El olor a pudín quemado
Voy a citar a tres hombres famosos e inteligentes. El primero, John Steinbeck, renombrado escritor estadunidense, premio Nobel de Literatura 1962, quien dijo: "de todos los animales de la creación, el hombre es el único que bebe sin tener sed, come sin tener hambre y habla sin tener nada que decir". El segundo es Henri Poincaré, científico y matemático francés, quien señaló: "el hombre es un animal que puede volar como las aves, sumergirse en el agua como los peces y andar sobre la tierra como los monos, sólo le falta no hablar para ser perfecto". El tercero es George Bernard Shaw, escritor irlandés, Nobel de Literatura en 1925, mordaz a más no poder, quien dijo: "los perros no molestan hasta que ladran y los necios hasta que hablan".
Me refiero a estos señalamientos de tres personajes de la cultura a raíz de la invasión de los espots políticos que han inundado los medios de comunicación y que no son otra cosa que basura verborreica. En política, hablar bonito (y demasiado) sin decir nada es propio de los que llaman "jilgueros". Se les dice así porque el jilguero es una de las aves canoras del continente americano con más bello canto. Hoy día, más que nunca, hablar por hablar, sin tener realmente nada que decir, es la característica principal de los políticos surgidos de la "democracia" que hoy nos medio acompaña en la política nacional. Resalta además por encima de todo la trivialidad, como por ejemplo pensar que un espot que muestra a Madrazo corriendo pudiera borrar la imagen poco favorable de mañoso que todo mundo le conoce. Pues no, tratar de asociar así a un personaje con una actividad positiva no le va a limpiar la imagen de lo que realmente proyecta (aun cuando practique el deporte). Doy este ejemplo, pero todos los demás espots son iguales. Ni limpian ni mejoran la imagen del protagonista, más bien lo que hacen es insultar la inteligencia de la población, dada la superficialidad de los comentarios y lo vacío de los mensajes que acompañan las imágenes. Y más nos insultan porque tenemos que escuchar los espots constantemente y además costearlos, pues se pagan con nuestros impuestos, los cuales deberían ser utilizados en cosas mucho más apremiantes e importantes.
Pero además, ¿dónde están las tribulaciones y preocupaciones por el México del mañana; dónde están el qué y el cómo se van a desarrollar las estrategias para generar empleos dignos y bien pagados a los mexicanos; cómo se le va a hacer para generar fuentes alternas de energía, cuando en 10 años se nos acaben las reservas petroleras; qué se va a hacer para ofrecer más espacios de educación superior pública que demanda la juventud mexicana; cómo se va a resolver el problema de la cada vez mayor dificultad para ofrecer salud de calidad a la población más marginada? ¿Qué se va a hacer para que México sea un país que aumente su competitividad en el mundo, en lugar de que decrezca como ocurre ahora? ¿Qué se piensa hacer para que la economía crezca y no esté estancada como hoy día? ¿Qué se piensa hacer para activar el campo mexicano, qué hacer para impulsar la industria farmacéutica y la industria nacional de alimentos (la poca que queda)?
Estas son las preguntas que los mexicanos queremos que nos contesten, esas palabras sí tendrían valor. Los espots huelen a puro pudín quemado, junto con los que los actúan.