Usted está aquí: martes 23 de agosto de 2005 Cultura Trasladan la biznaga mexica al Museo del Templo Mayor

La planta es de la especie echinocactus platyacanthus

Trasladan la biznaga mexica al Museo del Templo Mayor

ANA MONICA RODRIGUEZ

El monolito descubierto la semana pasada en la pared de la Librería Porrúa fue trasladado la madrugada del sábado al laboratorio del Museo del Templo Mayor. Según explican especialistas, la representación de la biznaga, aludida por los mexicas en su confección, pertenece a la especie echinocactus platyacanthus.

El arqueólogo Leonardo López Luján, quien ha informado este año sobre tres hallazgos en esa zona arqueológica, informó que la bióloga Aurora Montúfar, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), identificó la planta endémica representada en la piedra.

La especialista, dijo, precisó que esta especie se desarrolla en el centro-norte de México y llega a crecer hasta un metro de altura. Ese género, añadió, se caracteriza por ser esférico, con más de ocho costillas (gajos), de donde surgen seis espinas (areolas) radialmente.

Lo interesante de la revelación, continuó López Luján, es que hoy "es muy preciada, porque con ella se elabora ese dulce cristalizado que es el acitrón".

La extracción del monolito -encontrado en la esquina que forman las calles de Argentina y Justo Sierra- fue realizada por expertos durante tres horas, para la cual utilizaron una polea; en su trasladado al recinto histórico fue cubierto en una estructura metálica.

La supuesta piedra sacrificial, que mide 56 centímetros de altura por 77 centímetros de diámetro y pesa 600 kilos, será sometida -dijo el especialista- a un proceso de conservación para retirar las argamasas coloniales y el cemento moderno que cayeron sobre la pieza. Informó también que la restauración estará a cargo de Armando Razo.

Los análisis petrográfico y geológico también develarán los orígenes de la pigmentación roja y ocre que se observa en la piedra basáltica, además de su procedencia y otras características arqueológicas. La llamada piedra de la Librería Porrúa se encuentra en una bodega, bajo medidas de seguridad.

El hallazgo data de hace 50 años

-¿Por qué no se informó sobre la ubicación del monolito desde hace años, si se colocaron diversos cables en torno a él?

-El pozo de visita fue hecho hace más de 50 años y a partir de entonces no se ha hecho ningún otro. El porqué no sabría decirlo con exactitud; tal vez porque las personas sólo después del hallazgo de la Coyolxauhqui se sensibilizaron sobre la importancia del patrimonio arqueológico nacional, que es motivo de orgullo para el país.

Otra explicación, añadió, es que tal vez las personas que hicieron los trabajos hace medio siglo para la empresa Teléfonos de México -entonces organismo estatal- no le dieron importancia.

Así ocurría con los hallazgos en el Centro Histórico, explicó el arqueólogo: "excavaban, no reportaban y volvían a cubrir".

Tras la ubicación del monolito, dijo López Luján, transcurrieron 10 meses en los cuales se recurrió a diversas instancias federales y locales para obtener las licencias necesarias y poder realizar la exploración arqueológica en vía pública (la zona es ocupada por cientos de vendedores ambulantes).

El especialista mencionó que Telmex, la Compañía de Luz y Fuerza, el dueño del inmueble que alberga la Librería Porrúa (José Antonio Pérez Porrúa), el INAH y la Universidad de Harvard conadyuvaron para concretar el hallazgo, mientras el instituto estadunidense aportó recursos financieros y logísticos.

 
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