Las autoridades, indiferentes ante el tráfico de droga y la guerra de bandas, se queja el edil

Suchiate, la puerta sureña de México, a merced del hampa

Oscar Salinas Morga afronta el problema con 60 agentes "mal armados" y dos patrullas

RODOLFO VILLALBA SANCHEZ CORRESPONSAL

Suchiate, Chis., 6 de septiembre. Tráfico de armas, droga, indocumentados y toda clase de mercancías, escasa vigilancia y poco apoyo de los gobiernos estatal y federal mantienen a Suchiate, puerta de ingreso a México de los países centroamericanos, sumido en el olvido y a merced del hampa.

El alcalde Oscar Salinas Morga afirma en entrevista que mira "con pesadumbre y tristeza" cómo su pueblo es refugio de la delincuencia que huye de países centroamericanos, principalmente de Guatemala.

El río que da nombre al municipio conforma una frontera natural de 22 kilómetros, por la que a diario pasan con impunidad toneladas de todo tipo de mercancía, lo que representa un grave problema para la administración municipal.

El ayuntamiento recibe recursos federales y estatales con base en información del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, el cual indica que Suchiate cuenta con 35 mil habitantes, que viven en 27 comunidades. Salinas Morga indica: "Tenemos que atender a 50 mil habitantes, por la población flotante que no está registrada y se ha venido asentando en esta zona, lo que aumenta las carencias que vivimos de antaño".

Además de la inseguridad, señala el edil, existe el problema del agua potable, ya que no se puede surtir más que a 10 por ciento de la población, "por las noches únicamente y de a poquito", porque la infraestructura es obsoleta y los pozos están fuera de servicio. Recuerda que en marzo anterior, el Comité de Agua y Saneamiento del gobierno estatal ofreció rehabilitar algunos, "pero los técnicos no se han aparecido".

El problema que más preocupa a la población local es la inseguridad, pues la corporación municipal tiene apenas 60 elementos mal armados y dos patrullas, si bien en la demarcación operan destacamentos de la policía sectorial y de la Agencia Federal de Investigación (AFI).

El dirigente local del Partido del Trabajo, Juan José González, comenta empero que la AFI tiene en Suchiate cinco elementos apoyados por más de 12 madrinas que extorsionan a los centros de prostitución de la localidad y a los migrantes que a diario cruzan la población en busca de llegar a la frontera con Estados Unidos.

"Necesitamos ayuda inmediata"

El presidente municipal destaca que "la puerta de México está abierta a todo y todos sin reparo alguno, pero los migrantes se ahogan en la inseguridad, sin una mano que les ayude a salir adelante". Por eso levanta la voz, "más que denuncia, como una queja dolorosa: necesitamos ayuda inmediata".

En Suchiate es común el ruido de disparos. Entre muchos casos de violencia se recuerda el de mayo pasado, cuando un grupo de pandilleros agredió a balazos a dos jóvenes, lo que causó la muerte a un muchacho de 16 años y graves heridas a otro.

Salinas Morga clama: "Requerimos mayores recursos, no queremos echar culpas a nadie, pero sí es urgente destinar más fondos para esta frontera; escuchamos y vemos las noticias en la televisión de que a la frontera norte se le destinan recursos millonarios, pero acá estamos olvidados, sumidos en la pobreza y la inseguridad".

El narcotráfico se ha hecho dueño del municipio.

La crisis económica ha llevado a los conductores de los triciclos que ofrecen servicio de taxi en la cabecera municipal a estar al servicio del narcotráfico, como narra Pancho, uno de tantos personajes que distribuyen estupefacientes en bares del lugar. "Acá ganamos a lo mucho 100 pesos diarios, pero hay extra cuando nos cae algún trabajito. El hambre es canija y tenemos que llevar pa' la comida de la familia", expresa.

Más de mil triciclistas circulan en Suchiate. La AFI sabe de sus contactos con narcotraficantes, pero nada hace, "porque no conviene calentar la zona", relata Pancho, quien dice saber que no tiene salida de su trabajo, pero al menos proporciona a su familia "algo mejor que antes".

La Mara Salvatrucha tampoco ha dejado pasar la oportunidad y se ha instalado en esta franja fronteriza disputándose el terreno con sus rivales de la banda Barrio-18, lo que ha dividido el municipio. Estos grupos de origen centroamericano cobran de 150 a 500 pesos por "dar seguridad a negocios", garantizándoles que no serán asaltados.

Los mismos comerciantes no se atreven a hablar. Sólo Don José, dueño de una tienda de abarrotes, reconoce entre dientes: "No hay poder humano que nos defienda. Tenemos pocos policías, pero cómo pueden enfrentar sólo con sus garrotes a ladrones y bandidos que vienen armados con rifles AK-47 o pistolas de alto calibre; bueno, hasta con las famosas chimbas (armas de fuego hechizas) está en desventaja la policía. Mejor pagamos y estamos tranquilos. Además, la mayoría de estos pandilleros son del otro lado (centroamericanos), y si los persiguen cruzan corriendo el río y ya están fuera de peligro".

El Congreso de la Unión ya conoce esta problemática, por haber realizado diversos recorridos por la zona, pero no ha ofrecido respuesta. Por lo pronto, la administración municipal busca consolidar su proyecto de profesionalización de policías y así tratar de controlar el paso impune de la delincuencia organizada.