Usted está aquí: jueves 8 de septiembre de 2005 Ciencias Padecen anorgasmia 80% de mexicanas en el sector rural

En la urbe el porcentaje se reduce a 40%, afirma la sicóloga Vivianne Hiriart

Padecen anorgasmia 80% de mexicanas en el sector rural

La tradición es que la sexualidad femenina está para satisfacer al varón, señala la especialista

LINDSAY HERNANDEZ / NOTIESE ESPECIAL PARA LA JORNADA

En México, la anorgasmia afecta a 40 por ciento de las mujeres de las ciudades y a 80 por ciento de las que viven en áreas rurales. Es el resultado de una historia de represión de la sexualidad femenina en el mundo, de Occidente a Oriente, entre islámicos y cristianos del norte o del sur.

En Libia, Irán, Argelia, Túnez y Arabia Saudita aún se impone a las mujeres el uso de burkas, atuendos que las cubren por completo y sólo permiten ver sus ojos. En Irán y algunos países africanos el adulterio femenino es penalizado con la muerte por lapidación. Todo para evitar la "tentación" sexual.

En América Latina no se utilizan estos métodos, pero la cultura de la represión sexual también tiene consecuencias. Un estudio realizado en Chile reveló que 80 por ciento de las entrevistadas nunca habían mirado su propia vagina, mientras en Brasil una investigación realizada por la Universidad de Piauí reveló que apenas 28.7 por ciento de las mujeres de la región llegan al clímax en sus relaciones sexuales.

En México el panorama no es distinto. La Encuesta Nacional de Sexualidad, realizada por Consulta Mitofsky, detectó que sólo 2.6 por ciento de las mujeres relacionan la palabra sexo con satisfacción, mientras 1.9 por ciento la asocia con felicidad. Para las mexicanas tener sexo no es muy satisfactorio ni las hace muy felices.

La anorgasmia femenina -incapacidad de experimentar orgasmo- constituye una de las disfunciones sexuales más comunes, según el Instituto Mexicano de Sexología. La sicóloga y especialista en sexualidad Vivianne Hiriart afirma que afecta a 40 por ciento de la mujeres mexicanas de zonas urbanas y hasta 80 por ciento de las que viven en zonas rurales.

El placer, para los hombres

El funcionamiento sexual del hombre es el único que ha sido vigilado, pues sin erección no hay eyaculación y, por tanto, no hay reproducción. Como el orgasmo femenino es innecesario para la concepción, es ignorado. La idea masculina sobre lo que debe ser la sexualidad femenina -recatada y pasiva- ha derivado en una disfunción, quizá la más importante que deben enfrentar las mujeres respecto de su salud sexual.

Para Hiriart, "hombres y mujeres aprendemos diferente acerca de la sexualidad. A las mujeres se nos enseña que no tenemos tanto interés y ellos son los que saben y nos van a introducir en ese mundo; nos van a hacer sentir, porque saben cómo manejar la situación. Entonces, no te responsabilizas ni te apropias de tu cuerpo. Aprendemos que la sexualidad femenina es en función de la masculina o está ahí para satisfacer los deseos de los varones, pero no los propios".

Por su parte, Antonieta García, terapeuta de la organización Caleidoscopía, considera que "en general las mujeres nos damos poco tiempo, porque socialmente aprendemos que primero está la familia, el trabajo, la escuela, los otros. Cuando tienes un espacio es para comer, dormir o bañarte. Lo que menos se nos ocurre es dar tiempo a la salud y a la sexualidad".

Estas construcciones sobre la sexualidad femenina son consideradas las principales causas que llevan a las mujeres a tener una vida erótica disfuncional, con inhibición del deseo, falta de lubricación o anorgasmia.

La poca atención a la salud sexual y el desconocimiento del cuerpo también facilitan que la anorgasmia sea un problema ignorado, inclusive oculto. Es común que las mujeres que acuden a consulta ginecológica por algún otro problema refieran tener disfunciones sexuales. Reportan a su médico que padecen un problema en su vida erótica cuando presentan algún cuadro infeccioso o tumoral, pero casi nunca antes.

El pudor mal entendido

"El aprendizaje sobre el cuerpo es considerado algo vergonzoso. Hay mucha gente que nunca se ha visto sus genitales y presenta cierto rechazo, como decir que los órganos sexuales externos de las mujeres son feos o desagradables, con malos olores y secreciones indeseadas. Todo esto puede hacer que muchas mujeres se sientan incómodas con su vulva y con las sensaciones que despierta", comenta la sicóloga Hiriart.

Una mujer que padece anorgasmia puede excitarse y gozar; presenta lubricación vaginal y las reacciones propias de la etapa de la excitación, pero no alcanza el orgasmo. Según Antonieta García, quien trabaja con un grupo de mujeres con problemas eróticos, es posible superar el problema mediante trabajo terapéutico. "No hay una edad para trabajarlo; en Caleidoscopía hay mujeres de 17 años y de 78, desde las que no saben leer, hasta altas ejecutivas. No tiene que ver con edad ni nivel socioeconómico, sino con represiones a edades tempranas."

Las represiones llevan a que la mujer se bloquee y no se permita sentir. Vivianne Hiriart y Antonieta García coinciden en que hay miedo a perder el control. "La mujer se niega al placer porque aprende que quienes sienten rico son malas, mujerzuelas que no valen. También existe miedo al rechazo o a perder el control del propio cuerpo, de las emociones, de la relación de pareja. Es miedo a una agresión de la pareja, de la sociedad y de sí mismas, porque no queremos que nos vean como putas", comenta García.

Mientras, Vivianne expresa que hay muchas mujeres que sienten vergüenza por lubricarse, emitir gemidos o decir y hacer cosas involuntariamente, por lo que prefieren limitar las sensaciones y no sentirse vulnerables ante el otro. "Una mujer puede sentir las contracciones sin que tenga la experiencia emocional. Es decir, el cuerpo reacciona y tiene los espasmos comunes, pero no siente lo maravilloso del orgasmo porque estás bloqueada sicológicamente."

Uno de los procesos para liberarse de los miedos, represiones, culpas y vergüenzas son las terapias en grupo. Antonieta García explica que un proceso terapéutico se basa en dar las herramientas necesarias para que se logre el objetivo de autoconocerse, responsabilizarse, explorarse y aceptarse, como una manera de tomar decisiones propias y libres.

"No sólo nos concretamos a recuperar la vida erótica de la persona, no nos conformamos con los orgasmos o la lubricación vaginal; queremos que tome libremente sus decisiones, se apropie de su cuerpo y su autoestima se restablezca. Que haya un rencuentro con su cuerpo, tanto en el aspecto físico como con los sentimientos y sensaciones", señala García.

Experimentar un orgasmo es importante, pero también está la otra parte, "disfrutar mucho el contacto con el otro, la intimidad, las caricias y muchas otras cosas que también pueden ser muy intensas", afirma Vivianne. Mientras más satisfactorio sea el encuentro sexual, no necesariamente por el orgasmo se intentará repetirlo. "La cercanía, la intimidad, las emociones y la plática después del encuentro pueden cambiar tu percepción, independientemente de si llegaste o no al clímax", sostiene Hiriart.

Aunque es difícil quitar de la noche a la mañana las asociaciones negativas sobre el cuerpo y la sensualidad, en la actualidad hay más apertura para que hombres y mujeres se den la posibilidad de conocer y aprender sobre la sexualidad femenina y saber que el orgasmo en las mujeres, por no ser indispensable para la reproducción, es la abundancia de un exceso, la realización evidente del placer.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.