Recrimina a quienes cuestionan su pasado político
Nunca fui cómplice de Salinas, afirma Ebrard
Excluirlo sería una decisión muy costosa, advierte
Ampliar la imagen Marcelo Ebrard, aspirante a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, durante la entrevista FOTO Francisco Olvera Foto: Francisco Olvera
Al arrancar su campaña en busca de la postulación del Partido de la Revolución Democrática a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon asegura que nunca fue cómplice de Carlos Salinas de Gortari y que su ruptura con el PRI "no tiene regreso".
Por lo que el ex secretario de Seguridad Pública y de Desarrollo Social recrimina a quienes hoy cuestionan su pasado político que no lo hubieran hecho en 2000, cuando declinó en favor de Andrés Manuel López Obrador o cuando en la Cámara de Diputados impulsó que se auditara el Fobaproa.
Entonces "ninguno lo hizo. Ahora soy salinista porque digo que quiero competir por la candidatura a la Jefatura de Gobierno capitalina por el PRD, y porque mi nombre aparece adelante en las encuestas. Por lo tanto, este argumento tiene una racionalidad de oportunidad política", revira.
Ycuando esto comienza a caer por su propio peso, se inicia una nueva campaña en su contra, ahora basada en la duda sobre su militancia en el PRD, y se le considera el "delfín" del ex jefe de Gobierno. "Con lo que se quiere inferir que López Obrador de alguna manera va a intervenir en mi favor, cuando será una elección abierta en la que los ciudadanos decidirán".
Unas horas antes de la entrevista, Ebrard Casaubon hizo pública su renuncia, por lo que la misma se realiza en una casa de la colonia Roma, en donde más de una docena de colaboradores prepara la estrategia política para su precampaña.
Advierte que el riesgo es que por equis o zeta razones no lo dejen participar. "Esa sería una decisión muy costosa para el PRD, sería un error estratégico".
-¿Por qué sería un error?
-La lectura sería, ¿con qué fundamento lo haces? Admites una declinación, pero no una postulación. Sin olvidar que la exclusión no tendría sustento, por lo que gran parte del electorado no estaría de acuerdo -explica.
Se remonta a 1986, un año después de los sismos. "En la reconstrucción de la ciudad de México comencé mi trabajo aquí, después fui director y secretario de Gobierno del DDF. Nadie puede acusarme de haber incurrido en alguna acción violatoria o persecutoria de derechos, al contrario. Lo mismo fue en Chiapas."
El ex secretario marca los límites en la relación que tuvo con Carlos Salinas de Gortari, a la cual define como "distante operativamente". Y remarca: "No trabajé con él. Yo estaba en el equipo de Manuel (Camacho Solís), ahí estaba mi adscripción, no sólo orgánica, sino política".
Calcula que durante su participación en el conflicto de Chiapas, a lo sumo se reunió en cinco ocasiones con Salinas de Gortari, antes de eso no fueron más de dos.
Tajante rechaza haber seguido la "línea dura" que Salinas de Gortari marcó en contra de las organizaciones sociales y luego del PRD. "Eso fue a nivel federal, no aquí. Siempre defendimos al Distrito Federal."
Asevera que esta postura le generó tensión con la Secretaría de Gobernación, con la parte conservadora del PRI. "Es entonces que nos acusan de ser amigos de los enemigos del presidente, de ser populistas, concertacesionistas. La verdad es que nunca tuvimos el control de las organizaciones sociales, que no les pagamos, lo que sí les teníamos era respeto. Sólo que para algunos si no los reprimes, entonces estás a favor de ellos."
Ante las constantes campañas en su contra, Marcelo Ebrard no descarta que su relación con la organizaciones sociales después de los sismos pueda ser un nuevo frente de ataques. Empero, enfatiza: "Si hubiera habido represión no hubieran aceptado mi declinación en 2000, y si no hubiera roto con Salinas seguramente sería, mínimo, senador del PRI."
Anuncia que su campaña no se basará en la descalificación de Jesús Ortega, Pablo Gómez o Armando Quintero, para él los tres merecen respeto por el trabajo que han realizado. "A ninguno lo subestimaría".