Bolton y el respeto a la naturaleza
AUSTIN. Parece que cada año, al final del verano, se tiene esta sensación de regresar de alguna parte, sea que haya uno ido a algún lado o no. Sea cual fuere la costumbre veraniega -ir a nadar, los niños, una caminata-, es como si parpadeáramos y deA pronto allí estuviera el mundo todavía. Muy presente todavía.
Supongo que si uno es George W. Bush el mundo nunca se va, por mucho que uno esté de vacaciones: sencillamente acampa a la salida del rancho, como Cindy Sheehan. Los que estudiamos la política y los medios tenemos que observar cómo la maquinaria de ataque de la derecha enloda a Cindy: óyeme, nada de tomarse libertades nada más porque eres una madre a la que le mataron a su hijo en Irak. También tenemos que observar a los propagandistas de izquierda explotando el dolor de esa madre, porque en estos tiempos ya no puede uno estar en favor de la paz sin hacerse propaganda. Este es El Mundo, después de todo.
Pongámonos, pues, al día en el mundo y encontraremos a las mismas personas pronunciando los mismos alegatos sobre Irak: el vaso medio vacío, el vaso medio lleno, las cosas van mejor, las cosas van peor; es, no es. Entre tanto, el odómetro de la guerra llega cada vez más arriba, al margen de quién haga los alegatos o quién los escuche: mil 800 estadunidenses muertos, junto con incontables decenas de miles de iraquíes. Extrañas vistas en el espejo retrovisor de la información: "los ataques a las fuerzas estadunidenses vuelven a elevarse a más de 70 por día...", "la creciente violencia de semanas recientes..." Chuck Hagel, senador republicano por Nebraska, cuenta "más muertos en Irak, más heridos, menos electricidad, menos petróleo extraído, más ataques de la insurgencia, más insurgentes llegados de otros países, más corrupción en el gobierno".
El presidente Bush dice que la mejor manera de honrar a los caídos es que perezcan muchos más por la misma causa, sea cual fuere. La democracia en Irak, creo. Chispas. Excepto para las mujeres. A ellas no les fue muy bien en la nueva constitución iraquí. Lo siento mucho, sé que sólo un feminista sacaría a colación un tema tan espinoso como ése, y tengo entendido que ser feminista está pasado de moda, que a nadie le importan ya un comino los asuntos de la mujer, y que si yo me tomara la molestia de actualizarme no me pondría en vergüenza siendo tan lastimeramente anacrónica en vez de ser la nueva neta del planeta, como dicen los chavos de ahora. Por otro lado, volver a fijar en nueve años la edad mínima para contraer matrimonio me parece de lo más retrógrada en sí mismo. Durante 25 años las mujeres iraquíes habían gozado de plenos derechos civiles, legales y de propiedad. Nueve años... no es un paso en la dirección correcta. De veras.
También en Afganistán la situación parece estarse yendo al carajo. Supongo que ya se están cansando un poco de la ocupación estadunidense.
Hay aún pequeñas cosas descorazonadoras en el mundo. Los periódicos informan: "Un alto funcionario de adquisiciones del ejército que criticó un cuantioso y no competitivo contrato con la compañía Halliburton para obras en Irak fue despedido por lo que el Pentágono llamó 'pobre desempeño laboral'".
Por fortuna para todos nosotros, nuestro nuevo embajador en Naciones Unidas, Míster Simpatía John Bolton, ofrece todo un despliegue de comedia fina. Muchos tuvimos grandes esperanzas en Bolton desde el principio, porque ¿qué podría estar más cargado de hilaridad que designar embajador a un majadero, maligno, irascible y torpe hijo de puta carente del menor tacto? Mejor aún, enviamos a este patán sin modales de representante ante un organismo mundial que se distingue por su inagotable delicadeza y su perennemente solícito interés por las sensibilidades culturales de todo el mundo, sin excepción.
Al principio, este prometedor festival de la risa no lograba arrancar. Bolton era un desastre tan obvio como enviado ante la ONU que hasta el Senado se negó a ratificarlo, por lo que Bush tuvo que esperar a que los congresistas vaciaran la ciudad para hacer un "nombramiento en receso", válido sólo hasta que entre en funciones una nueva legislatura, en enero de 2007. Entre tanto Bolton ya está regando el tepache.
Gran Bretaña encabeza un esfuerzo de reforma que cuenta ya con el respaldo de otros 175 países. El Reino Unido, nuestro aliado en otro tiempo, ha presentado un conciso documento que presenta un plan para reformar la ONU y llevar adelante sus metas para erradicar la pobreza. Bolton ha propuesto 750 cambios al borrador británico, que consta de 36 cuartillas. Una de sus propuestas es retirar la frase "respeto a la naturaleza" de un conjunto de valores esenciales que supuestamente unen a todas las naciones: respeto a los derechos humanos, libertad, igualdad, tolerancia, multilateralismo y respeto a la naturaleza. La frase no impone a Estados Unidos ninguna obligación jurídica o económica. Simplemente no le gusta a Bolton.
Pongámosla a votación en un referendo nacional. ¿Estamos, el pueblo estadunidense, en favor del "respeto a la naturaleza" -en tanto no nos sujete a ninguna obligación legal o financiera- o no? ¿Y Katrina?
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Traducción: Jorge Anaya