Analistas políticos advierten que podría ser "el fin de la fiesta" para el mandatario
Bush, a la defensiva política debido a dos crisis: el huracán y la guerra
La población estadunidense, polarizada ante la actuación del jefe de la Casa Blanca
Nueva York, 7 de septiembre. Katrina y Cindy están provocando tal vez la peor crisis política que ha enfrentado el presidente George W. Bush, y hasta los anteriores defensores de su gobierno están aceptando que ahora mucho ha cambiado y que de repente esta Casa Blanca está enfrentando algo diferente: su propia incertidumbre.
Katrina, el huracán, y Cindy Sheehan, la madre del soldado muerto en Irak que sitió al presidente durante sus vacaciones, han colocado a Bush a la defensiva políticamente, y representan dos desafíos que han mostrado la vulnerabilidad de un gobierno hasta ahora invencible en el ámbito político.
Con los índices de aprobación popular en los niveles más bajos de su presidencia, aun antes de Katrina, ahora Bush ha generado una mayor polarización entre el pueblo estadunidense con su respuesta a las crisis en dos golfos, el Pérsico y el de México.
Una nota analítica aparecida hoy en el Washington Post señala que en los días después de los atentados del 11-S, Bush gozó de un extraordinario apoyo unido de la nación, pero que justo lo opuesto ha ocurrido después de Katrina, donde el país está más dividido que nunca entre simpatizantes y opositores de esta presidencia.
"Esta gran brecha ha dejado al presidente sin ninguna reserva de buena voluntad entre sus opositores políticos en un momento de necesidad nacional crítica y ya ha provocado un nuevo debate sobre si él podría haber hecho algo para prevenir (esta división)", señala Dan Balz en el Post.
En su editorial de hoy Los Angeles Times advierte que "la tragedia humana deambulará durante el resto de la presidencia de Bush. El presidente descartaba (el concepto) de construcción de nación en 2000; ahora su presidencia será juzgada en gran medida por su desempeño como constructor de la nación, tanto en Irak como en casa".
El Wall Street Journal, cuya opinión editorial ha sido siempre favorable al gobierno de Bush, hoy advirtió (sumándose a las posiciones de un gran número de medios) que podría haber llegado el fin de la fiesta para este presidente, opinando que "con la guerra en Irak y el terrorismo, precios energéticos al alza y ahora un desastre natural, estos son también tiempos ansiosos. Los votantes perdonarán muchos errores a un presidente pero ningún líder puede sobrevivir al hecho de que el público lo perciba inseguro de sí mismo, y como rehén de los eventos". Agregó que "lo que está verdaderamente en juego en los próximos meses es la afirmación de los republicanos de que son el partido gobernante".
Sheehan, quien después de sitiar al presidente frente a su rancho en Texas junto con otros familiares de militares caídos en Irak y miles de simpatizantes, ahora está realizando una caravana por varias regiones del país, señaló que Katrina y la guerra demuestran las políticas erróneas de este gobierno.
Las prioridades, al revés
En una carta abierta enviada por Sheehan convocando a los activistas a la protesta nacional contra la guerra, programada para el 24 de septiembre en Washington, señaló que "los eventos horrendos en Nueva Orleáns y otras partes de Luisiana, Mississippi y Alabama... son recordatorios de qué tan al revés están las prioridades de nuestra nación. Recursos que podrían haber sido empleados para salvar vidas están desplegados en una guerra que continúa matando a iraquíes y militares estadunidenses. Nuestra nación está en una encrucijada ¿continuaremos desperdiciando recursos y tomar vidas en una guerra que jamás debería de haber ocurrido, o nos comprometeremos a la reconstrucción de la costa del Golfo y las vidas deshechas por Katrina?"
Mientras tanto, una de las organizaciones que apoyaron a Sheehan, Veteranos por la Paz, ahora han trasladado equipo y voluntarios desde Texas a un pueblo cercano a Nueva Orleáns para ofrecer asistencia directa a damnificados.
Hoy, el cineasta y crítico Michael Moore instó a los ciudadanos a enviar recursos a este grupo. Advirtió en una carta difundida al público por Internet que "hay mucho qué decir y qué hacer sobre el aniquilamiento por obra humana de Nueva Orleáns, causada no por un huracán, sino por decisiones muy específicas tomadas por el gobierno de Bush en los últimos cuatro años y medio. No escuchen a nadie que diga que hay que discutir todo esto mas tarde. No, no podemos. Nuestro país está en un estado inmediato de vulnerabilidad. Más huracanes, guerras y otros desastres están en camino, y un grupillo perezoso de orates autocomplacidos aún están a cargo del show".
Antes, las opiniones de gente como Sheehan y Moore frecuentemente eran descartadas por los analistas, al igual que las declaraciones de los mismos opositores de siempre de este gobierno, pero ahora ya no se encuentran tan fuera de los márgenes de la opinión pública en general. Las opiniones editoriales y mensajes a medios continúan manifestando que Katrina no sólo devastó la costa del Golfo; también dejó al descubierto las políticas económicas y bélicas de Bush, y sus consecuencias para este país.
El New York Times continuó insistiendo en que el gobierno tiene que rendir cuentas al país por lo ocurrido y, a la vez, advierte sobre aceptar las justificaciones del gobierno recordando cómo engañó al país sobre Irak.
En su editorial de hoy desecha el anuncio de Bush de que encabezará una investigación sobre la respuesta federal al desastre al señalar "que ningún gobierno podría creíblemente investigar un fracaso tan inmenso durante su administración. Y hemos aprendido de una agria experiencia: la pesadilla de Abu Ghraib, que es sólo un ejemplo de que cuando este gobierno inicia una investigación interna, sólo implica un encubrimiento en el cual nadie importante es responsabilizado y donde ningún cambio real ocurre".
En las secciones de cartas de lectores en casi cualquier periódico estadunidense, hay un torrente de condenas, ira, y desprecio dirigido al gobierno de Bush. "Estoy sorprendida, avergonzada y disgustada por la respuesta del gobierno federal a Katrina y sus secuelas... estoy enfurecida y tengo el corazón quebrado por ver a tantos que murieron después de sobrevivir la tormenta. Esta no es mi América", comentó Kathleen Sorce, en carta publicada por el Times. Como ésta, cientos de misivas más -con una minoría que intenta defender al gobierno- se publican en los diarios de este país.
La división nacional sobre la respuesta federal al desastre registra la división partidista que continua ampliándose en el país. Según sondeo de CNN/Gallup/USA Today difundido hoy, 42 por ciento de los encuestados califica la respuesta de Bush y el gobierno federal al desastre como "mala" o "terrible", mientras que 35 por ciento opina que fue "buena" o "estupenda".
Pero esto apenas empieza y todo político lo sabe. Las autoridades en la zona de desastre están advirtiendo al público nacional que lo peor está por verse cuando aparezcan los cadáveres atrapados y ahogados al drenarse las aguas de Nueva Orleáns y sus alrededores.
Tal vez por eso el gobierno de Bush de nuevo intenta emplear la misma táctica que en Irak: tratar de evitar que las imágenes de la muerte de estadunidenses sean trasmitidas por los medios. Reuters informó hoy que la agencia federal encargada de los esfuerzos de rescate -la muy criticada Agencia Federal de Manejo de Emergencias, o FEMA- ha solicitado que los medios no tomen o difundan fotografías de las víctimas muertas en el desastre.
El gobierno de Bush prohibió a los medios fotografiar los ataúdes de soldados muertos en Irak al regresar a Estados Unidos, lo cual provoco críticas de que Washington deseaba ocultar imágenes que podrían generar impresiones negativas de su guerra.
No pocos sospechan que Bush y su equipo continuarán haciendo todo lo posible para evitar tener que responder directamente a las preguntas que le hacen ahora todos los días Katrina y Cindy.