Los excedentes de los excedentes petroleros
Anualmente, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público formula sus Criterios Generales de Política Económica. Y uno de sus elementos centrales es el llamado marco macroeconómico. En éste se incluyen las variables básicas: 1) Producto interno bruto anual; 2) Inflación anual; 3) Tipo de cambio nominal; 4) Tasa de interés anual (Cetes a 28 días); 5) Déficit de cuenta corriente; 6) Balance público (como porcentaje del PIB).
También se incluyen las variables de apoyo: 1) PIB anual en Estados Unidos; 2) Inflación anual en Estados Unidos; 3) Precios y volumen de exportación de nuestro petróleo; 4) Finalmente, tasa de interés externa (Libor). Sin duda -y por fortuna, a pesar de un sinúmero de deficiencias que deberán corregirse a la brevedad-, el Congreso se ha ido involucrando en el análisis y en la determinación final de estos criterios y, más específicamente, de las variables básicas y de referencia.
Desde hace varios años -y por razones más o menos obvias- parte del debate presupuestal entre Ejecutivo y Legislativo se ha centrado en una variable fundamental: el precio anual de referencia del petróleo. Y es que si suponemos -como resulta razonable hacerlo- que nuestra canasta de crudos de referencia tiene un costo de producción de -digamos- 4.50 dólares por barril, el diferencial entre este costo y el precio presupuestal constituye la base de cálculo de uno de los ingresos más importantes del gobierno, los Derechos de Extracción de Hidrocarburos (DEH).
Aunque no estamos ni el momento ni el lugar adecuados, no es ocioso señalar que no todo ese diferencial es renta petrolera. Todo, sí, todo, es excedente petrolero, todo es derecho. Pero -en sentido estricto- no todo es renta.
Ahora bien, los excedentes petroleros se integran en el rubro de los derechos. Y anualmente son estimados por la Secretaría de Hacienda con base en tres elementos: precio, volumen a exportar y, dado que el presupuesto se aprueba en pesos, tipo de cambio.
En buen romance esto significa que las desviaciones en los excedentes petroleros reunidos (en los derechos) respecto a los presupuestados, provienen de tres tipos de diferencias: las del precio, las del volumen exportado (en realidad producido) y las del tipo de cambio. A este gobierno le ha tocado determinar estos tres valores para el periodo 2001 a 2006. Y, al menos en los primeros cinco años, ha habido diferencias sustanciales. ¿Por qué en los tres casos ha habido comportamientos reales diferentes?
Las diferencias sobresalen en el caso del precio del petróleo, pero también se han registrado en los volúmenes exportados y en el tipo de cambio.
El comportamiento real de enero de de 2001 al mes de agosto de 2005 permite indicar, con un buen nivel de certidumbre, que en sus primeros cinco años el presidente Fox habrá reunido 131 mil millones de dólares de excedentes petroleros o derechos de extracción. Y que -como se ve el mercado hoy- es altamente probable que alcancen un valor sexenal de 170 mil millones de dólares.
Nunca, gobierno alguno, tuvo tanto dinero por petróleo. Jamás. Y difícilmente alguien lo volverá a tener, entre otras cosas, porque ya experimentamos una irremediable dinámica de costos crecientes de producción, no sólo en la zona continental, sino en nuestra noble y querida zona de mar, en donde está Cantarell, a la que tanto debemos y que ya pronto nos acabaremos.
Pero, ¿cuáles son -diría un tanto confundido nuestro amigo Perogrullo- los excedentes de los excedentes? Pues simple y llanamente los que por una u otra razón superaron los volúmenes de derechos estimados por el Ejecutivo en su propuesta presupuestal.
Claramente los podemos identificar. Por cambio de precio -normalmente superior- son poco más de 36 mil millones de dólares en los primeros cinco años de gobierno que, probablemente, lleguen a 45 mil millones a fin de sexenio. Por cambios en volumen exportado -casi siempre un poco menor- esas cantidades bajan a 33 mil 500 y 41 mil 500 millones de dólares. Y, finalmente, por diferente tipo de cambio, en ambos casos bajan cerca de mil millones de dólares.
En síntesis, en todo su sexenio, el presidente Fox no sólo obtendrá todos -sí, todos- los excedentes petroleros que presupuestó, sino que logrará un importante volumen de excedentes sobre estos excedentes: 42 mil millones de dólares. Ni más ni menos. ¿Qué se hizo con ellos? Me comprometo a ofrecer pronto una visión del gasto -programable y no programable- durante el sexenio.
Ahí descubriremos a dónde fueron a parar esos excedentes de los excedentes. Por lo pronto, valga adelantar algo: el costo financiero del sector público durante los primero cinco años alcanzará los 96 mil millones de dólares y -muy probablemente- llegue a un monto sexenal de 116 mil millones. De este total sexenal, el llamado apoyo a deudores y ahorradores (incluido el IPAB-Fobaproa) representará poco más de la quinta parte, es decir, 25 mil millones de dólares. Lamentablemente, éste es uno de los destinos de los excedentes de los excedentes petroleros. Sin duda.