Para salvarse, Juan José Bremer hizo una campaña en mi contra, señala el autor de Gazapo
Regresa Gustavo Sainz con libro y revista nuevos, dispuesto a batallar
En El juego de las sensaciones elementales contará el incidente suscitado por un cuento suyo que molestó a Carmen Romano
"La culpa fue del director del INBA", afirma el escritor
Ampliar la imagen El autor de Obsesivos d� circulares durante la entrevista con La Jornada FOTO Jos�ntonio L� Foto: Jos�ntonio L�
Luego de 25 años de residir fuera de México, el escritor Gustavo Sainz vuelve por sus fueros literarios con una novela nueva, una revista sobre erotismo y otros proyectos entre manos; con la espada desenvainada y dispuesto a librar varias batallas.
En entrevista con La Jornada, el autor de Gazapo habla de los días previos al autoexilio, de las razones de la ausencia, de su retorno y de la novela en ciernes, El juego de las sensaciones elementales, donde actualiza su versión del escándalo en que se vio involucrado en 1982, cuando la revista La semana de Bellas Artes -fundada por él y auspiciada por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA)- publicó un cuento que resultó "ofensivo" para la esposa del entonces presidente José López Portillo, Carmen Romano.
Los hechos derivaron en la renuncia de Juan José Bremer -actual embajador de México en Gran Bretaña- a la dirección del INBA, cargo que había desempeñado durante varios años con el beneplácito de buena parte de la comunidad artística e intelectual (en su momento, a la gestión de Bremer al frente de la institución se le llegó a comparar con la de Carlos Chávez).
Hoy Sainz afirma: "Fui un chivo expiatorio".
El retorno a México, admite, es la conclusión de un ciclo pero, al contrario de lo que aún se piensa en parte del medio cultural, asegura que no se fue del país por el problema con la pareja presidencial de entonces.
Se fue -dice- invitado por una universidad de Estados Unidos, que le dio "una beca de 15 mil dólares para preparar una conferencia sobre los dioses aztecas en la obra de Carlos Fuentes. Me pareció que en México jamás iba a tener un pago como ése por una conferencia"
La combinación de factores como la devaluación del peso de 1982, el deterioro de la economía en México y la oferta de trabajo en más universidades estadunidenses determinó que Sainz cambiara su residencia al país del norte.
No fue una decisión fácil: "En ese momento era director de literatura de Bellas Artes, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas, director literario de editorial Grijalbo y asesor de la revista Mañana. Estaba bien colocado".
-La idea persistente hasta ahora es que se fue por el problema con la esposa de López Portillo, por lo que incluso su vida estaba en peligro.
-Quisieron involucrarme pero no era mío el problema. Todo eso lo cuento en la novela El juego de las sensaciones elementales, que hice en coautoría con Eduardo Mejía. Es la historia de dos años de una oficina, donde inventamos la colección SEP 70. En esa novela cuento este episodio de Bellas Artes.
"Cuando asumí la dirección de literatura, se me ocurrió hacer un periódico, La semana de Bellas Artes, porque la Revista de Bellas Artes, de la que yo era director artístico, era muy buena pero no circulaba, estaba toda embodegada. Era para un club privado de lectores que no pasaban de 300.
"Decidí entonces hacer La semana de Bellas Artes. Tirábamos 350 mil ejemplares de 16 páginas que insertábamos en El Universal, que vendíamos en librerías, en universidades de Estados Unidos."
La publicación se formaba en la oficina de Sainz y -según cuenta el escritor- su contenido, ya sobre planas, era revisado y autorizado por la subdirección y la dirección del INBA: "el periódico empezó a ser la manzana de la discordia de la política cultural del gobierno".
De acuerdo con la versión de Sainz, desde agosto de 1982 estableció su residencia definitiva en Estados Unidos, salió del departamento de literatura del INBA y dejó de hacerse cargo de La semana de Bellas Artes.
Su lugar lo ocupó Fermín Orozco, quien a su vez contrató como empleado a "un muchacho que tenía el increíble nombre de José Tlatelpas, a quien yo le había dado trabajo en la librería de Bellas Artes. Un día llegué a la librería y lo encontré borracho, dormido en el suelo, atrás de un librero. Lo despedí al día siguiente y luego me enteré de que cuando me fui lo habían contratado en La semana de Bellas Artes".
Según Sainz, en el número donde se publicó el texto que disgustó a Carmen Romano quedaba un hueco. Para llenarlo, "este muchacho Tlatelpas va y toma un texto de un fólder que dice 'rechazados' y encuentra uno que da el tamaño. Ni siquiera lo lee".
El escritor ya entonces vivía en Estados Unidos, pero viajaba con regularidad a México. Era asesor de El Universal y venía el primer lunes de cada mes a una reunión editorial con los directivos y equipo de redacción de ese diario: "En diciembre (de 1982) llegué a la junta y, como La semana de Bellas Artes se insertaba en El Universal, me enseñaron el número de esa semana y me dicen: mira lo que va a salir el miércoles.
¿Cómo la iba a atacar si Carmen Romano me ayudó?
"Leí y me pareció una aberración absoluta. Todavía el director me dijo: '¿Cuántos días le das a Bremer?' Yo le dije: 'Pues si esto sale el miércoles, para el viernes'. El viernes siguiente renunció Bremer."
A decir de Gustavo Sainz, "se organiza una especie de campaña en mi contra. Se empiezan a publicar artículos diciendo que yo era el responsable, cuando hacía meses que yo no me paraba en esa oficina donde se hacía La semana de Bellas Artes".
Además, "cuando yo empecé a hacer ese periódico, mi oficina no tenía dinero para hacerlo; yo le pedí dinero a la esposa del presidente. ¿Cómo voy a atacarla si era la que me había dado la lana para hacer el periódico".
-¿Quién emprendió esa campaña en su contra?
-Pues el propio Bremer. Era su manera de salvarse. Si yo era culpable, entonces él era inocente. Pero él era culpable porque fue su descuido, porque él puso a un irresponsable como coordinador del periódico, porque ese coordinador puso a un empleado más irresponsable todavía. Entonces ¿quién es el responsable? Ni modo que yo.
"Por eso en la novela voy a contar realmente lo que pasó."
No obstante saberse inocente, Sainz tuvo temor de que la campaña diera lugar a alguna represalia en su contra: "Esperaba que me detuvieran en el hotel, en el aeropuerto. A Fermín Orozco lo fueron a detener agentes secretos enfrente de toda su familia, lo subieron a un camión y se lo llevaron a la fuerza. Quién sabe qué le hicieron".
Todo eso -asegura Sainz- lo cuenta en El juego de las sensaciones elementales, que será publicada por Nueva Imagen y prevé presentarla en la Feria del Libro del Palacio de Minería, a principios del próximo año.
Adelanta: "Cuento hasta qué dijo López Portillo cuando llegó a verlo Bremer. El presidente estaba practicando esgrima, paró, se puso el florete bajo la axila y ¡plaff! (Hace el ademán de quien da una bofetada)".
--¿Entonces usted fue un chivo expiatorio?
--Sí, fui un chivo expiatorio.