Evaluación de seis organizaciones sociales, a 20 años de la tragedia
El DF no está preparado para otro terremoto como el de 85
El Fondo Nacional de Desastres es clientelar, selectivo y usado con fines políticos, señalan líderes
Piden a las autoridades dar a conocer los mapas de riesgo sísmico e incluir sus propuestas en planes
Las labores de prevención y protección civil se han convertido en moda septembrina, consideran
Ampliar la imagen Heridas de la tragedia provocada por los terremotos del 19 y el 20 de septiembre de 1985 en la ciudad de M�co FOTO La Jornada Foto: La Jornada
La ciudad de México no está preparada para enfrentar un sismo de características similares al de 1985, debido a que las labores de protección civil y de prevención de desastres se han convertido en una moda septembrina y los mapas de peligro sísmico o el plan permanente de anticontingencia sísmica para atender a los afectados están fuera del alcance de la gente.
Cuauhtémoc Abarca, de la Coordinadora Unica de Damnificados; Lucas Alvarez, del Frente del Pueblo; Leslie Serna, de la Unión Popular Nueva Tenochtitlán-Sur; Alejandro Varas, de la Unión de Vecinos y Damnificados, y Armando Palomo, de la Unión de Vecinos de la Colonia Guerrero, señalaron que a 20 años de aquel despertar el 19 de septiembre, el reto es que para el próximo fenómeno natural no haya nada que lamentar.
Sin embargo, no será posible si las autoridades continúan cumpliendo con la catarsis gubernamental de promover operativos de seguridad en lugares de alta concentración y realizar el único simulacro de evacuación del año, en lugar de facilitar a la gente la información real sobre los peligros y riesgos que amenazan su comunidad. Lo cual, dijeron, no han hecho porque "no quieren provocar psicosis de miedo y desorden social".
La labor de los poderes Ejecutivo y Legislativo a la fecha ha sido la descalificación, de manera constante, de las iniciativas que proceden de las organizaciones populares, cuando se podría trabajar de manera conjunta en el diseño de acciones y programas para mitigar o reducir los riesgos de un sismo o cualquier otro fenómeno meteorológico, pues "cuando uno de ellos se anuncia y se previene, no hay ninguna razón para contar muertos como resultado de su impacto", afirmaron.
En entrevistas por separado, coincidieron en mencionar que la iniciativa de los atlas y los planos de microzonificación de riesgos no será reconocida en tanto éstos no lleguen a los habitantes y esa información se acompañe con acciones vecinales para estar siempre preparados a cualquier eventualidad. La participación ciudadana es la mejor garantía para verificar, corregir y promover la información de riesgos, pero no se ha entendido así.
En la actualidad, el esquema de control se ejerce mediante el Fondo Nacional de Desastres (Fonden), cuya aplicación tiene un rasgo político, de clientelismo electoral y selectivo a las administraciones estatales o municipales, según el partido que ejerza el poder federal, por lo que la declaración de "zonas de desastre" y la derrama de recursos del Fonden es una decisión política, cuando el riesgo de inestabilidad del suelo en la ciudad es grande.
Actividades conmemorativas
Por ello el exhorto a las autoridades a dar a conocer los mapas de peligro sísmico y trabajar juntos en programas de prevención, pues en la mayoría de los casos de desastre los más afectados son los pobres, los más marginados, quienes ponen la cuota de muertos en las estadísticas oficiales, comentaron al anunciar una serie de actividades con motivo de los 20 años de los sismos.
Dichas acciones empezarán el 14 de septiembre con un foro de protección civil y participación ciudadana en el Centro Cultural Lagunilla, Tepito y Peralvillo, y la proyección de imágenes de los sismos en Peña Morelos y Casa Frisac. El 17 de septiembre se llevarán a cabo exposiciones, ponencias, películas y testimonios en Tlalpan y Gustavo A. Madero, al igual que el día 18 en Cabeza de Juárez.
Mientras, el día del aniversario se realizarán misas en la sede de las costureras en San Antonio Abad, Tlatelolco -adonde se invitará a varios embajadores- y en la calle de San Jerónimo, en el Centro Histórico, para culminar con una marcha que partirá de Tlatelolco al Zócalo capitalino, donde se convocará a la gente a acudir con veladoras, las cuales se colocarán en la plancha de éste último en forma de espiral sin cerrarla, que marca, de acuerdo con la filosofía prehispánica, el fin de una etapa.