Usted está aquí: domingo 4 de septiembre de 2005 Opinión ¿LA FIESTA EN PAZ?

¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Alfonso Navalón

DECIA RUSSELL QUE lo que los hombres realmente quieren no es el conocimiento, sino la certidumbre. Quizá ese fuera el rasgo más acusado en el magnífico escritor y agresivo crítico taurino Alfonso Navalón Grande, muerto el pasado 27 de agosto en Salamanca, a los 72 años, luego de cuatro décadas de escandalizar, orientar y en no pocas ocasiones injuriar con motivo de sus opiniones en torno a la fiesta de los toros en su país.

NAVALON PERTENECIO A una familia de terratenientes que poseía tres fincas ganaderas con más de mil hectáreas: El Aguila, Las Carboneras y El Berrocal, siendo él mismo criador de reses bravas. Por ello, menos que nadie tuvo necesidad de vender su pluma a los taurinos.
Estudió algo de derecho en las universidades de El Escorial y Salamanca, fue aficionado práctico desde adolescente y llegó a alternar en festivales con figuras como Domingo Ortega, Ordóñez, El Viti o Antoñete, entre otras.

EMPEZO A ESCRIBIR de toros en 1964 en El Ruedo, en el que arremetió contra el sobre de los cronistas vendidos, el despuntado y el fraude de la edad en los toros. En 1967 pasó al diario Informaciones, el que con sus crónicas consiguió subir el tiraje de 7 mil a 53 mil ejemplares en un solo año. Luego escribió en Pueblo y en Diario 16.

FUE EL UNICO crítico taurino al que los aficionados de Madrid sacaron en hombros de la plaza de Las Ventas hasta en dos ocasiones. En pleno franquismo, Navalón consiguió que destituyeran al juez Pangua por la chauvinista concesión de un rabo a Sebastián Palomo Linares la tarde que alternó con el mexicano Curro Rivera, quien ya había cortado cuatro orejas.

EL UNICO LIBRO que escribió, Viaje a los toros del sol, acerca de la ganadería brava, por su buen estilo y calidad literaria fue utilizado como texto oficial del idioma castellano en la Universidad de París. Con nombres y apellidos denunció el soborno de los críticos, el afeitado (cortar los pitones) y los abusos de figuras y empresarios.

FUERON FAMOSOS SUS coloquios taurinos al final de las corridas, con una capacidad de convocatoria proporcional a sus estridentes cuanto infructuosas denuncias. También en países latinoamericanos pronunció conferencias sobre las lacras de la fiesta. En 1984 fue despedido de Diario 16, que cedió ante la presión de las mafias taurinas. Luego de cinco años reapareció en El Adelanto y después en Tribuna de Salamanca, de donde también fue separado hará unos tres años.

EN UN PROGRAMA de televisión transmitido por Antena 3, en junio de 2002, declaró: "En España quien no afeita no vende", y confesó que tras cinco años de lucha debió claudicar porque si no lo hacía no podría lidiar, como le ocurre a todos los ganaderos que venden corridas a las figuras.

DONDE EL AMPLIO conocimiento taurino de Alfonso Navalón contrastó con su sabiduría estrecha fue al exhibir una histérica repugnancia hacia los diestros homosexuales, independientemente de que éstos fueran buenos, regulares o malos delante de los toros. En este sentido, tan ociosas denuncias lo aproximaron a las posturas reaccionarias que tanto combatió.

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