KATRINA
Bush pretende investigar "errores" de su gobierno ante la catástrofe
Sólo encuentren "al idiota del nivel más alto", señala el presidente del condado Jefferson
Halliburton, dueña del contrato para evaluar los daños de Nueva Orleáns: Houston Chronicle
Ampliar la imagen George W. Bush durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, ayer. Lo acompa�varios miembros de su gabinete, entre ellos el vicepresidente Dick Cheney (izquierda) y el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld FOTO Reuters Foto: Reuters
Nueva York, 6 de septiembre. Todos los políticos nacionales, incluyendo al presidente, están prometiendo investigaciones de la respuesta federal al huracán Katrina ante el clamor popular que insiste en saber por qué Washington tardó tanto en brindar asistencia a Nueva Orleáns y otras poblaciones de la zona devastada, que ha costado incontables vidas y sufrimiento.
En lo que para unos fue tal vez una de las declaraciones más sorprendentes, el presidente George W. Bush, culpado por expertos, editoriales, y damnificados, como el responsable del fracaso en brindar una respuesta federal más ágil y efectiva, anunció que promovería una "investigación" de los errores cometidos. "Tengo la intención de encabezar una investigación para saber qué sí funcionó y qué no ", dijo Bush esta mañana al responder a si estaba considerando despedir a algunos de sus funcionarios responsables de la acción federal.
Pero para un amplio sector de la población, eso es una mala broma en dos sentidos: primero, cómo se investigará el presidente a sí mismo, y si lo hiciera, qué tan difícil es determinar que el responsable del "error" fue el propio mandatario. La líder de la minoría demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, respondió que si Bush iba a encabezar la investigación, lo único que debía hacer "es verse en el espejo".
Como parte de su esfuerzo para manejar las consecuencias políticas de este desastre, Bush acaba de regresar de su segunda visita a la zona devastada (donde dedicó más tiempo a Mississippi, ya que el gobernador es su aliado, y menos a Nueva Orleáns y Luisiana, donde la gobernadora, una senadora y el alcalde han sido críticos de su liderazgo), y este martes anunció que enviará al vicepresidente Dick Cheney a la zona el jueves. Asimismo, el jefe de la Casa Blanca y los líderes legislativos están hablando de enviar decenas de millones de dólares más en asistencia a la zona.
Pero todo este esfuerzo no logra ahogar la ira y críticas al presidente y su equipo ni en la zona damnificada. En una carta abierta dirigida al presidente por el periódico de Nueva Orleáns, el Times-Picayune, se responsabiliza directamente al gobierno de Bush y a los funcionarios que él acababa de felicitar por su "buen trabajo" al responder a la crisis: "la gente entrenada para proteger nuestra nación, la gente cuya chamba es llevar asistencia rápidamente, estaba ausente. Aquellos que deberían haber desplegado tropas estaban cantando una canción triste de que era imposible llegar a nuestra ciudad. Estamos enojados, señor presidente, y muchos estaremos enojados después de que nuestra querida ciudad y los condados a su alrededor hayan sido bombeados y queden secos. Nuestra gente merecía ser rescatada. Esa es la vergüenza del gobierno", declaró el rotativo.
El editor del Times-Picayune, Jim Amoss, declaró a The Oregonian que decidieron publicar la opinión de su periódico en forma de carta a Bush, ya que "necesitábamos dirigirnos directamente al presidente... Creemos que esto es, a final de cuentas, su fracaso, y uno colosal, pues podría haber costado vidas, y ciertamente, mucho daño físico a nuestra comunidad".
Críticas más allá de la zona damnificada
Pero las críticas se expresan desde más allá de la zona damnificada, y el gobierno de Bush todavía no ha logrado superar la impresión generalizada, nutrida todos los días por reporteros y editores, ciudadanos, expertos, ex funcionarios y más, de que el desastre fue de estas dimensiones en parte por los resultados de sus políticas de largo plazo, así como la falta de respuesta a esta emergencia en particular.
Los críticos señalan que las medidas para recortar impuestos y limitar el gasto público federal dejó física y socialmente vulnerable a esta región y otras partes del país. A la vez, la emergencia provocó severas interrogantes sobre la ausencia de un liderazgo político en Washington.
Por un lado, los testigos de la falta de respuesta transmitida en vivo a toda la nación (y al mundo), y de revelaciones de que el gobierno sabía que un desastre de estas proporciones era más que probable (y lo sabía desde hace años), y que su única respuesta fue reducir el gasto para fortalecer las defensas contra huracanes y en cambio, desviar fondos y desplegar tropas de la Guardia Nacional (fuerza principal para enfrentar estos desastres) a Irak, está generando furia.
Además, con la inundación se descubrió que varios niveles del gobierno estadunidense están podridos de ineptitud y corrupción. De hecho, el jefe de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias fue instalado ahí por Bush, a pesar de tener nula experiencia (antes manejaba una asociación dedicada a caballos árabes), porque era amigo de uno de sus principales aliados electorales. ¿Y dónde está el ex jefe de la agencia? En Halliburton, la empresa que antes dirigía el vicepresidente Cheney y una de las que más ha lucrado con contratos de la guerra en Irak. ¿Y quién tiene el contrato para evaluar los daños del puerto de Nueva Orleáns?, según el Houston Chronicle: Halliburton.
Al iniciar una reunión de su gabinete hoy, el presidente Bush comentó: "la burocracia no va ha obstaculizar cumplir con la tarea para el pueblo". Pero las palabras siguen sonando huecas para los que fueron obligados a sufrir y ver sufrir sin que nadie en Washington se presentara a su lado.
"No fue sólo Katrina lo que causó todas estas muertes en Nueva Orleáns. La burocracia ha cometido homicidio aquí... y la burocracia tiene que ser juzgada ante el Congreso", declaró el domingo en un programa de noticias nacional Aaron Broussard, presidente del condado Jefferson, donde se encuentra Nueva Orleáns. "Hemos sido abandonados por nuestro propio país", subrayó.
Broussard contó una anécdota que, junto con las declaraciones anteriores del alcalde de Nueva Orleáns, Ray Nagin, han dado la vuelta por todos los medios e Internet. Dijo que la madre de su jefe de manejo de emergencias estaba atrapada en un asilo para ancianos, y que cada día le llamaba y le preguntaba si alguien venía por ella, y él respondía, "si mamá, alguien vendrá por ti. Alguien va por ti el martes; alguien llegará por ti el miércoles; alguien viene por ti el jueves; alguien viene por ti el viernes". La mujer se ahogó el viernes por la noche".
Broussard, quien empezó a llorar, y con él miles de televidentes, concluyó: "nadie viene por nosotros, nadie... Todos prometieron, dieron conferencias de prensa, estoy harto de conferencias de prensa. Por Dios, cállense y envíen a alguien".
Hoy Broussard declaró a CBS News que no se necesitan grandes investigaciones, porque sólo es necesario que "encuentren al idiota" que estuvo en el nivel más alto y quitarlo, "dénme un idiota que le importe, no me den al mismo idiota". Para el alcalde de Nueva Orleáns Ray Nagin, sólo hay una pregunta: "¿dónde demonios estaban"?
Se multiplican las historias de horror
Las historias de sufrimiento y horror se multiplican, los recuerdos de la pesadilla contados por "refugiados", ubicados ahora a cientos de kilómetros de donde nacieron y vivieron sin saber dónde están sus hermanos, padres, hijos, bebés, esposos, amantes. En medio de estadios de futbol, en medio de albergues en lugares desconocidos, y con el gran privilegio de tener acceso a una televisión o periódico para que los políticos les cuenten por qué no se hizo más, lo preocupados que están por su bienestar y de su compromiso para rescatarlos, o peor aún, por qué se hizo tanto bien.
Hoy el secretario de Defensa Donald Rumsfeld y el jefe del estado mayor, el general Richard Myers, no sólo no ofrecieron disculpas o autocríticas, sino se autoelogiaron por la respuesta masiva y eficaz del sector militar, y se ampararon una y otra vez con la justificación de que el Pentágono sólo desempeña un papel de apoyo a la agencia federal responsable ante estos desastres en territorio estadunidense: el Departamento de Seguridad Interna.
Ambos afirmaron, en rueda de prensa, que habían movilizado equipo y personal antes de que llegara la tormenta, y que la respuesta fue lo más organizada y rápida posible bajo las circunstancias.
El general Myers anunció que hay un total de 58 mil efectivos militares (41 mil de ellos Guardia Nacional) en la zona damnificada en apoyo de las operaciones de las agencias civiles, y ofreció una lista de lo que se ha logrado.
Pero Rumsfeld deseaba asegurar al país y al mundo que el Pentágono tiene la capacidad para hacer dos cosas a la vez. "Quiero dejarlo claro: tenemos las fuerzas, la capacidad y la intención de llevar plenamente a cabo la guerra global contra el terror mientras respondemos a esta crisis humanitaria sin precedente aquí en casa. Podemos y haremos ambas cosas".
El Congreso, al regresar de su receso de verano, se sumó a la danza política en torno al desastre. Junto con la Casa Blanca, el liderazgo señaló que están por considerar otro paquete financiero para la próxima fase de operaciones de asistencia y recuperación de unos 40 mil millones de dólares, aunque algunos calcularon que al final el gobierno federal podría tener que dedicar hasta 150 mil millones de dólares al asunto.
Los legisladores de ambos partidos hoy prometieron realizar investigaciones de la crisis y la respuesta del gobierno. Los republicanos, en control del Congreso, seguramente desean limitar el enfoque de esta investigación, mientras que demócratas como la senadora Hillary Clinton, quien pidió una "investigación independiente", huelen la posibilidad de usar políticamente esta crisis en su favor.
La presidenta del Comité de Seguridad Interna del Senado, la republicana Susan Collins, anunció hoy que realizará las primeras audiencias sobre el desastre. "El gobierno fracasó en todos los niveles", dijo, y agregó: "es difícil entender la falta de preparación y la respuesta inicial inefectiva a un desastre que había sido pronosticado durante años, y que en específico, se habían emitido advertencias graves durante días".
Pero todo esto son palabras para muchos que siguen en la zona devastada, y para los "refugiados" que han sido trasladados a varios puntos del país, en algunos casos sin ser informados adónde los llevaban, y sin saber qué harán ahí, durante cuánto tiempo. En los noticieros nacionales esta noche, casi todos comentaron sobre las versiones casi opuestas de lo ocurrido entre Washington y el resto del país.
Ayer unos reporteros rescataron a un inmigrante guatemalteco en Nueva Orleáns. El joven de 18 años no habla inglés y no deseaba ser llevado a un albergue por temor de ser deportado ya que es indocumentado. Lo encontraron solo con una pertenencia que había mantenido seca, a toda costa. Era un taladro. Trabaja en construcción, informaron fuentes en esa ciudad a La Jornada.
Mientras estas historias se repiten en mil versiones, y los políticos hablan de su compasión y su compromiso con las víctimas, pocos se fijan en que este desastre revela uno mucho mayor. El columnista Nicholas Kristof del New York Times escribió hoy que las escenas de Nueva Orleáns son sólo un recuerdo de cómo este país, y este gobierno, tiene cada vez más abandonados a los más pobres aquí, y de "un ciclón que nunca acaba, de estadunidenses atrapados por la pobreza".
La pobreza, recuerda, está creciendo bajo el gobierno de Bush, con el censo reportando un incremento de más de un millón de personas viviendo en pobreza en 2004 comparado con un año atrás. "Si es vergonzoso que tengamos cadáveres inflados en las calles de Nuevo Orleáns, es aun más ignominioso que la tasa de mortalidad infantil en la capital de Estados Unidos es dos veces más alta que en la capital de China". Bajo el gobierno de Bush, agregó Kristof, la tasa de mortalidad infantil nacional se ha incrementado por primera vez desde 1958.
O sea, este gobierno abandonó a los pobres mucho antes que en Nueva Orleáns.
Pero sólo son pobres. La madre del presidente, Barbara Bush, dijo ayer en una entrevista por la radio pública nacional. después de visitar a los refugiados del huracán en el Astrodome en Houston, que todo está resultando bien, y que se ha dado cuenta que muchos desean quedarse en Texas, ya que "la hospitalidad ha sido abrumadora". Y con eso, explicó: "y tanta de la gente en la arena, aquí, sabes, de todas maneras eran subprivilegiados (forma diplomática de referirse a los pobres), entonces esto está resultando muy bien para ellos".