Usted está aquí: jueves 8 de septiembre de 2005 Cultura Desmantela El Fisgón el mito de Posada como un revolucionario

Conferencia del caricaturista en el homenaje póstumo a Boris Rosen en la UNAM

Desmantela El Fisgón el mito de Posada como un revolucionario

El grabador fue un ''liberal y proporfirista'', concluye tras una exhaustiva investigación

Raquel Tibol entregó de manera oficial la biblioteca de su esposo a esa casa de estudios

ARTURO JIMENEZ

Ampliar la imagen Los colaboradores de La Jornada, Rafael Barajas, El Fisg�y Margo Glantz, con Raquel Tibol, cr�ca de arte y viuda del investigador Boris Rosen FOTO Roberto Garc�Ort� Foto: Roberto Garc�Ort�

El caricaturista e investigador Rafael Barajas, El Fisgón, sabe que le lloverán críticas pero también entiende que no tiene de otra, pues ''si no conocemos nuestro pasado estamos condenados a tener un mal futuro".

Sucede que El Fisgón ha comenzado a desmantelar un mito al descubrir, tras una exhaustiva investigación, que el famoso grabador José Guadalupe Posada no era un artista revolucionario sino un ''liberal, proporfirista y antirrevolucionario".

Con el borrador de su nuevo libro bajo el brazo, ya en dictámenes en el Fondo de Cultura Económica, el caricaturista de La Jornada dio detalles de su hallazgo en el coloquio El liberalismo mexicano del siglo XIX. Homenaje a Boris Rosen, en la Biblioteca Nacional de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El libro se llamará Posada mito y mitote. La caricatura política de José Guadalupe Posada y Manuel Alfonso Manilla. Pero además, están listos otros dos títulos: El país del Ahuizote, sobre la época de oro de la carticatura mexicana en tiempos de Miguel Lerdo de Tejada, y El país de El llorón de Icamole, sobre la caricatura mexicana de combate en los gobiernos de Porfirio Díaz y Manuel González.

Dichas investigaciones, auspiciadas por una beca Guggenheim, no habrían sido posibles sin el trabajo de Rosen sobre los intelectuales, periodistas y políticos liberales del siglo XIX, reconoció Rafael Barajas durante el coloquio, clausurado ayer.

Esa labor de documentación ha ayudado a ''erradicar las interpretaciones erróneas y acercarnos a la verdad", agregó el caricaturista, para quien ''Boris es una figura clave en la memoria de México y, en muchos sentidos, en la del siglo XIX".

De hecho, entre la avalancha de reconocimientos a Rosen (Ucrania 1916-ciudad de México, 23 de enero de 2005), quedó claro que su trabajo lo ubica como uno de los editores de libros más importantes del país.

Rosen logró la edición de 84 tomos con las obras completas de Ignacio Ramírez El Nigromante, Francisco Zarco, Manuel Payno, Vicente Riva Palacio, Pedro Santacilia y Guillermo Prieto, de quien el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes publicará los últimos cuatro volúmenes.

En el homenaje participaron además Margo Glantz, Carlos Monsiváis, José Luis Martínez y Raquel Tibol, crítica de arte y viuda de Boris Rosen que al final presidió la entrega formal de la primera parte de la biblioteca y archivo personal de su esposo a la Biblioteca Nacional.

Mientras Glantz leyó la ponencia Utopía y anarquía de Luis G. Inclán, en la que analizó la novela Astucia, Monsiváis leyó el texto Boris Rosen, liberal recalcitrante, en el que ubicó al investigador como crítico, erudito y sabio.

Monsiváis planteó la necesidad de que la izquierda mexicana mire más hacia el liberalismo mexicano del siglo XIX, y dijo que, por ejemplo, Ignacio Ramírez es el ''gran antecedente" de esta tendencia política.

Leyenda y verdad

Rafael Barajas hizo un recuento de la verdadera vida y obra de José Guadalupe Posada (1852-1913). El grabador, dijo, trabajó en solitario, casi nadie lo conoció en su tiempo y murió en la inopia en 1913. Pero en 1920 comenzó el rescate de su labor y, a falta de información, ''se creó un mito", que será difícil de derrumbar.

Fue Diego Rivera -y luego Leopoldo Méndez- quien afirmó que Posada fue precursor de los hermanos Flores Magón y de Zapata, o que había colaborado en el Ahuizote y El hijo del Ahuizote.

Pero eso es falso, dijo El Fisgón, quien revisó todos los números de esas y otras publicaciones. ''Posada sí abordó la represión, pero la consideraba algo necesario del orden porfirista.

''Contrario al mito, Posada trató bien a Díaz, a quien consideraba un factor fundamental del poder, muy por encima de la chusma política de la época."

Entre otras, Posada colaboró en la publicación proporfirista La Patria Ilustrada, pero entre 1871 y 1911 no creó 15 mil grabados, como exageraron Vanegas Arroyo y luego Rivera.

El caricaturista dijo que quizá Rivera inventó a ese Posada para avalar su planteamiento de que el arte popular debe ser la verdadera fuente de inspiración. Y es que, pondera, Posada sí fue un gran artista popular.

Con el apoyo de imágenes proyectadas, Barajas dijo que a finales de la década de 1880 Posada comenzó a crear sus famosas calaveras, antecedentes de La Catrina.

En sus caricaturas, el grabador sí reflejó simpatías obreristas, pero nunca criticó al gobierno ni a los patrones. Nunca promovió una huelga ni hizo trabajo político, como Manuel Alfonso Manilla, quien retrató a Díaz como una plaga.

''Posada sí denunció a la dictadura porfirista, pero también elogió la mano dura de Díaz. Por ejemplo, aplaudió la represión contra los indios yaquis."

En su momento, criticó a la bola y llamó a la clase obrera a no sumarse a los revolucionarios, a quienes consideraba ''descarados y mitoteros" que destrozaban la paz porfiriana.

Cuando Díaz tuvo que abandonar el poder, Posada lo lamentó y criticó a Zapata y a Madero, a quien dibujó como limpiabotas del tío Sam. Pero apoyó el golpe de Estado de Victoriano Huerta.

El Fisgón ponderó y dijo que debe analizarse la visión de Posada sobre Díaz desde su ''perspectiva histórica".

 
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