Usted está aquí: viernes 2 de septiembre de 2005 Estados Solapada por policías, florece en Matamoros la prostitución infantil

"A cambio de unos pesos" permiten a niños trabajar la calle; extranjeros, principales clientes

Solapada por policías, florece en Matamoros la prostitución infantil

Los menores se hacen pasar por vendedores o limpiaparabrisas; la tarifa, de $50 a 30 dólares

JULIA ANTONIETA LE DUC CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Ni�e la calle en Matamoros, Tamaulipas FOTO Julio Hern�ez raya Foto: Julio Hern�ez raya

Matamoros, Tams., 1º de septiembre. Niños de la calle que se hacen pasar por limpiavidrios, vendedores de flores o mendigos se prostituyen en los cruceros de esta ciudad, donde ofrecen sus servicios sexuales, sobre todo a ciudadanos estadunidenses.

Uno de ellos es Juan, de sólo 15 años. La medianoche del miércoles conectó a su cliente Marcos Martínez Ríos en la esquina de las avenidas Lauro Villar y Acción Civil. A cambio de 20 dólares, el niño, desnutrido, vestido con harapos, se subió al automóvil Grand Marquis color crema placas 595 CLK del estado de Texas, para dirigirse a un motel.

La historia de Juan se acotó en el parte de remisión 11434 de la Secretaría de Seguridad Pública de Matamoros. En el documento se indica que los policías municipales Hipólito Contreras y Evaristo Mexquitic detuvieron al sexoservidor y su cliente en el cruce de Canales y San Carlos, como parte de un procedimiento de rutina.

Durante el interrogatorio, el menor confesó que se prostituía, y junto con su cliente fue trasladado en calidad de presentado a la barandilla municipal.

Martínez Ríos, originario de Brownsville, Texas, aseguró al juez calificador que Juan se le acercó en un semáforo y le pidió dinero a cambio de "dar una vuelta en el carro". Lejos de ser puesto a disposición del agente del Ministerio Público, el presunto pederasta recuperó su libertad luego de pagar 500 pesos de multa por "una falta administrativa".

El niño también fue liberado y volvió a la selva de asfalto, donde vende su cuerpo junto con otros menores, cuyas edades oscilan entre nueve y 14 años.

En la esquina de Roberto Guerra y Callejón Once, a 200 metros de una tiendita -expendio de drogas al menudeo-, Camila fuma y espera a su primer cliente de la noche. Se prostituye a cambio de 50 pesos, los mismos que le cuesta la dosis de crack que la mantiene en los puros huesos, con un color macilento en su rostro, de apenas 14 años. "En un rato más llega alguien", afirma en entrevista mientras observa nerviosa el tráfico de una noche que caía pesada, con el ulular de patrullas a lo lejos.

Muy cerca del puente internacional Libre Comercio -que comunica Matamoros con Brownsville-, la colonia Popular, donde Camila cambia su cuerpo por unos pesos, es corredor obligado para turistas extranjeros que buscan sexo con menores.

Los clientes "son puros viejillos, casi siempre lo hacemos en carro, allá por el dren de la (colonia) Juárez", explica la adolescente de ojos almendrados, quien al cabo de unos minutos aborda una camioneta Ford Explorer con placas de Texas.

Convertida en una actividad que florece en las cercanías de los cruces internacionales, la prostitución de menores es solapada por la policía local, que permite a adolescentes "trabajar la calle" a cambio de unos pesos.

José Isidro entrega 40 pesos al convoy, nombre que da al operativo de la policía preventiva para que lo deje "trabajar" en la confluencia de las calles Acción Cívica y Manuel Cavazos Lerma.

"Los policías vienen y nos quitan la feria para dejarnos estar aquí toda la noche, viendo qué cae", narró el menor, quien lleva un trapo ajado, pero no lo usaba para limpiar parabrisas. El, como otros cinco niños que permanecen a la expectativa junto al puente Los Tomates, acepta los ofrecimientos de clientes que entregan hasta 30 dólares a cambio de favores sexuales de los menores.

Cuando no es el dren de la colonia Benito Juárez, hoteles como El Matamorense, Fontana o Condesa, aledaños al puente, sirven para los encuentros ilegales, solapados por recepcionistas cómplices que no hacen preguntas sobre los menores de edad.

Ni Juan, ni Camila ni José Isidro pertenecen al programa Menores en Circunstancias Extremadamente Difíciles (Meced), impulsado por el ex gobernador Tomás Yarrington Ruvalcaba para auxiliar a niños de la calle.

El nuevo mandatario, Eugenio Hernández Flores, anunció al inicio de este año que se construiría en Matamoros la Casa Meced, la cual tendría piscina y aire acondicionado. Pero aún no concluye la construcción del inmueble.

Perseguidos por el DIF

El Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) local ha detectado la problemática de los menores que se prostituyen para ayudar con el gasto familiar o costerar sus adicciones. Sólo que en lugar de dar una solución formal y duradera, el organismo emprende de vez en cuando operativos nocturnos destinados a "sacar a los menores de la calle".

Con trabajadores sociales y policías, los directivos del DIF salen y persiguen a los niños como si se tratara de delincuentes; los detienen y, en el mejor de los casos, los llevan a sus hogares, en caso de los que tengan. A quienes hallan bajo los influjos de estupefacientes los internan en el Consejo Tutelar de Menores Infractores, y hasta ahí se involucra el DIF de Matamoros con el fenómeno de la prostitución infantil.

 
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