésticos en las regiones separatistas de Chechenia y Xinjiang.

Para tranquilizar a Estados Unidos, al anunciar hoy en la ciudad rusa de Vladivostok el comienzo formal de estos ejercicios militares, el general Liang Guanglie, jefe del Estado Mayor del ejército chino, declaró: "Estas primeras maniobras conjuntas no apuntan contra ningún país y no representan amenaza para nadie. Se desarrollan en el contexto de la lucha internacional contra el terrorismo y el extremismo para responder a los nuevos desafíos".

Su colega ruso, el general Yuri Baluyevsky, se pronunció en los mismos términos y explicó que sólo participan cerca de 2 mil militares de este país, porque "resulta muy oneroso trasladar más efectivos y armamento al Extremo Oriente".

Aparte de la crónica precariedad financiera del ejército ruso, Baluyevsky confirmó así de manera indirecta que estas maniobras militares son, para Rusia, un magnífico escaparate para mostrar a China, uno de sus principales compradores de armas, nuevos equipos.

 
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