Rechaza que exista alarma en el partido y que éste se encuentre "en picada"
"No estamos en nuestro mejor momento", admite el secretario de elecciones de AN
Recuerda que en 2000 Fox estaba situado 30 puntos abajo del priísta Labastida Ochoa
El secretario de elecciones de la dirigencia del PAN, Arturo García Portillo, admite: "No estamos en nuestro mejor momento". En 2005 el partido no ha ganado una sola gubernatura de las seis que se han puesto en juego y sus índices de votación bajaron en el estado de México, Hidalgo, Guerrero y Nayarit.
Los resultados de las encuestas que ubican al partido en tercer lugar en la carrera por la Presidencia de la República, y su estrepitosa caída en el estado de México, han generado señales de preocupación en las filas panistas.
García Portillo dice que deben hacerse algunas correcciones, pero niega que exista alarma, porque los números "no indican que el panismo esté en picada".
Su balance electoral de 2001 a la fecha indica que el PAN gobierna 539 municipios, cifra superior a los 413 de 2001, y tiene 333 diputaciones locales, 26 más que hace cinco años. Sin embargo, se mantiene estancado en nueve gubernaturas (incluyendo la baja de Nayarit y sin considerar Chiapas, que no se identifica con partido político alguno).
Sin duda la votación panista ha crecido en los últimos años. Por ejemplo: en 2004 obtuvo un millón de votos más que los alcanzados en 1998, pero eso no le ha servido para conquistar más gubernaturas de las alcanzadas en 2001 y tampoco representa un buen augurio para mantener la Presidencia de la República en 2006.
Iván Paoli Bolio, director adjunto de la Fundación Adolfo Christlieb Ibarrola, publicó en agosto, en La Nación, órgano interno del PAN, un artículo titulado "Con los ojos en el 2006. Riesgo de regresión", en el cual advierte que los comicios de 2004 dejaron una sensación de "relativo optimismo" para el PAN, pero los resultados que se han obtenido en las elecciones de 2005 revierten en una medida significativa ese ánimo.
Menciona el caso de las elecciones del 3 de julio en el estado de México, donde el candidato panista, Rubén Mendoza Ayala, obtuvo 25.7 por ciento de los sufragios, cifra muy inferior al 35.5 por ciento de 1999. Al final, advierte que los datos apuntan a un riesgo: el regreso del PRI al poder en 2006.
Con una visión más optimista, García Portillo plantea que ningún dato indica que las elecciones presidenciales del próximo año "no tengan remedio" y sostiene que los resultados, más que ser un balance del gobierno foxista, lo son de la administración local en turno.
Reconoce, sin embargo, que las gubernaturas conquistadas por el PRI a final de cuentas sí representan una ventaja para ese partido. "Me preocupa no quitarle gubernaturas al PRI, porque en los estados donde ellos gobiernan (17) es donde tienen más lana para meterle por fuera a las campañas. Pese a ello les hemos ido ganando terreno", afirma.
¿Qué dicen los números?
Un análisis de Consulta Mitofsky indica que en 2004 hubo comicios en 14 entidades y el PAN obtuvo la mayoría sólo en tres (Aguascalientes, Baja California y Yucatán), el PRI en 11 y el PRD no fue primer lugar en ninguna.
En 2005 esta situación empeoró para Acción Nacional: no ha sido primera fuerza en ninguna de las seis entidades que han celebrado comicios y ha debido conformarse con el segundo o tercer lugar.
García Portillo explica que este año no podían esperar "milagros", porque estaban en juego estados donde el PAN ha tenido sus peores votaciones históricas y muchos son ultrapriístas.
"El PAN tiene uno por ciento de votación histórica en Guerrero, ahí no pintamos; Baja California Sur es el segundo peor caso que tenemos y el siguiente es Tabasco", explica el secretario de elecciones.
Este año el blanquiazul cayó en el estado de México y en Hidalgo, donde obtuvo 114 mil votos menos que en 1999 y sólo 11.6 por ciento de la votación frente a 32 por ciento de 1999, y en Guerrero, donde bajó su preferencia en 3 mil votos y alcanzó en total 1.05 por ciento.
En otras entidades tuvo una ligera mejora. En Baja California Sur consiguió 3 mil sufragios más que en 1999 y 8.89 por ciento de la votación, y en Quintana Roo 34 mil más, es decir, 22.2 por ciento (frente a 17 por ciento de hace seis años). En Nayarit apenas logró 5.8 por ciento de la votación, después de haber gobernado en coalición con el PRD.
García Portillo afirma que aun con esas cifras está "tranquilo", porque han logrado avanzar en los congresos estatales. Tan sólo en el gobierno del presidente Vicente Fox el PRI ha perdido 19 mayorías.
Desestima los resultados de las encuestas que los colocan en tercer lugar de la preferencia electoral y su argumento es que en 1999 Vicente Fox iba 30 puntos debajo del priísta Francisco Labastida Ochoa y al final se alzó con el triunfo. "Las encuestas son fotografías del momento", arguye.
"Tampoco quiero decir que estoy viendo las cosas color de rosa ni que en automático vamos a ganar. Las derrotas y los triunfos son una mezcla de aciertos y errores", considera.
Por lo pronto, explica que para obtener el triunfo en unas elecciones tan competidas como las de 2006 el PAN deberá poner atención en tres aspectos: estructura de partido, debate de propuestas y elección de candidatos.
Los comicios del 25 de septiembre para elegir gobernador en Coahuila serán los últimos de este año y representan una prueba para que los panistas apliquen estas enseñanzas.
Explica que el PAN tiene estructura en todos los municipios del país, pero no para llegar a todas las secciones distritales y manzanas. En total requiere contar con 380 mil personas para tener la cobertura ideal de representantes.
Apostarán también a una estrategia de detección de simpatizantes y a la promoción del voto cara a cara. Explica que como la competencia va a ser muy cerrada los anuncios de televisión no serán suficientes, porque cuestan mucho más que las estructuras de voluntarios de los partidos.
Considera que este año habrá mayor oportunidad de debatir conceptos y proyectos, a diferencia de 2000, cuando la disyuntiva fue cambio o continuidad. Pondrán en la mesa cuestiones como si deberá haber inversión privada en el sector energético o una reforma laboral.
Dice que también será una campaña de candidatos y por eso pondrán a discusión trayectorias, comportamientos y personalidades de los aspirantes presidenciales, aspectos como "quién es el más corrupto y el menos corrupto", o quien tiene más experiencia para resolver los problemas del país y cómo financiaron sus campañas.