Usted está aquí: jueves 8 de septiembre de 2005 Cultura Colette

Olga Harmony

Colette

Más que escandalosa, transgresora, la vida de esta singular mujer de letras la convierte en un ser difícil de aprehender completamente. Su influencia hasta ahora se puede identificar porque su apellido, única firma como autora y periodista, es retomado como nombre propio por algunas mujeres actuales y porque se le sigue leyendo con interés y complacencia, más allá de lo que significó en la Belle Epoque, porque es una escritora importante y sus personajes trascienden el momento en que fueron creados, algunos llevados al cine. Ximena Escalante recrea dos momentos de su vida. El primero, como dueña de su efímero salón de belleza en 1930, en que a solicitud de una dama que acude a transformarse en ''alguien a quien todo mundo vea", repasa algunos hechos de su vida, los que darán lugar al cuerpo mismo de la obra. El segundo, crucial y que la transformará para siempre, en el que nace la decisión de abandonar al abusivo Willy (Henri Gauthier-Villiars), su primer marido, quien la ha hecho escribir y la domina de tal manera que ella permite que sea él el que firme sus obras y le perdona sus brutales infidelidades.

Es en un teatro, que Willy dirige, en donde se dará la acción que transforma a Gabrielle Sidonie de esclava sumisa, aunque ya dolida, en la mujer liberada que asombró a toda una época con sus amores bisexuales, sus actuaciones como mima de music hall, sus modos y vestimentas, pero por encima de todo, sus escritos que en adelante firmará con su apellido, aunque en el momento en que el texto dramático la sitúa, ya todo el París literario y mundano sabe que ella es la autora. Ximena Escalante muestra esta transición en breves escenas de ensayos de sus Claudine, a los que se sumará Gigi -en un pleito de las jóvenes actrices que las encarnan- que se entreveran con algún momento de atroz violencia sexual de Willy con la actriz 3, mientras Colette la presencia y la hace presenciar a otra joven aspirante a actriz, que así deserta de su intención. Colette y el joven actor, Colette en disputa con Willy hasta la aparición de la mujer en quien la autora sintetiza a varios personajes que la llevarán a ese otro mundo del que se apropia hasta su muerte. La atmósfera de vicio se hace presente con la corruptora modista, echadora de cartas, preparadora de esencias y perfumes y vendedora de drogas prohibidas, mientras la carencia de verdadero arte en ese teatro -además de los ensayos con tonos y ademanes grandilocuentes en los actores que Colette desprecia pero Willy acepta porque son la moda y garantes de su éxito- con la maliciosa transformación del fotógrafo en autor dramático.

Jorge Ballina diseñó una escenografía a base de paneles removibles que por un lado tienen espejos y focos y por el otro están tapizados de tela color vino, lo que permite -amén de algunos muebles muy significativos, como el chaise-longue que se utiliza de diversas maneras- y que de pronto al ser abiertos dejan ver al fondo el piano en que Horacio Uribe toca su música. Mauricio García Lozano mueve a sus actores -vestidos con diseños de Tolita y María Figueroa, excelentes excepto la peluca de la dama al final- con el trazo fluido y limpio que acostumbra, pero sobre todo con énfasis en lo actoral, manteniendo la presencia de la dama a la que Colette narra su vida en silencio, con diferentes fases del peinado en cada aparición, y logrando que cada escena tenga un tono propio según lo que la dramaturga proponga, aunque acorde con el general del montaje. Es de advertirse que en los cambios de escenografía, hechos por los propios actores a la vista del público, éstos mantengan el personaje de tal modo que esos momentos apoyen sus transiciones y matices. El personaje protagónico le fue encomendado a la excelente Emma Dib, que hace una interpretación memorable. El Willy de Arturo Beristáin es tan desagradable como debe de haber sido el original. Mariana Giménez muy graciosa como la amoral modista y Mónica Huarte muy bien en su breve intervención y en su silente y atenta presencia en casi todas las escenas, como también Gabriela Lozano como la actriz 2 y que además es asistente del director y asimismo Lucía Muñoz como la mujer. Junto a ellos, actores muy jóvenes y excelentes, como Mauricio Isaac en el enamorado actor, Irene Azuela como Claudine, Paulina Treviño como la actriz 3, la que se presta a todo por tener un papel y Andrés Zuno como el fotógrafo.

 
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