Usted está aquí: viernes 2 de septiembre de 2005 Ciencias En el futuro, robots capaces de sentir, anuncia especialista

Inaugurará Dylan Evans en el DF y Monterrey el programa Café Científico

En el futuro, robots capaces de sentir, anuncia especialista

Quizá la humanidad evolucione hacia los cyborgs, mezcla de carne y máquina, señala el investigador británico

Las historias de ciencia ficción presentan una visión negativa de la inteligencia artificial, añade

JOSE GALAN

Al dotar de inteligencia emocional a los robots, éstos podrán desarrollar capacidades para sentir y pensar por sí mismos y establecer una relación de entendimiento con los seres humanos, afirma Dylan Evans, director del doctorado en Robótica de la Universidad de West England, en Bristol, Reino Unido, experto en robots emocionales y uno de los científicos que han influido en obras de ciencia ficción como la serie Matrix.

Evans, quien estará en la ciudad de México los días 5 y 6 de septiembre, y en Monterrey el 7, para inaugurar el programa de Café Científico del Consejo Británico, o Sci Café, agregó que a medida que progrese la inteligencia artificial, los robots adquirirán mayor autonomía.

Al responder un cuestionario sobre el tema enviado por La Jornada, Evans consideró que los seres humanos deberán desarrollar y resolver nuevos principios éticos para enfrentar los nuevos dilemas que surjan ante la inteligencia artificial emotiva, y cuando existan autómatas pensantes avanzados, "quizá no seremos más seres humanos tal como somos ahora. Quizá la humanidad evolucione hacia los cyborgs, es decir, una mezcla de carne y máquina''.

Pero imaginemos por un momento que llamamos a un centro de atención automatizado, que puede responder a nuestros sentimientos sin sumergirnos en momentos de angustia. O un juego de computadora que permite a nuestro hijo adolescente no sentirse frustrado y tratar de aventar el aparato contra la pared, porque la máquina lo entiende y lo ayuda. Dylan Evans sostiene que las computadoras pueden detectar e imitar la emoción humana, y eso puede sonar a ciencia ficción, pero ya existe.

Colaborador clave del proyecto Humaine, emprendido por la Unión Europea mediante seis millones de libras esterlinas -120 millones de pesos- para lograr el liderazgo en computación emocional, el investigador británico sostiene que las emociones artificiales son tan importantes para los robots como las emociones naturales para nosotros, y dice que, contra lo que muchos filósofos -desde Platón- han enseñado, la inteligencia requiere de las emociones para funcionar correctamente. Los seres humanos que carecen de varios procesos emotivos, sea por causa de daño cerebral o por otras razones, cometen muchos errores muy tontos. Hasta ahora, añade, los robots son así, y por eso todavía no son muy inteligentes.

Terminator no existe

También podemos imaginar que en los laboratorios se ha desarrollado un humanoide con inteligencia emocional que puede servir de ayuda y respaldo a las personas ancianas, a los ciegos o a los discapacitados. Evans desarrolla una investigación en su laboratorio utilizando el perrito robot de la compañía japonesa Sony, llamado Aibo, que puede recrear toda una serie de emociones y comportamientos caninos, a fin de determinar si esos artefactos en realidad pueden servir de compañía hogareña.

El impacto de estos artefactos puede ser enorme en las relaciones humanas pero, dice Evans, es difícil predecir su naturaleza. En el mundo occidental, las historias de ciencia ficción presentan una visión muy negativa de la inteligencia artificial, en la cual las emociones humanas sufren. Por ejemplo, los robots se vuelven más atractivos que los seres humanos, y una persona prefiere pasar el tiempo con sus amigos robóticos que con otras personas. En Japón, agrega el investigador, ven el futuro de una manera más optimista. Se imaginan un mundo donde los robots se integran a la sociedad humana con efectos positivos para todos.

-¿Cuál es el grado de avance de la construcción de máquinas con inteligencia y emociones artificiales?

-Mucho menos de lo que gran parte de la gente supone. Muchos de los que vienen a visitar mi laboratorio se decepcionan porque no tengo ningún terminator. Han visto las películas de ciencia ficción y piensan que ya tenemos robots tan sofisticados como los que aparecen en las películas. En realidad, los robots todavía están en un nivel muy primitivo.

Pero una vez que avancen la inteligencia y las emociones artificiales, las máquinas podrán desarrollar estas habilidades por sí mismas, ya que, explica, el concepto de autonomía es integral a la idea de un robot. Aclara que una máquina de control remoto no es un robot, ya que los robots muchas veces tienen que funcionar en lugares o situaciones donde tienen que pensar por sí mismos, sin ser controlados directamente por un ser humano. Pero explica que la autonomía no es un asunto de blanco y negro. A medida que progresa la inteligencia artificial, los robots se vuelven más autónomos.

Dylan Evans inauguará el programa Café Científico, o Sci Cafe, del Consejo Británico el próximo lunes 5 de septiembre a las 20 horas en la librería y cafetería El Juglar, en Manuel M. Ponce 233, colonia Guadalupe Inn, en la ciudad de México. El martes 6 estará también a las ocho de la noche en La Casa del Poeta, Café Bar Las Hormigas, Alvaro Obregón 73, colonia Roma, entre Córdoba y Mérida, y el miércoles en Feelgrow, doctor J.M. Coss 1027 sur, Barrio Antiguo, Monterrey, Nuevo León.

Para asistir, debe uno registrarse en la dirección electrónica www.britishcouncil.org.mx. El consumo corre por cuenta de cada quien y, lo más importante, las pláticas se efectuarán en inglés, con la intención de que los participantes intercambien opiniones con el científico.

Urge mayor inversión en México

Por otra parte, Dylan Evans consideró que México requiere incrementar su inversión en ciencia y tecnología para poder sostener su crecimiento económico, actualmente basado en trabajo y exportación de materiales baratos.

Además, reveló que el nivel de inversión en investigación científica de la Unión Europea es de 1.9 por ciento del PIB; Estados Unidos invierte 2.7 por ciento y Japón 3 por ciento, mientras que en México la inversión es muy inferior a esas cifras.

 
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