Tan relajado estaba Fox, que celebró cuando pusieron en duda su condición de estadista
Un espot amplio para un Congreso mudo
"¡Informe, informe!", la demanda opositora; Yunes fue echado de San Lázaro
Ampliar la imagen Legisladores federales mostraron algunas pancartas durante la ceremonia del Informe presidencial; a la derecha, mensaje del Comit�ureka desplegado por la bancada perredista en San L�ro FOTOS Mar�Mel�rez Parada y Jos�ntonio L� Foto: S Mar�Mel�rez Parada y Jos�ntonio L�
Ampliar la imagen Legisladores federales mostraron algunas pancartas durante la ceremonia del Informe presidencial; a la derecha, mensaje del Comit�ureka desplegado por la bancada perredista en San L�ro FOTOS Mar�Mel�rez Parada y Jos�ntonio L� Foto: S Mar�Mel�rez Parada y Jos�ntonio L�
Ampliar la imagen Diputados pri�as exhibieron por poco tiempo algunas mantas durante el quinto Informe FOTO Mar�Mel�rez Parada Foto: Mar�Mel�rez Parada
Sin buscar demasiado, la senadora priísta Dulce María Sauri Riancho resumió la percepción general en San Lázaro sobre el quinto Informe de Gobierno del presidente Vicente Fox: "Fue una glosa de sus espots de televisión". Y es que nada de lo previsto y anunciado se cumplió. Por el contrario, en algunos momentos reaparecieron en el PAN tintes del viejo rito cortesano, y la oposición simuló indiferencia por temor a las críticas -"son tiempos electorales"- por su escandalosas expresiones de rechazo al jefe del Ejecutivo en otros tiempos.
Resultó evidente así que la insatisfacción por el lenguaje, el tono y el contenido de las expresiones del mandatario, a lo largo de 43 minutos, nunca consiguió sacar de su marasmo a un Congreso, ayer, prácticamente mudo.
Las reacciones más enfáticas fueron, qué paradoja, contra el priísta Heliodoro Díaz Escarraga. En su condición de presidente de la Cámara de Diputados, el oaxaqueño fue reconvenido desde muchas curules: "¡No es tu informe!", cuando leía un texto en el que combinó reproches a las actitudes presidenciales hacia el Congreso con una oferta de conciliación y acercamiento, pues "aún hay tiempo".
Ni en sus mejores escenarios el gobierno de Fox soñó con una ceremonia de tal tersura. Tanto, que el jefe del Ejecutivo se dio el lujo de aplaudir a Díaz Escarraga cuando, casi al final, éste le dijo que los mexicanos demandan firmeza, temple, contundencia y acción.
Y luego hasta rió abiertamente cuando el priísta le pidió que sus publicistas "no antepongan la popularidad de las encuestas al estadista que usted debiera ser". Empero, hubo momentos en que por su rostro se adivinaba irritación.
La persistencia del nuevo presidente camaral en criticar más las formas que el fondo de la gestión de Fox, su política mediática, decían algunos, incluso provocó salidas ingeniosas.
Un legislador de oposición se acercó al priísta Manlio Fabio Beltrones para decirle que el verdadero interés de Heliodoro Díaz es sustituir a Rubén Aguilar Valenzuela como vocero de Los Pinos.
Emilio Serrano, de la autodenominada ola blanca del PRD, se había paseado divertido por todo el recinto con un enorme y puntiagudo cucurucho en la nariz durante el mensaje de Fox, y al escuchar al priísta gritó: "Lo que Chente quiso decir..."
Al iniciarse la ceremonia, contra toda expectativa, los primeros 10 minutos transcurrieron sin que nada alterara el acto. En ese tiempo apenas aparecieron unos discretos carteles del PRD y otros, infaltables y hasta fuera de lugar, elaborados por diputados chiapanecos del PRI. Desde mucho antes, los perredistas habían colocado una gran manta del Comité Eureka donde se leía: "¿Olvido y perdón? Y los desaparecidos, ¿dónde están?"
Además, Roberto Vega Galina, líder del sindicato del Seguro Social, y Rafael García descendieron por la escalinata para ubicar frente a Fox un cartel de dos vistas: "Con las reformas a la Ley del IMSS de agosto de 2004, menos médicos, menos empleos. Presidente, salvemos al instituto no sólo con nuestras prestaciones".
Pero como había anticipado, y ayer se los dijo apenas al iniciar, el jefe del Ejecutivo no tenía intención de informar.
Sin cifras ni reportes puntuales de las acciones realizadas desde las oficinas de la administración federal, el Presidente decidió "poner fin a un rito", y a partir de ahí convertir su obligación constitucional de presentarse el primero de septiembre ante el Congreso en la mera cortesía de atender una "invitación", como la definió.
Salvo algún comentario en voz alta, casi nadie hablaba.
De hecho, las primeras -y acaso únicas- actitudes dignas de consignar durante un buen rato fueron los tibios aplausos de la bancada del PAN, cuando en la página 6 Fox hizo un reconocimiento al Poder Judicial, al calificarlo de "uno de los protagonistas más activos del cambio político", pues -lanzó ahí una de sus muchas frases de la tarde en busca de impacto- "desde ese poder se ha acotado al poder".
Pero la actitud que tendrían ayer los legisladores del PRI se adivinó antes de la llegada del Presidente a San Lázaro.
La mera decisión de enviar a Enrique Burgos, con ese texto, para exponer el "posicionamiento" priísta, fue interpretada como un guiño hacia Los Pinos del líder de la bancada, Emilio Chuayffet.
Funcionaron las negociaciones que desde Gobernación llevó Carlos Abascal, decían. Burgos y él son amigos y, de ese modo, "Chuayffet envía a Fox un mensaje de civilidad, pues incluso está en favor de reformas, sobre todo la de pensiones".
Porque más allá de discutir en una sesión plenaria de la bancada tricolor quiénes llevarían su voz a la tribuna, nunca se les consultaron los textos. Sobre todo el de Heliodoro Díaz, que fue revisado sólo por Chuayffet.
Al mismo tiempo, convenían otros, los priístas llegaron todavía con la resaca de su crisis de dirigencia. "Si ya de por sí traemos una pésima imagen por lo que pasó en el Consejo Político, imagínate si nos ponemos a gritarle a Fox", confesaron.
Con todo, no perdieron la oportunidad de hacerle pasar un mal rato al más emblemático amigo y defensor de Elba Esther Gordillo. Disimulado entre las curules del PAN, el subsecretario de Seguridad Pública, Miguel Angel Yunes, sostenía alegre charla con diputados del blanquiazul. Pero apenas se había recorrido hacia un lugar más discreto, el priísta Wintilo Vega -su acérrimo enemigo en tribuna cuando se desató la lucha contra la lideresa del SNTE- solicitó a la presidencia camaral ordenar a las personas ajenas a la ceremonia salir del recinto.
De los opositores, por cierto, no surgieron fuertes voces de réplica a Fox. Sólo cuando estaba a punto de concluir su lectura le reclamaron: "¡Informe, informe! Y el Informe, ¿dónde está?"
Los perredistas trataron al final de justificarse. "Se dejó libertad a los legisladores para proceder como quisieran", apuntaron como explicación oficial. Pero luego, ya más en corto, admitieron: "La verdad es que el año pasado nos fue muy mal. Las críticas nos llovieron cuando le gritamos todo el Informe y le dimos la espalda junto con los priístas".
Por ello, sus cartelitos colocados en las curules, que nadie desde la galería de prensa ni el propio mandatario alcanzaban a leer, decían cosas como: "A Fox se le olvida gobernar" y "A Fox se le olvida la corrupción de la pareja presidencial".
Del lado priísta, Chuayffet orquestó un reclamo contra el mandatario por su incumplimiento de la promesa de reducir el costo de gas natural en la frontera norte del país. Desde su curul llamó a su operador Wintilo Vega y a Gonzalo Arévalo. En rápido cónclave, decidieron que ya era hora de sacar un globo en forma de tanque de gas y colocarlo al pie de la escalinata principal del salón de plenos.
Fox se percató de inmediato, abandonó por un momento la lectura de su mensaje, se volvió a ver al presidente de la Cámara y, retador, fijó en él la mirada. Heliodoro Díaz, resignado, llamó al orden y su correligionario no lo obedeció. Algunos gritos aislados desde el lado panista y los aplausos desde el balcón donde se hallaban la familia y algunos colaboradores foxistas disuadieron a Arévalo, quien regresó a su curul con aire triunfal y su globo.
Luego, cuando el mandatario ya se iba, le plantó de nuevo el juguete. Finalmente se impusieron olores de viejos tiempos.